VIEJOS: Ancianos inquietantes
Viejos es una película sorprendente. Para bien. Desde su inicio vamos sospechando de todo, y eso es bueno. Pasará esto, los personajes harán lo otro… y nunca pasa lo que crees ni por la razón por la que imaginas que ocurre. Así que Viejos tiene muchos puntos a su favor.
Viejos es la historia de Manuel (Zorion Eguileor), quien tras un suceso horrible se ve forzado a vivir con su hijo, Mario (Gustavo Salmerón), su nieta Naia (Paula Gallego) y la nueva esposa de su hijo, Lena (Irene Anula), a la que ni soporta ni respeta. El ambiente de este hogar no invita a quedarse mucho tiempo, aunque Manuel no tiene más opción. Discusiones, malas caras… y algo extraño, indefinible, recorre el día a día en esa casa. Desde que Manuel vive allí nada es igual. Ni lo volverá a ser.
Tras la estupenda La pasajera, que puede verse en filmin y en Prime Video, donde ha sido uno de los mayores éxitos de las últimas semanas gracias a sus más de 300.000 espectadores, llega a los cines el segundo proyecto que dirigen Fernando González Gómez y Raúl Cerezo. Sólo en los cines Odeón de toda España, en ninguna otra cadena, todo hay que aclararlo. Esto se debe al acuerdo previo para estrenarla en exclusividad en plataforma y al intento incansable de sus responsables de que, aún así, se viera en la gran pantalla. Porque una vez que se cierra la ventana doméstica, con acceso a los dispositivos que el consumidor disponga, habiéndose saltado la de los cines, ésta queda descartada para traerla de vuelta.
Pero afortunadamente no solo los espectadores de Sitges han podido disfrutarla en salas, también quienes tengan acceso a esa cadena de exhibición podrán acercarse a conocer a estos Viejos. A Manuel y a los demás.
Viejos. Esa palabra tan peyorativa que a veces da tanto miedo. La vejez da miedo. Llegar a ella y no llegar. Es un tabú en esta sociedad. Tercera edad, ancianos, abuelos. En realidad no sabemos muy bien cuál es la mejor definición porque todas son malas. Abuelos es más tierna. A los abuelos se los quiere mucho. O eso se dice… porque muchas veces no se demuestra. Ni en la vida real ni, por supuesto, en el cine. El cine adulto apenas se produce y si la película está protagonizada por ancianos, ni con el reclamo de los Oscar tienen tirón. El irlandés, ese monumento confeccionado con fotogramas, para muchos era una película protagonizada por ‘señoros’. Amor, de Michael Haneke, era una película de ‘yayos’. Y para ‘yayos’. Por poner un par de ejemplos de cine mayúsculo que merecía las más altas cotas de admiración. El público joven no tenían interés en ellas. Solo quieren diversión y ni una ni otra la ofrecían. No de la manera en que tradicionalmente se asume.
Ahora Viejos llega para intentar lo que aquellas no lograron. Aclaremos que no tiene el mismo nivel, pero tampoco lo pretende. Y lo que no tiene es el mismo género. Porque ancianos en dramas no, pero ancianos en terror con mezcla de ciencia ficción… ahí la cosa cambia. Ya lo demostró La abuela, de Paco Plaza, que también hablaba de la vejez desde este prisma, y el testigo lo toma Zorion Eguileor, aquel actor que deslumbró al mundo respondiendo a casi todo ‘Obvio’ cuando el personaje de Iván Massagué le preguntaba cosas en la sensacional El hoyo. Zorion, gracias a esa película, se convertía en un mito.
Y ahora con Viejos pasa a ser una leyenda. Porque está sensacional en una película que nunca sabes por dónde te va a llevar, y esa es su mejor baza. Porque el cine independiente que lo tiene a él como protagonista es hipnótico: necesitamos saber qué pasa, qué ocurre aquí, qué pistas nos va a ir dando Manuel. Y Zorion es un maestro aportando misterio.
Viejos comienza con un prólogo impactante y pasa, como siempre en el género, a presentarnos la situación que se genera de este hecho. En este tramo inicial la película desconcierta, pero no le cuesta coger el ritmo e ir subiendo, ya sin parar, hasta un clímax que recuerda a REC, de Paco Plaza y Jaume Balagueró. No es lo mismo, ni parecido, aquí no hay zombies, pero hay una escalera que nos va a provocar la misma claustrofobia.
Aquí ya los Viejos, Manuel y los demás, infunden todo el respeto que el drama les arrebata para mucho público enfrentado a la realidad de hacerse mayor, y los efectos visuales que contiene la película van a terminar de convencer a los amantes del fantástico. No será una cinta perfecta pero tiene un encanto especial y deja un poso perturbador tan fascinante que acabamos rendidos a la propuesta. Al final del recorrido te habrá merecido la pena. La habrás disfrutado y la querrás recomendar. Es, desde ya, puro cine de culto.
Silvia García Jerez