CAPITANA MARVEL: heroína descafeinada
Que Capitana Marvel comience con el logo de Marvel modificado para homenajear a Stan Lee me parece un detalle precioso. Se han cambiado a los personajes que recorrían sus letras para sustituirlos por momentos en los que Stan apareció en público o en sus distintos cameos o apariciones en las adaptaciones a películas de sus cómics. Un prólogo prodigioso.
Y luego empieza Capitana Marvel.
Que Capitana Marvel sea una decepción no es noticia para quien esto escribe. No me fascinan las películas de su productora ni me llaman la atención los cómics de los que vienen, pero eso no me ha impedido disfrutar de algunos de sus títulos, como Capitán América o Iron Man, que consideré espléndida sin esperar nada de ella.
Pero es que, que Capitana Marvel sea una decepción para mí es noticia porque bajo ningún concepto imaginé que iba a aburrirme tanto viéndola, que el guion me iba a parecer tan plano, que su protagonista femenina iba a tener tan poco carisma, que su coprotagonista iba a hacer una vez más lo que ya le hemos visto hacer durante décadas, que los efectos serían tantos y tan pobres… en definitiva, que iba a ser tan mala.
Pero sí, Capitana Marvel deja mucho que desear. Llega un momento en el que lo único que interesa del metraje es el gato tan mono que aparece en cierto momento y que irá teniendo más protagonismo del que parece en un principio.
La historia es de una simpleza enorme. Se trata de recorrer el origen de uno de los personajes del universo de los Vengadores antes de que pertenezca a ellos, con la guerra galáctica entre dos razas alienígenas que llegan a la Tierra para darle un contexto.
Carol Danvers, que así se llama la Capitana, también intentará encontrarse a sí misma porque ha perdido la memoria y no sabe quién es, más allá de variados flashes que le vienen a la mente pero que no completan el conjunto lo necesario para responder las preguntas que se hace.
Capitana Marvel es cine de superhéroes con escenas de lucha, toques de humor y personajes que mezclan ser alienígenas con ser humanos y pasar desapercibidos. Nada que no hayamos visto antes, pero contado peor que otras veces.
Si lo que queremos es una película con una mujer con carácter y con fuerza, estrenándose como se estrena el día 8 de marzo, que últimamente ha adquirido mayor importancia que la que solía tener como fecha reivindicativa, es mejor que acudamos a Wonder Woman. Ella sí tenía una personalidad rotuda y era un ejemplo precioso para todo el público femenino.
Aquí, la Capitana Marvel es una mujer que se viste de superhéroe pero no tiene nada detrás. No hay personalidad alguna interesante, y la actriz que la interpreta, que es maravillosa, que tiene un magnetismo que llena la pantalla, no transmite la fuerza que necesita el personaje.
De hecho, la actriz, Brie Larson, ganadora de uno de los Oscars más injustos de los últimos años, porque La habitación era una joya y pero ella, de nuevo, no poseía la fuerza que el personaje requería, tiene el carisma de una caja abandonada. Es su evidente belleza, su glamour lo que la hace destacar, pero si queremos que Capitana Marvel sea un ejemplo, ella no lo consigue.
Su compañero de batallas es Samuel L. Jackson, un actor que ha demostrado a lo largo de su carrera que es un maestro en el arte del humor socarrón. Y aquí vuelve a ponerlo a prueba para salir victorioso, lo malo es que es un registro que ya le hemos visto tantas veces que satura y en cierto modo agota.
Es su Nick Fury de Capitán América: El soldado de invierno y La Era de Ultrón en Vengadores, pero es como volver a ver a Christoph Waltz en un registro de villano histriónico: Le tocará hacerlo, pero es una pesadez saber a qué atenerte como espectador. Las cartas vienen marcadas desde casa y solo hay que descubrirlas.
Es de esperar que Capitana Marvel entusiasme a los seguidores del sello. Tiene todo lo que pueden pedirle: acción, efectos, humor, actores conocidos dando caña en la pantalla, no necesitan más.
Pero Marvel también ha ofrecido cine más adulto, y en este caso se encuentra a años luz. El resultado de esta película es para un público infantil o juvenil, de edad adolescente sin subir mucho los años. Su guion no permite demasiadas expectativas.
Funciona como cine de entretenimiento, de ese al que se va a comer palomitas a la sala y se deja la película en la misma butaca, una vez que su escena postcréditos, que por supuesto la tiene, haya finalizado.
Pero no le pidáis más porque Capitana Marvel no va a dároslo. Uno llega a preguntarse por qué actores de la talla de Annette Benning dicen que sí a películas como esta. Una actriz que no tiene nada que demostrar pero que ni siquiera aquí está intachable. Es un caso parecido al de Nicole Kidman en Aquaman. Hay decisiones que toma un actor que no se entienden cuando todos sabemos que valen para mucho más de lo que una producción de estas características ofrece.
Lo que sí está claro es que es la última película de la productora en la que Stan Lee hace un cameo. Da penita verlo en la pantalla sabiendo que su apariciones no se repetirán. La lástima es que lo haya hecho en una cinta que no le merece. Porque él lo ha sido todo para Marvel y tendría que haberse despedido con una película más redonda, más perfecta, en la que no fallara nada y de la que sentirnos orgullosos. Pero no es esta.
Silvia García Jerez