Vengadores: Infinity War: The Power
Vengadores: Infinity War es ‘Pure Power’. Empecemos por el poder de Marvel Studios, capaz de reunir en una única película, a golpe de contrato, a todos los héroes, ‘marvelianos’, podríamos decir, que hasta la fecha han poblado la pantalla de cine. Pocos faltan, casi ninguno. Incluyamos en los listados a secundarios y a aquellos de los de ‘yo pasaba por aquí’. A juzgar por el comienzo, y por el plantel de rostros conocidos, Vengadores: Infinity War más bien parece una de esas películas de catástrofes en las que Charlton Heston siempre tenía algo que decir. Bueno en El Coloso En Llamas, que por cierto la pasan este domingo en Filmoteca Española, no sale el que también fuera en la misma historia tanto simio como astronauta.
Del espacio exterior vendrán… y hecho morado cisco todo dejarán.
Es un hecho. La todopoderosa Disney, que lo mismo se vende a Pixar, que compra Fox (atención spolier: ¿a qué película viscosa se hace referencia en la última de Los Vengadores?), que seduce a la factoría del fondo rojo y la imaginación interplanetaria para deleite de propios y exhibidores. Reconozcámoslo, ha sabido estar más callada que la dueña de Annabelle ante el hecho de que los responsables de que el encontronazo entre Iron Man y Capitán América fuera más bien una regañina, los hermanos Russo firmen también cuarta de Vengadores y hayan jugueteado con todos los quesitos, o gemas, del trivial Marvel. Igual es porque saben que al final una batalla no es toda una guerra. Mientras estés en el tablero, sigues jugando. ¿Verdad, Alicia?
Poco juego con esto del fin de universo. Los paisajistas y arquitectos de Wakanda se las van a ver y se las van desear para poder reponer las toneladas de árboles, arbustos, follaje, adoquines, hormigón, cemento y césped que se, digamos, deteriora en Vengadores: Infinity War. Con un bricomania nos da que no da. Aunque por pasta recaudada para reformas no va a ser tampoco.
Que siga el despliegue de poderes: El poder de una narrativa emparentada con las mejores entregas de esa saga de las galaxias en la lontananza espacial; por cierto cada vez más infantil y menos marcial. El poder de un montaje a todo speed, lleno de ritmo y capacidad de espectáculo. El poder de un guión trepidante. Que igual no satisface a todos los amantes del cómic, pero que irradia pasión, épica y humor. El poder de unos efectos especiales en los límites de la casi ilimitada Industrial Light & Magic. El poder del perfecto combinado de personajes. El poder de hasta reírse de uno mismo. El poder de enanos gigantes. El poder de capas autosuficientes, de hermanas torturadas. El poder de bellos ángeles piratas, de distintos planos de realidad, de extraterrestre/cefalópodo animado. El poder de adolescentes de madera Arcade. El poder de morados malos malisimos… en fin: The Power.
Sí, porque Vengadores: Infinity War, incluida su escena, ¿cómo no? post-créditos, tiene el poder de combinar todos los elementos mencionados y muchos más. Creando una espiral de apocalipsis comiquero de oscuros tintes, batallas brutales, reencuentros esperados e inesperados… Ostentando el difícil poder de dejarte pegado a la butaca. Aunque puedas acabar hecho cenizas. Bueno, en un capitulo final de temporada de la ochentera Dinastia pasaba casi igual y fueron al final más de 200 capítulos. ¡Larga vida al power!
Luis Cruz.