EL RÍO DE LA IRA: En busca de venganza
El río de la ira, con ese título casi de telefilme y de idénticos resultados, es el segundo trabajo como director de Randall Emmett después de Tras la pista del asesino, del año 2021, uno de los últimos films protagonizados por el recientemente retirado Bruce Willis. Pero Emmett no es un recién llegado al mundo del cine porque aunque sea la segunda vez que dirige su carrera como productor es muy amplia y ha estado detrás de algunos de los últimos largometrajes de Martin Scorsese, en concreto de la espléndida Silencio y la apabullante The Irishman.
Él afirma que su amistad con Scorsese le ha animado a pasarse a la dirección y lo ha hecho de la mano de dos de los más grandes actores del s.XX: John Malkovich y el protagonista de The Irishman, Robert De Niro. No le habrá resultado complicado convencerlos, pero John tiene un papel muy pequeñito en esta, no así De Niro, que cuenta con un personaje de mayor peso en esta trama.
De hecho, es el sheriff, un hombre ya vuelta de todo que conoce muy bien a la gente del pueblo y que sabe también del tráfico de drogas que corroe el lugar, aunque no pueda hacer demasiado por erradicarlo. Sabe incluso de vecinos que están enganchados, como Shelby John (Jack Huston) y Ruby Red (Willa Fitgerald), quienes por iniciativa de Ruby tienen pensado pasar por el infierno de dejar de consumir. Y es que su intención de iniciar una nueva vida pasa obligatoriamente por ahí y van a ser muy perseverantes.
Pero un día Shelby John encuentra a su novia muerta en el porche de su casa. Y ya sabe lo que ha pasado. Y quién ha sido. Pero desconoce la cadena de mando que ha conseguido que su chica volviera a consumir, por lo que está dispuesto a llegar a la raíz del problema, al origen del mercado de estupefacientes del lugar para vengar a la mujer que amaba.
El río de la ira tiene que ver con ese en el que Ruby pretende bautizarse para limpiar sus pecados y poder así hacer efectiva su nueva vida, pero también puede ser entendido como la metáfora por la cual su novio canaliza su ira para llevar a cabo la venganza que pretende. Más claridad no puede haber en el planteamiento de la película y su narrativa es completamente lineal: va paso a paso, primero focalizándose en la relación de pareja y después en lo que la ha destruido.
El río de la ira ni engaña respecto a las expectativas que puedas tener respecto a ella ni es peor que lo que pudieras suponer. Es un telefilm convencional, repleto de acción y de romanticismo, ideal para una noche de cine sin pretensiones. Cierto es que tanto Robert De Niro como John Malkovich están en piloto automático, sin innovar demasiado en sus registros ni aportar nada a sus personajes, pero como leyendas del cine que son muchos le darán una oportunidad a sus trabajos en esta película. Sin ellos, El río de la ira no tendría más eco que el de una cinta de serie b olvidada en una plataforma, pero gracias a su presencia llega a los cines. Eso sí, a una cartelera plagada de títulos más comerciales y llamativos con los que parece dispuesta a competir.
Silvia García Jerez