EL GRAN DESPIPOTE: Humor y magia
El gran despipote es el espectáculo teatral de estas navidades. Que sí, que se sigue representando El rey León (de hecho en El gran despipote hay un chiste respecto a la obra que puede verse en la misma calle Gran Vía) y continúan el éxito de Billy Elliot, en el Nuevo Teatro Alcalá, y el de West Side Story, en el Calderón, pero mientras éstas van a seguir estando en cartel, El gran despipote podrá verse en el cine Capitol únicamente hasta el 7 de enero.
Por eso es el espectáculo de estas navidades, independientemente de que el espectador que la vea la califique como tal.
Se trata de una producción de Jorge Blass y de un guion del monologuista J. J. Vaquero, un tipo más bien irreverente en sus textos que en este caso está de lo más comedido. La audiencia infantil obliga.
Y es que El gran despipote es un espectáculo que mezcla la magia, -por eso la producción y el diseño de los números corre a cargo de un nombre mítico en dicho campo-, con el humor, para hacer una parodia del mundo de Harry Potter con los tres personajes protagonistas de la saga, Harry, Hermione y Ron, adaptados a sus modelos adultos, en lo que serían sus personalidades de mayores, y dentro del ámbito español, convertidos los tres en Jarry, Herminia y Ronaldo.
Todo ello firmado por J. K. Reyes, es decir, la autora real de las novelas de Harry Potter, que es J.K. Rowling, transformada en un personaje interpretado por el humorista Joaquín Reyes, que tendrá un protagonismo especial en la historia más allá de ser la creadora de ese universo.
Aunque cierto es que la historia de El gran despipote no tiene mucha complicación. Se basa fundamentalmente en que Ronaldo quiere ser un gran mago pero es tan malo que hasta el juez le ha sentenciado a que solo pueda hacer magia bajo la supervisión de un adulto.
Mientras, el romance entre el gran Jarry y la estupenda Herminia, ambos grandes magos, el primero con millones de seguidores en InstaTachán, sigue adelante, para desesperación de Ronaldo, que sueña con tener a su lado a Herminia, para lo cual hará un pacto con Bordemor con el fin de conseguir que sus deseos se hagan realidad.
Una historia que, a la par que se va contando, va desplegando magia y humor. Eso sí, más magia que humor, porque mientras que éste no acaba de funcionar demasiado bien, lo cierto es que la magia tiene un fundamento mayor.
A medio camino entre números infantiles y adultos, lo cierto es que como espectáculo de magia funciona mejor que el humor que continúe. Hay un par de trucos capaces de levantar aplausos en toda la platea, y eso se agradece, y en las ocasiones en que éstos son más infantiles, lo cierto es que en sus contextos también funcionan, caso de las varias piernas o los brazos alargados que en determinados momentos hacen sus apariciones.
También, si de apariciones hablamos, hay que contar la importancia de la pirámide situada detrás del escenario, que ultiliza la pantalla de la sala del cine que realmente es para proyectar los vídeos de las celebridades que van a ir participando en el show. Desde David Broncano hasta el ya citado Joaquín Reyes, pasando por Ignatius Farraday o el creador del guion del espectáculo, J. J. Vaquero, que cuenta con un papelito también en el desarrollo de la historia.
Una hora y media de espectáculo navideño para hacer las delicias de un público que pase por la Gran Vía y que desee disfrutar de un rato en compañía de unos personajes que ya son viejos conocidos de todos pero que están representados en una versión que nunca antes habías visto.
Silvia García Jerez