LA RED AVISPA: Salvaguardando el régimen
La red avispa es una de esas películas que vas viendo y te va convenciendo poco a poco, gracias al talento de un director solvente, como el del francés Olivier Assayas, y a unos actores a cual en mayor estado de gracia, encabezados por una inmensa Penélope Cruz y una Ana de Armas que cada vez demuestra más que no está creciendo en Hollywood por casualidad.
Como digo, mientras la vemos nos damos cuenta de la gran película que tenemos entre manos. Que tiene Netflix, en realidad, porque es quien la estrena ahora.
Porque La red avispa cuenta una historia real apasionante y Olivier Assayas la narra con una claridad y un ritmo extraordinarios: la de unos cuantos espías cubanos que desde Miami tenían la función de infiltrarse en los grupos terroristas que pretendieran atentar contra el régimen cubano, de manera que pudieran detener cualquier acción contra éste.
Saltando adelante y hacia atrás en el tiempo, pero sin que nos perdamos nunca entre los flashback y las vueltas al presente, La red avispa nos va situando en las vidas de los agentes que la componen, empezando por Rene González (Edgar Ramírez), quien aparentemente un buen día, aunque ya lo tenía muy organizado, roba un avión y se marcha de Cuba a Miami para desarrollar una nueva vida, en la que a pesar del enfado que lógicamente se coge su mujer, Olga (Penélope Cruz), Rene espera que ella se reúna con él cuando sea posible.
También conoceremos a fondo a Juan Pablo Roque (Wagner Moura), un hombre célebre en la sociedad que por muy simpático que pueda parecer, en realidad es un tipo capaz de imponer si la circunstancia lo requiere y a pesar de la privacidad que pretende mantener con esa actitud consigue casarse con la mujer de la que se enamora, Ana Margarita Martínez (Ana de Armas), aunque ella continuamente sospeche que sus actividades sean ilícitas.
Ellos son solo una parte de los agentes que iremos conociendo en este film coral que despliega ante nosotros la red que se monta para mantener intacto el régimen de Castro en Cuba y eliminar como sea a los que no comulguen con él. Así que también nos familiarizaremos con los grupos que sí están a favor de derrocar el castrismo, como Hermanos al Rescate, un escuadrón de aviadores civiles y de ayuda humanitaria en la que su principal valedor era José Basulto (Leonardo Sbaraglia).
Un gran reparto para una gran película. Lo primero es evidente, lo segundo es más subjetivo, pero en opinión de quien esto firma, la cinta tiene una calidad indiscutible, capaz de ir introduciendo al espectador en el complejo entramado del espionaje que fue real, contándonos las vidas de los implicados tanto en sus oscuros trabajos como en sus entornos familiares.
Si bien es cierto que el arranque puede resultar un tanto desconcertante, porque no sabemos hasta qué punto la vida personal va a ser protagonista o si vamos a dejar atrás a las mujeres en la trama, y hasta que nos metemos de lleno en los intríngulis de todas las piezas que forman el puzle de los personajes estamos componiendo el mosaico en nuestra mente intentando dilucidar hacia dónde vamos en realidad, una vez que las historias se van acoplando entre ellas y ya tenemos una vista global, ésta resulta ser más que excelente. Y solo nos queda lo mejor.
Porque la segunda hora de película ya estamos encantados, siguiendo con fluidez todo lo que ocurre y sabiendo que las mujeres son tan importantes como sus maridos en la historia. Y eso es bueno porque también ellas, emocionalmente, van a tener su grado de implicación en los acontecimientos y por lo tanto en la resolución de las acciones de los hombres con los que comparten sus días.
Familia y trabajo. Todo va a ser determinante para los personajes de La red avispa. Y sus convicciones, sus apoyos, sus recelos, van a estar expuestos en este film que nos traslada a una época histórica de los años 90.
La red avispa fue la película de la que se sirvió el Festival de San Sebastián en su última edición, la de 2019, para proyectar en la gala en la que Penélope Cruz, primer nombre que aparece en la pantalla en los créditos de su reparto, recibió el Premio Donostia. Y viéndola, la película, no a ella recoger el premio, te das cuenta del gran ejemplo que es el trabajo de la madrileña en esta película para sintetizar lo gran actriz que ha llegado a ser y lo mucho que se merecía recibirlo.
Porque Penélope no siempre ha sido buena. Al comienzo de su carrera le costaba ser creíble, tanto que no lo conseguía, pero a partir de La niña de tus ojos, y de un trabajo constante para prepararse los papeles, ha llegado a ser tan indiscutible que lo que extraña es que haya quien la siga discutiendo.
Al igual que Leonardo DiCaprio, que se convirtió en un actor gracias a Martin Scorsese, la conjunción de Penélope con Fernando Trueba, con Pedro Almodóvar o con Woody Allen, gracias al que obtuvo su merecido Oscar por Vicky Cristina Barcelona, la han ido transformando en lo que hoy es y en lo que en La red avispa es evidente: una actriz extraordinaria a la que ojalá le dieran por su Olga todos los premios del mundo.
Desde su aparición en escena, al principio de la película, Penélope ya deja claro que ha conseguido dominar el acento cubano, que no es nada fácil. Más allá del consabido y estereotipado ‘mi amol’ hay mucho más, y Penélope logra desaparecer en su Olga de una forma admirable. Quien le ponga un pero es que no es objetivo y le pueden prejuicios que nada tienen que ver con lo cinematográfico.
Y quien también está sobresaliente es la cubana, ella sí, Ana de Armas. La vimos en Blade Runner 2049 y muchos alucinamos con ella, luego nos volvimos a acercar a otro de sus trabajos, y quienes escuchamos la versión original de Puñales por la espalda comprobamos cómo dominaba el inglés y cómo, además, superaba a todo el reparto de una estelarísima cinta en la que hasta Jamie Lee Curtis estaba por debajo de ella. La nominaron al Globo de Oro a la mejor actriz de comedia, como es lógico. No ganó pero porque no quisieron admitir que debía haberlo hecho. Y ahora llega La red avispa para que, más allá de confirmar de nuevo su valía, simplemente disfrutemos de su talento y de su arrolladora presencia.
Pero es que nadie en el reparto desmerece halagos. También hay que citar al espléndido Leonardo Sbaraglia, que hace un suculento trabajo con el acento y con una caracterización que cuesta reconocerlo, pero una vez que lo identificamos, no podemos más que aplaudirlo. O a Gael García Bernal, que cuenta con una escena de introducción de personaje de auténtico lucimiento.
Debe ser una gozada trabajar con un plantel de actores así, pero Olivier Assayas se lo puede permitir. No en vano se ha rodeado de actrices como Juliette Binoche y Kristen Stewart, a la que precisamente él le ha otorgado el aura de actriz de culto gracias a Viaje a Sils María o a Personal Shopper, ambas dirigidas por Assayas. Cualquier actor querría trabajar con él y está claro que esa es una certeza cuando vemos los nombres que pueblan el cartel de su última película, en la que por cierto, la excelente música es obra del hermano de Penélope, Eduardo Cruz, de quien ella siempre habla maravillas como músico y lo cierto es que podía hablar aún mejor y razón no le faltaría por muy hermana suya que sea.
La red avispa no fue demasiado bien recibida en San Sebastián. Se dijo que era floja, y habrá quien lo repita una vez forme parte del catálogo de Netflix y esté disponible para todo el mundo, pero lo cierto es que no comprendo esa calificación. La considero una película extremadamente interesante, equilibrada con la cantidad de temas y tramas que toca, y muy clara en su exposición de hechos que en otras manos podrían resultar más difíciles de comprender. Por lo tanto, si todo funciona, la película acaba siendo magnífica en su totalidad y uno concluye que no está ante una más, sino ante una de la que estar muy orgulloso como espectador.
Silvia García Jerez