SPECTRE, el regreso del agente 007
Sam Mendes es uno de los mejores directores del cine contemporáneo y que estrene película suele ser una de las mejores cosas que le puede pasar a la cartelera. Pero hasta los más grandes tienen sus fallos, y él no iba a ser menos.
La llegada del James Bond número 24, con Daniel Craig de nuevo en el papel del agente secreto, es uno de los acontecimientos del año, con permiso de la segunda parte de Los juegos del hambre. Sinsajo y, claro está, el Episodio VI de Star Wars.
El hecho de que Sam Mendes volviera hacerse cargo de una película de 007 era un noticia estupenda para quienes admiramos Skyfall y la consideramos, probablemente, la mejor de todas sus aventuras. Pero tal predilección esconde un caramelo envenado consistente en que el listón de la película por la cual se habló de una posible cuarta candidatura al Oscar para Javier Bardem quedaba tan alto que era complicado igualar la hazaña.
Y no lo hace, aunque en los primeros minutos de Spectre parezca que vaya a lograrlo. Un plano secuencia situado en México, en pleno Día de Muertos, le da al inicio un arranque glorioso. Un grandioso plano general consigue hacerse pequeño al entrar en un ascensor. Sin cortes. Espectacular. Pero el mismo plano secuencia pasa, en una azotea, a convertirse en cine tradicional, de plano-contraplano, sin motivo alguno. La cámara puede seguir girando mientras escuchamos la conversación que atendemos. Primer fallo de la película.
Primero y único, porque todos los demás se resumen en el mismo: ser una cinta convencional de James Bond, no aportar nada a lo ya visto en otras, por muchos guiños que haga al universo del agente que llevamos tanto tiempo conociendo. Y ese no es Sam Mendes. No hay rastro del genio en esta entrega, y eso es lo peor que puede decirse de un autor que firmó con brillantez una de las obras maestras del cambio de siglo, American Beauty, pero sin olvidar Camino a la Perdición, Revolutionary Road o Un lugar donde quedarse. Prácticamente su filmografía completa.
La duración de Spectre tampoco ayuda. Dos horas y media en las que ni siquiera persecuciones, luchas cuerpo a cuerpo o relación con la chica Bond de turno son admirables. Todo es ya material rastreado, mil veces rodado y poco estimulante de cara al espectador que quiera encontrar algo nuevo. Incluso las cintas del ex agente de la CIA Jason Bourne contienen más hallazgos que esta.
La número 25 de la saga está ya en el horizonte, más que nada por los continuos rumores de que Daniel Craig desea abandonar al personaje y por el hecho de que Mendes tal vez vuelva a ocuparse de la dirección. Todo son rumores, todo está en el aire, y mientras, Spectre recauda millones en los países en los que se estrena. Guste o no, la película, tiene el público garantizado.
Silvia García Jerez
@Silbidos