SMILE: Dulce locura

Smile es el thriller psicológico con el que Parker Finn debuta en la gran pantalla. Con una campaña promocional impactante, Paramount ha logrado posicionarla entre las películas más populares del año antes de su estreno.

La película parte de la premisa de lo dañina que puede llegar a ser una sonrisa fuera de contexto y lo importante que es no ser maldecido. La psiquiatra Rose Cotter, adicta al trabajo y repleta de traumas infantiles, comenzará a experimentar visiones tras asistir por accidente al suicidio de una de sus pacientes. Desde entonces, un rostro sonriente le perseguirá hasta hacer que caiga en la locura. Esta psicosis va creciendo pues descubre que probablemente correrá la misma suerte sino logra romper la maldición. Desde el inicio resuenan clichés del cine de terror como el del ente diabólico de la sonrisa estática (It o Verdad o reto) o el de la maldición que se propaga como un catarro (The Ring o Arrástrame al infierno). Puestos en antecedentes, ¿Smile está a la altura de lo esperado?

La respuesta es sí. Tres veces sí. Son muchos los factores que convierten este film en un interesante competidor entre las propuestas del mismo género en 2022 (Elige o muere, Black Phone o La huérfana: primer asesinato). Quizá uno de ellos sea que la idea no parte de cero, ya que Parker Finn, director y escritor de la cinta, utilizó el mismo concepto en su cortometraje Laura Hasn’t Slept estrenado en 2020. De hecho, la actriz protagonista del corto, Caitlin Stasey, forma parte del elenco de Smile y su participación es clave para el desarrollo de la trama.

Otro de los seguros de éxito de la película es Sosie Bacon, una brillante protagonista que lleva de la mano al espectador por los oscuros planteamientos que propone Smile. Puede resultar familiar por su participación en Por trece razones o la última entrega de Scream. Además, es hija de Kyra Sedgwick y Kevin Bacon. Su actuación sobresale por la capacidad que tiene de expresar con su rostro lo que está sucediendo en escena, sin necesidad de palabras. Además, transmuta con su personaje y consigue balancearse en la locura de Rose Cotter sin esfuerzos. Antes de llegar a la mitad de la película, Sosie se lleva el foco de la audiencia y se gana su empatía. Todas estas impresiones se resumen en que hasta el mismísimo Stephen King aclamó la película en sus redes sociales haciendo especial mención a Sosie Bacon. Nada que decir, señoría.

Smile, que desde los primeros minutos inyecta una dosis de adrenalina en el espectador, persigue un ritmo frenético hasta el final de la trama. No hay tiempo de relajarse pues la película en si es una retahíla de sustos, de esos que no te ves venir. Existe cierto abuso de este jump scare porque pasas más tiempo levitando en la butaca que sentado en ella. Por otro lado, el manejo de cámara de Finn te mantiene en vilo constantemente. Hay un interesante juego de luces y perspectivas, por no olvidar los picos de sonido a lo Insidious que no dejan indiferente a nadie.

La fotografía, de la mano de Charlie Sarroff, también merece ser destacada. El largometraje varía entre el tono pastel y el juego con la oscuridad para transportar al espectador a espacios aterradores. Este hecho debe su influencia a los dibujos de Junji Ito a los que se homenajea en varias escenas.

Sosie Bacon y Kyle Gallner en Smile
Sosie Bacon y Kyle Gallner en Smile

El tono de Smile es algo bizarro y gore en ocasiones. Los efectos visuales dotan a este film de escenas repletas de sangre y antinaturales. Estos elementos convierten en la película en lo que es: un coctel de locura por locura del que no puedes escapar. A veces, se cae en la comedia inintencionada por lo aleatorios que resultan algunos eventos o comportamientos de la protagonista. Estos provocan una risa nerviosa en el espectador que es consciente de que será victima de un susto al próximo giro de cámara.

Es interesante la reflexión que propone Smile. El tratamiento que se da de la maldición, parece ser una metáfora de la salud mental y su papel en nuestra sociedad. El rechazo que sufre la protagonista y las apariencias que debe cumplir mostrando esa sonrisa falsa le arrastran a esos delirios paranoides. Estos, mezclados con sus traumas, van encerrando a la protagonista en un bucle del que es imposible escapar. Al final no sabes si todos estos sucesos son reales o se los está imaginando. Tal vez, convendría haber dejado más claras estas intenciones. Sea como sea, Smile entra de lleno en el grupo de películas caracterizado por la neurosis femenina, bautizado como House of Psychotic Women por Keir-La Janisse. De esta familia ya formarían parte films como Cisne negro o Verónica.

En conclusión, Smile es una película de terror comercial. Predecible, llena de sustos y locura. Es cierto que no puedes esperar una trama increíble, pero está asegurado un largometraje difícil de olvidar. Es un magnífico debut y una elección perfecta para un plan de Halloween. Si eres un amante del cine de terror “de siempre”, estos ingredientes harán de este film un disfrute continuo. Si esperas algo transgresor, Smile no es para ti.

Noelia

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