VALOR SENTIMENTAL: Removiendo el pasado
Valor sentimental es, posiblemente, el título de cine europeo más esperado de lo que queda de año, porque es el nuevo trabajo del director danés Joaquim Trier después de que en 2021 estrenara La peor persona del mundo, protagonizada, al igual que ésta, por Renate Reinsve, que ganó el premio de interpretación en aquel año del certamen. Director y actriz se han convertido en una marca de calidad dentro del cine que se hace en nuestro continente, y también ver el resultado de su nueva colaboración es algo que convierte a la película en objeto de deseo de los más cinéfilos.
Si en La peor persona del mundo Trier y Reinsve se adentraban en las relaciones de pareja y en lo complicado que puede resultar elegir bien con quien estar, en Valor sentimental vuelven a poner el foco en las relaciones, pero en esta ocasión en las familiares. En los vínculos afectivos rotos por lo ocurrido tiempo atrás, por las heridas que los actos de los antepasados han dejado en ellos.
Nora (Renate Reinsve) y Agnes (Inga Ibsdotter Lilleaas) son dos hermanas que viven sus vidas con normalidad hasta que llega a su casa su padre (Stellan Skarsgârd), un director de cine con mucho prestigio del que han estado mucho tiempo desconectadas. Ahora, Gustav pretende rodar un guión que acaba de escribir y que sabe que le ha quedado muy bien, pero quiere que su hija Nora, actriz profesional, sea la protagonista.
Con el pasado volviendo a rondar sus pensamientos, Nora no acepta la propuesta. Ni siquiera va a leer el guión. No quiere saber nada de su padre, así que éste se lo ofrece a una Rachel Kemp (Elle Fanning), actriz famosa en Hollywood a la que acaba de conocer y que lo admira con devoción. A partir de entonces se entablará una relación entre los cuatro que traerá al presente muchas de las cosas sucedidas en tiempos pasados.
Valor sentimental fue una de las vencedoras del pasado festival de Cannes. Obtuvo el Gran Premio del Jurado, que es el equivalente a la medalla de plata del certamen, quedando por debajo de la Palma de Oro, que fue a parar a Un simple accidente, de Jafar Panahi, y por encima del Premio del Jurado, que fue otorgado ex aequo a la alemana Sound of falling, Mascha Schilinski y a la española Sirat, de Oliver Laxe.
Con semejante carta de presentación, Valor sentimental se afianza en la cartelera como una opción de lo más llamativa y quienes quieran averiguar hasta qué punto mereció haber sido tan aupada en el palmarés del considerado como el festival de cine más prestigioso del planeta se acercarán a los que la proyecten, sólo para comprobar que la película realmente colosal, y la que habría debido ganar la Palma de Oro en 2021, era La peor persona del mundo.
Porque era un prodigio que mezclaba frescura con clasicismo, originalidad en su narrativa con la tradición de hablar de la pareja desde los lugares más íntimos, y tenía a una Renate Reinsve en un papel irritante pero divertido y muy soportable. Podría resumirse en que la película era un reto del que su equipo salió más que airoso, habiendo logrado una genialidad irrepetible.
Valor sentimental es, a todas luces, un intento de volver a conseguir lo que sólo se obtiene una vez. Aquí no hay frescura, hay un relato lineal que no opta por narrativas juguetonas y que se sumerge en una continua tragedia de la que pretende salir airoso escudándose en la grandeza del arte. Del séptimo en concreto.
Y no lo logra como desea, porque si bien cuenta con momentos asombrosos y un desenlace que deja marcado tu estado de ánimo, el conjunto de la obra es reiterativo y con tramos tediosos que no dan continuidad fluida a una historia que requiere de menos metraje con información más condensada. La importancia del pasado en la película es enorme y pasa un tiempo excesivo regodeándose en las heridas de la protagonista sin sumergirse en las entrañas de las razones por las que ha llegado a estar de esa manera.
Una protagonista de nuevo insufrible pero en esta ocasión para mal. Renate Reinsve regresa a ese perfil que ya la ha hecho popular de persona insoportable, por una razón, de acuerdo, pero no deja de ser alguien, en la ficción, a quien no podemos aguantar. Se está encasillando en ese tipo de personajes odiosos, ya que este mismo año la vimos en otro de asombroso parecido con estos en La profesora, y empieza a resultar agotador tener, como espectador, que justificar, por las causas que nos expone el guión, que su carácter sea más bien exasperante. Sus compañeros de reparto están espléndidos.
Stellan Skarsgârd, la estupenda Elle Fanning, que tiene momentos inolvidables, y sobre todo ese descubrimiento que es Inga Ibsdotter Lilleaas en una interpretación tan sutil como brillante, están maravillosos. La película vale la pena verla sólo por disfrutar de sus trabajos.
Pero pensar que Valor sentimental le ganó a Sirat en el palmarés de Cannes 2025 es desacertado. Tal vez consiguió el premio porque La peor persona del mundo sólo logró el de mejor actriz y la película se convirtió en un film de culto que mirando hacia atrás debió haberse hecho con el que obtuvo ésta ahora. Comparadas este año, Sirat es muy superior. En todo. Técnicamente, en la atmósfera que logra y en el poso que deja. Valor sentimental es una película que no pasa de ser interesante y de tener algunas de las mejores interpretaciones del año, pero su brillantez es menor.
El poder reconciliador del arte que tiene a la película como eje central es evidente en conjunto del relato, y es muy bonito ver cómo Trier lo expone pero el camino para llegar a mostrarlo en su totalidad es arduo y se hace difícil no discrepar con algunas decisiones del guionista y director. Aún así no deja de ser una buena noticia que por fin nos llegue a la cartelera una de las películas más esperadas del año.
Silvia García Jerez

