EDDIE MARSAN: Nada humano es alienígena para un actor
Que paren el Brexit, es lo primero que nos dice Eddie Marsan, mítico secundario al que llevamos viendo décadas en la pantalla, y de quien acabamos de disfrutar en El vicio del poder y White boy Rick, al comenzar la entrevista con él, Ivana Baquero, la protagonista de El laberinto del fauno, y el director de Feedback, Pedro C. Alonso, que han presentado la película en Madrid.
Y la entrevista comienza así de fuerte porque en la película el personaje de Eddie, famoso locutor de radio, hace una declaración política sobre el Brexit… y además el actor lleva puesta una camiseta alusiva al tema, así que es lógico preguntarle por él.
La película gira en torno a un presentador de un programa radiofónico, continúa Marsan, y en realidad de lo que hablan todas las radios en Londres es de eso, así que cuando desarrollamos el programa en el guion, era precisamente sobre esto. De hecho, tengo un amigo que es un locutor de radio muy famoso, James O´Brien, que tiene un punto de vista similar al de Jarvis en su programa, que es muy duro en sus opiniones políticas y cuestiona siempre los prejuicios y el poder.
Le mostré unos clips de mi amigo a Pedro y él convino en que podía ser un buen ejemplo de lo que queríamos para Jarvis en la película. Además, lo inteligente es presentar al personaje de Jarvis así para luego ir desvelando otros aspectos. Hubiera sido incorrecto hacerlo de otra forma pero también se habría entendido como que alguien que está a favor del Brexit no puede ser de otra manera.

En este punto, Pedro, director y coguionista junto con Alberto Marini, el responsable del guion de El desconocido o Tu hijo, nos admite que es difícil hablar de la película sin soltar spoilers, pero aún así nos cuenta que los personajes con sombras le parecen muy atractivos.
Eso es un material dramático de primer nivel para un actor, expone. Si a un gran intérprete como Ivana, Eddie y el resto del elenco, les dan un buen material lo van a hacer como lo han hecho de bien. Pero sus ambigüedades en la película les daban cosas como personas que luego usaban en la ficción.
La velocidad a la que rodamos también fue importante. Los personajes tienen tres o cuatro horas para descubrir lo que se plantea, y nosotros teníamos un planning de cuatro semanas, que es una locura. Y yo todo eso lo veo en la pantalla, esa energía.
Yo he interpretado a menudo a personajes horribles, como Himmler o un pedófilo en una película con Olivia Colman, recuerda Eddie. Cuando interpretas a malos no los interpretas como villanos, sino como personas con un objetivo que tienen que alcanzar y dejas que el público decida. Yo interpreto a Jarvis como un hombre con un oscuro secreto que es incapaz de gestionar y por eso se ha convertido en activista político.
Además, añade Ivana Baquero, creo que es importante no juzgar a los personajes, sobre todo porque si quieres trasladar esa verdad a la pantalla tienes que venir de un lugar honesto y empatizar con el personaje y, como mínimo, entender por qué ha hecho lo que ha hecho. Luego puedes justificarlo o no, pero tienes que empatizar con ello para retratar la verdad de ese personaje.

A mí me interesaba mucho la historia de Claire, afirma Ivana, porque hay un lado que, igual no se ve reflejado en la película, pero tras vivir unos eventos traumáticos, qué fue lo que falló en las instituciones para que ella no pudiera superarlo. Entonces sí hay cosas que hay que denunciar, pero pero cada mujer vive su proceso y a veces es importante perdonar para poder superar.
Eddie aporta su punto de vista con respecto a tener que empatizar con el personaje siendo un actor: Siempre puedes empatizar con un personaje en el sentido de que nada humano es alienígena para mí. Eso es lo primero que tienes que pensar. Evidentemente no voy a llegar a los extremos a los que llegan algunos de los que he interpretado, pero puedo entender las razones por las que hacen lo que hacen.
Cuando interpreté a Himmler me fijé en lo que quería conseguir y me centré en eso y para el espectador verlo es todavía más terrorífico. No puedes convertir al personaje en una pantomima porque entonces el público no se cuestiona al personaje, pero si lo haces creíble es algo terrible para quienes lo están viendo.

Respecto a trabajar en un espacio tan pequeño, Pedro nos cuenta que lo claustrofóbico fue el tiempo de rodaje. Al ser todo decorado está diseñado para que técnicamente podamos rodar. El estudio de radio que veis como una pieza tan sólida es una especie de Transformer que tirabas de palancas y empezaban a moverse cosas, y lo desmontabas por la mitad, levantabas techos, separabas paredes, desmontabas cristales… si no hubiese sido así hubiese sido imposible rodar la película.
De hecho, si te digo la verdad, para mí el estudio es un pelín grande. A mí me gustaría que fuese todavía un poquito más pequeño. No está mal, pero yo lo hubiese dimensionado todavía a algo menor.
Yo creo, continúa el director, que más o menos acusó en todos nosotros esa sensación de encierro y de claustrofobia y de estar viendo el mismo sitio un día y otro día y otro más, algo que utilizamos para contar la película, porque tuvimos el privilegio de contar lo que sucede en el estudio de radio de manera cronológica. Y eso fue una maravilla, nos dio a todos mucho control sobre lo que estábamos haciendo, sobre el desarrollo de los personajes y sobre el tempo de la película.
Polvoriendo y súper caluroso, dice Marsan que fue el rodaje para él. Y en concreto una escena en la que su personaje está especialmente estrecho. Esa escena la hicimos en un día. En el estudio no fue realmente claustrofóbico porque las cámaras tenían que entrar y salir y había sitio para ellas. Parece claustrofóbico, pero no lo fue.
Silvia García Jerez