EL TIEMPO DE LAS MOSCAS: Tras los pasos de ‘Tuya’

Que Claudia Piñeiro es una escritora asombrosa es un hecho comprobable cada vez que publica un libro. Con El tiempo de las moscas vuelve a demostrarlo.

Portada de ‘Tuya’, la novela de Claudia Piñeiro

Pero vayamos al origen de esta novela, que es Tuya (Alfaguara, 2010), una historia corta en la que nos presentaba a la protagonista de la que luego será su secuela, Inés Pereyra. A ella y a su hija, Lali, que viene de Laura, pero llamada Lali como diminutivo familiar en una familia que nunca lo fue, algo que Inés no quería ver. Ella, entregada a Ernesto Pereyra, su marido, un señor muy trabajador, en su oficina, con su secretaria… Todo muy convencional, pero todo muy falso. Y una hija adolescente con un problema enorme al que sus padres tampoco prestan atención. Para ellos, Lali está gorda, a ver si adelgaza, pero con esa vida que lleva no parece probable.

Un buen día Inés descubre un mensaje clarificador, un corazón dibujado con pintalabios con un ‘Te Quiero’ cruzado y firmado con la palabra ‘Tuya’ dentro de un maletín de Ernesto. Ya no se necesitan más pruebas pero ella trata de aparentar lo que no es para seguir en un matrimonio que ya sabe que es una farsa. A ella le da igual. Hasta que deja de dárselo y sigue a Ernesto para saber quién es ‘Tuya’. Y eso va a dar lugar a una novela de suspense al mayor nivel que el género puede proporcionar.

Tuya es una obra maestra. No sólo como planteamiento, en su argumento, también en su narrativa. Capítulos cortos con frases cortas que te llevan rápidamente de un escenario al siguiente, en el mismo párrafo. Claudia domina la elipsis de una frase a la que le sigue de una manera espectacular. También compone la historia a base de capítulos en los que leemos conversaciones pero no sabemos quiénes las mantienen. Ya lo descubriremos y va a ser algo muy importante, fundamental para la trama secundaria de la novela. Y Claudia también domina esa parte. Es una escritora fabulosa.

Portada de El tiempo de las moscas

Ahora, en 2023, la editorial Alfaguara ha reeditado la novela con motivo de la publicación de su segunda parte, El tiempo de las moscas. En él vamos a reencontrarnos con Inés pero quince años después del final de Tuya, tras haber pasado por una experiencia que ella misma se buscó pero que no es precisamente lo más recomendable en la sociedad. Ahora tiene una nueva amiga con la que empezar de nuevo, La Manca, una mujer con la que va a trabajar de manera conjunta, en la misma empresa, MMM, Control Inofensivo de Plagas, pero en cometidos completamente distintos: Inés fumigando para clientes preferiblemente de sexo femenino -aunque si aparece alguno de sexo masculino no le dirán que no porque no está bien-, y La Manca investigando encargos, sobre todo los que vienen de parte de mujeres que no se fían de la fidelidad de sus maridos. Y La Manca suele acabar dándoles a ellas la razón con una o varias pruebas que utilizar en sus juicios.

Aparentemente, que el nombre de la empresa sea ese no une el oficio de La Manca en su significado, pero ella lo justifica asegurando que ‘quién está totalmente limpio si se busca a fondo’. Hay que investigar… y luego también que fumigar. Doble sentido, nombre perfecto para la empresa.

Las dos amigas viven al margen del pasado que las ha unido hasta que una clienta muy especial solicita la presencia de Inés en su lujosa casa. Susana Bonar se llama, conocida periodista televisiva a la que Inés no conoce porque no tiene televisión. Le hace una petición que tiene que ver con la fumigación pero que no se centra precisamente en ella. Y su petición va acompañada de dinero. Mucho dinero. El que Inés quiera, sin límite.

Pero Inés se lo tiene que pensar. No quiere tener problemas ya que su pasado ya la acecha bastante, pero su amiga está enferma y necesita mucho dinero para operarse. Y la tentación de aceptar el encargo propuesto es fuerte. Tendrá que consultarlo con su amiga. Ninguna hace nada sin la aprobación de la otra. Y eso, además de bonito, es práctico. Ahora tendrán que decidir si quieren enfrentarse a un potencial problema o si quieren seguir con su vida… sin apenas dinero para afrontar una enfermedad que no resulta barato curar.

El tiempo de las moscas cuenta con una narrativa mucho más tradicional que la de Tuya. Su prosa no es tan acelerada ni tan directa, es reposada, descriptiva, muy diferente de la novela que la precede. Eso está bien, la continuidad es obligada en el fondo, no en la forma. Pero también es cierto que de este modo a Claudia le sale una obra más larga de lo debido, con capítulos como los del CORO que podrían eliminarse sin que las tramas se vieran debilitadas. Podría contar lo mismo con menos páginas, sin ser redundante, yendo más al grano. Aunque hay que reconocer que los capítulos dedicados a las explicaciones de cómo son las moscas, cómo viven, las clases que hay, a qué se dedican… son de lo más interesantes y están bien entrelazados con lo que se cuenta fuera de ellos.

Por eso, y pese a los pocos peros que se le puedan achacar, a Claudia le sale una novela fascinante en la que el suspense sigue muy presente. Qué quiere Susana Bonar, por qué, quién es esa muchacha que se acerca a su casa cada día con un bebé en su sillita, qué decidirán nuestras protagonistas al respecto de su petición. Muchas incógnitas en esta nueva novela, todas ellas interesantes, bien planteadas y mejor resueltas.

Claudia Piñeiro maneja muy bien la tensión, es su especialidad. En la novela negra se mueve como pocas autoras. Nacida en Buenos Aires cuenta con una carrera prodigiosa en la que se van sucediendo los grandes títulos. Autora de Elena Sabe o Catedrales, obras maestras de la literatura contemporánea, Piñeiro es una de las escritoras a las que hay que tener más en cuenta dentro del panorama literario mundial. Su voz es maravillosa, digna de admirar, y sus novelas dignas de leer, disfrutar y alabar. Y tanto Tuya como El tiempo de las moscas son dos buenos ejemplos de que su talento está en plena forma.

Silvia García Jerez

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