WISH: EL PODER DE LOS DESEOS – 100 años de leyenda
Wish: El poder de los deseos es la película homenaje de Disney a Disney. La compañía cumple 100 años y se ha querido regalar una historia que, aún siendo independiente de las anteriores, reúna la magia y el universo que ha ido desplegando durante todo este tiempo la empresa que dio comienzo con un ratón, haciendo menciones a lo largo de la película de otras que haya estrenado en todo este tiempo (Vais a reconocer guiños a Bambi, El Rey León, La sirenita…). Y también es el estreno de Disney de las navidades, todo junto.
Wish, deseo en español, es lo que tiene cada uno de los habitantes de Rosas, el reino donde viven Asha y su familia. Gentes de toda procedencia son acogidos allí con una sola condición: su rey, Magnífico, les impone que al cumplir la mayoría de edad le entreguen su sueño más preciado para él guardarlo en unas bolas entre azules y transparentes, de modo que estén a salvo. Periódicamente, cuando él lo considere, concederá uno, y así su pueblo seguirá sintiendo la devoción habitual hacia él. Con lo que no cuenta es con que Asha, que tiene la posibilidad de trabajar con su Majestad, descubra el secreto oculto que hace que Magnífico se mantenga en el poder. Al ser consciente el monarca de que se lo ha revelado no le dará el trabajo, pero, también le asegura, jamás hará realidad los deseos de su familia.
Hundida, Asha pide un deseo en el bosque, con tal fuerza que una Estrella se materializa para ayudarla. Quiere revertir la situación que viven en Rosas, pero cómo hacerlo sin desvelar lo que sabe. Imposible. Poco a poco, la familia de Asha y sus amigos se pondrán de su lado para echarle una mano a esa muchacha que sólo quiere que la gente de Rosas sea lo feliz que se merece.
Rosas, la isla imaginaria de Wish, está en el extremo sur de la península ibérica y por eso su diseño tiene tanta influencia española. Desde la inspiración arquitectónica -el Alcázar de Sevilla, la Torre del Oro, la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada- hasta los temas musicales, en los que se utilizan castañuelas y guitarras españolas. La danza contemporánea o el flamenco, con coreografías del bailarín español Antonio Najarro, también tienen su incursión en la cinta dirigida por Chris Buck y Fawn Veerasunthorn, codirector de las dos partes de Frozen el primero, principiante en la dirección de largometrajes el segundo.
Entre los dos consiguen hacer de Wish: El poder de los deseos una película deliciosa. No es una de las grandes del estudio, tal vez no sea recordada como tal, pero sí es una película muy bonita. Y muy importante debido al mensaje que traslada. Envía una moraleja espectacular: no dejes que nadie te quite tus deseos porque son lo que te hace ser tú mismo, y sin ellos eres una persona triste y sometida, esclava de alguien que te tiene a su merced. Casi nada.
Todo esto lo cuenta Wish: El poder de los deseos envuelto en un cuento de hadas lleno de canciones. La marca Disney no las abandona, seria raro que lo hiciera. Pero sí, es muy curioso que dulcifique del modo habitual una declaración de principios, una moraleja, tan importante para la vida. Y su medio para conseguirlo es el de un personaje invitado que tal vez sea el mejor de la película: el de Estrella, o el de la estrella que ayuda a Asha en su aventura, una monada llena de chispa y de alegría que hará que la protagonista y sus amigos sean conscientes de la lucha que deben llevar a cabo. Es un diseño simple, una estrella no puede ser muy complicada de plantear, que no habla, sólo emite algún ruidito que apostilla lo que sus expresivas puntas, a modo de manos y pies, expresan con sus movimientos. Es graciosísima, y de lo más cuqui.
Porque Wish: El poder de los deseos, cuenta con un personaje fabuloso: Magnífico, el villano. Un Chris Pine pletórico que incluso canta estupendamente los temas que le tocan, pero al ser el malo de la función es mejor fijarse en la estrellita, que es la mejor de entre los personajes positivos. Pero no hay que quitarle méritos a Pine. Ariana DeBose, la ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria por West Side Story, cantaba allí y lo hace aquí, porque le presta su voz a Asha en la versión original, y lo cierto es que Pine la supera con creces. Es que está muy bien el trabajo de quien ya lo bordara en estas lides en la espléndida, aunque denostada, Into the woods. La canción This is the thanks I get es un prodigio y él saca un sobresaliente interpretándola.
Colorida, divertida y positiva, así es Wish: El poder de los deseos. Disney ha creado una película espléndida, de las mejores que ha producido en los últimos años, que han sido, admitámoslo, bastante flojos, caso de Mundo extraño, su estreno anterior, que supuso una auténtica decepción. Encanto, la previa a esa, tuvo mayor calidad pero poca repercusión y ni siquiera Frozen II funcionó demasiado bien. El estudio no está en horas altas y aunque Wish es deliciosa no parece que vaya a tener demasiada aceptación. Eso sí, a quienes vayan a verla les aconsejamos quedarse a los créditos finales, que son una gozada, no sólo la secuencia de créditos, también el rollo final, que están seguidos, una vez más, porque eso de que haya secuencia de créditos inicial en el cine norteamericano parece que ya sólo sirve para las películas de James Bond. En Wish les han quedado preciosos, verdaderamente emocionantes, tanto como conocer a la estrella de esta película, que saluda desde el cielo al creador del estudio, ya centenario, que la hecho posible.
Silvia García Jerez