ROBERTO ÁLAMO: ‘Tiempo después’ es el presente
Roberto Álamo es el protagonista absoluto de Tiempo después, la película coral que estrena José Luis Cuerda en plenas navidades, el 28 de diciembre. Se trata de una comedia surrealista en la que el director no deja títere con cabeza, en la que todos los estamentos son criticados y nadie, ni rico ni pobre, queda a salvo de su mirada con lupa y sus observaciones con retintín. Roberto Álamo interpreta, en esta continuación del universo de Amanece, que no es poco, un papel complejo del que en esta entrevista nos habla y nos cuenta cómo se preparó y cómo ha sido para él rodar con José Luis, con ese genio de la comedia que es Carlos Areces, y con su queridísimo Antonio de la Torre.
La Cronosfera: Enhorabuena, porque la película me tiene loquísima.
Roberto Álamo: Es muy loca, como tú dices, es maravillosamente loca. Como el universo de Cuerda, que es un universo loco pero absolutamente consciente de lo que pasa.
La Cronosfera: ¿Te despiertas cada mañana gritando Kikirikí desde el rodaje?
Roberto Álamo: Fíjate, ¿sabes por qué es lo del Kikirikí?
La Cronosfera: No.
Roberto Álamo: Porque había una imposibilidad en ese edificio, y era que la puerta principal no era una puerta, era un cristal, se entraba por los lados. Entonces, a la hora de rodar, llegamos allí y dijo Cuerda: Anda, si no hay puerta. Y preguntó: ¿Es posible hacer una puerta ahí? Y le dijeron que no. Porque era un edificio de verdad y era una cristalera enorme. Entonces me dijo: Ya está, llegas y te teletransportas. Dices Kikirikí y ya cambiamos el plano y ya estás dentro. Y dije: Vale. Porque como existían los precedentes de Así en el cielo como en la tierra y de Amanece que no es poco, sabías que eso era una locura permitida dentro de su cine.
La Cronosfera: ¿Qué fue lo que pensaste cuando te llegó el guion? ¿Flipaste?
Roberto Álamo: Sí, claro. Pero, insisto, con los precedentes te podías hacer una ligera idea de lo que esa locura podía ser en manos de Cuerda. Entonces lo leí, y había cosas que entendía y cosas que no, y las que no pensé que luego Cuerda lo montaría bien. Y efectivamente, yo creo que la película se entiende. Se entiende de lo que habla, se entiende que hay una brecha. La excusa es que es futuro, pero es el presente. Hay una brecha entre los que no tienen nada y los que tienen algo y son poderosos. No hay un paso intermedio.
La Cronosfera: Tiene un lenguaje muy de Cuerda, muy sonoro, muy rimbombante. ¿Hasta qué punto ha sido para ti estudiarte todos esos diálogos?
Roberto Álamo: Joer, la mayoría de ellos los estudié, pero había algunos diálogos que realmente… Los personajes de Cuerda de esta película en concreto, como los de Amanece, que no es poco, no son seres humanos al uso, son conceptos. Conceptos que hablan. Yo tengo un problema, y es que cuando no puedo enganchar emocionalmente con un personaje me bloqueo y me resulta difícil aprenderme el texto. Así que le dije a Cuerda: ¿Puedo hacer un Marlon Brando? Y me dijo: ¿Qué es eso? Y le contesté: Apuntarme los textos y ponerlos debajo de cámara, en la espalda de un compañero, o puesto en una pared, y así me ayuda a no estar inseguro. Y me dijo: Bueno, si no se nota… Y si ves la película no se nota nada. Y casi todo lo que digo lo estoy leyendo, aunque me sepa el texto. Por seguridad.
La Cronosfera: Es una película que se cuenta de la manera más seria posible. Y todo lo que decís es muy gracioso. ¿Tuvisteis que cotar mucho por las risas?
Roberto Álamo: No tanto. Aunque nos divertíamos mucho y nos reíamos muchísimo. Pero no fue tanto el cortar como el reírse del resultado una vez que lo hacías. Lo veías en combo y era muy gracioso pero en rodaje no cortamos tanto.
La Cronosfera: El reparto es alucinante, pero cuando entra Carlos Areces…
Roberto Álamo: Es la hostia.
La Cronosfera: Desde luego. ¿Cómo habéis trabajado juntos?
Roberto Álamo: Muy bien. Es que Carlos tiene un don. Es un actor extraordinario. Es un actor actor. No ya cómico dramático, es un actor. Pero además tiene una virtud, y es que la comedia la domina absolutamente. Y con Carlos, fíjate, sí me daba la risa. En muchas ocasiones. Me daba la risa porque me hace mucha gracia lo que hace y cómo lo hace.
La Cronosfera: ¿Se te da bien hacer limonada?
Roberto Álamo: No, nunca he hecho una limonada. No, además las que salen en la película ya estaban hechas. Pero me parece curioso que eligiera el limón como símbolo. No le he preguntado por qué, la verdad.
La Cronosfera: Todos los personajes en la película son muy cultos pero el tuyo en concreto es el que tiene los ojos abiertos y el que le abre los ojos a los demás.
Roberto Álamo: Sí, yo no tengo tan claro que mi personaje sea el revolucionario. Lo es, porque es el que de alguna manera inicia esa revolución, pero tampoco la inicia convencido. Él no va a hacer la revolución, él simplemente quiere que esa brecha de la que hablábamos antes se acerque. ¿Cómo? Ampliando su negocio, que es vender limonada a aquellos que no tienen nada.
Hay una peli que se llama Kes, de Ken Loach, que es su primera peli, donde un niño inglés tiene un halcón y quiere enseñar a ese halcón a volar en libertad. La película habla de eso. De que ese niño de 12 años, ese es su intento, y ni su mamá, ni su hermano, ni el profesor, ni el Concejal de Urbanismo le dejan adiestrarlo. Como símbolo de la libertad. En ese sentido me recuerda al personaje de la película. Ese niño quiere cambiar las cosas sin saber que está iniciando una revolución. Mi personaje tampoco lo sabe, pero una vez que la inicia se siente cómodo y dispuesto a cambiar las cosas.
La Cronosfera: Me llama mucho la atención cómo plantea la juventud, porque son igual de cultos que los adultos pero en el fondo igual de pasotas que ahora.
Roberto Álamo: Sí, sí, efectivamente. Es maravilloso que ponga eso para que la gente lo vea. Es verdad que ni mucho menos todos los jóvenes son como los de la película, pero hay muchos jóvenes, no ya los ninis, sino los que tienen estudios y trabajo, que no se pringan en nada.
La Cronosfera: ¿Cómo ha sido el reencuentro con Antonio de la Torre?
Roberto Álamo: Con el hermano Antonio. Siempre es bueno el reencuentro. Ojalá nos encontremos en más películas. Hemos trabajado tanto… hemos hecho teatro juntos, películas, hemos coincidido en una serie, y es una maravilla.
La Cronsofera: ¿Y cómo ha sido trabajar con José Luis Cuerda?
Roberto Álamo: De lo más normal, tía. De lo más normal. A José Luis no le gusta ensayar y si dices el texto correctamente y vas donde tienes que ir, de la marca a la marca, a él le parece bien. No se come el coco. No es un director de actores al uso, que habla con el actor y le explica el razonamiento del personaje… por lo menos en esta película, porque yo no he trabajado con él antes, quizá porque esta tiene este tipo de humor. Muchos de los días que rodamos, gran parte de ellos terminamos un par de horas antes de la hora estipulada. Incluso un día terminamos cuatro horas antes. Porque no suele repetir. Es su manera de actuar y además te hace sentirte cómodo porque confía en ti.
La Cronosfera: ¿Por qué este tipo de películas no tiene reconocimientos en los premios?
Roberto Álamo: Sí, no lo sé. Pero no solamente en España, sino en todo el mundo, yo creo. O por lo menos en los festivales, en los Goya, en San Sebastián, Cannes, en los César franceses, Venecia, en todos los festivales la comedia parece que no es premiable. Y las razones, por muchas vueltas que le demos, parece que la comedia es más fácil o… no lo sé, pero es así.
Si te paras a pensar, el primero de los Goya que me dieron, que tengo dos, me lo dieron por un personaje cómico que al final tenía su lado sensible, pero me dieron un premio, y eso es una rara avis.
La Cronosfera: Pero es que incluso en Málaga, tampoco.
Roberto Álamo: Efectivamente, tampoco. Y no sé cuál es la razón.
Silvia García Jerez