PLAYMOBIL: LA PELÍCULA: animación poco animada
Playmobil: La película viene a seguir la estela de producciones que Hollywood ha puesto de moda desde que el juego de los Angry Birds: La película, en 2016, con secuela estrenada este mismo verano, o Emoji: La película, en 2017, llevaran a la gran pantalla estos universos salidos de móviles, consolas y juegos infantiles varios. Playmobil, los muñecos nacidos en Alemania en 1974, esperaban su evidente turno.
Estos juguetes, de 7.5 cm, que desde que aparecieron en el mundo lo revolucionaron igual que las Barbies, siguen siendo un auténtico filón para los pequeños que prefieran pasar su tiempo de ocio con muñecos tradicionales en lugar de con el móvil de papá o similares pasatiempos más propios de adultos que de personitas de su edad.
En España, Famobil fue la marca de la compañía Famosa que tuvo la licencia de la marca alemana para construir y comercializar aquí sus denominados Clicks. Para los niños de los 70 jugar con los Clicks era el acontecimiento más esperado del día, por lo que, en pleno auge de la nostalgia de décadas pasadas en las producciones norteamericanas en el cine, Playmobil no podía dejar de estrenar adaptación.
Playmobil: La película, comienza en acción real, con una chica, la joven Marla (Anya Taylor-Joy, la Casey de Múltiple y Glass), que desea tener una vida más allá de la que lleva, para lo cual se hace hasta un pasaporte que espera que, de alguna manera, sus padres le dejen usar, aunque sabe que no será fácil convencerlos para ello.
En pleno ensayo de lo que piensa decirles su hermano pequeño, Charlie (Gabriel Bateman) descubre sus intenciones y le promete a su hermana que no dirá nada hasta que ella lo haga.
Pero ella no tendrá ocasión de hacerlo. Cuando la policía se persona en su casa para comunicarles que sus padres han tenido un accidente, su mundo se viene abajo. Será su hermano Charlie quien, cuatro años más tarde, la anime a seguir siendo la persona aventurera que quería ser, y en medio de tal intento, ambos se ven transportados al fantástico universo de los Playmobil, convertidos los dos en dos muñequitos más de cuantos allí pueden encontrarse.
Vikingos, agentes secretos, robots, hadas madrinas… un sinfín de personajes van a ir poblando la pantalla en el periplo de Marla para encontrar a su hermano, que desaparece misteriosamente entre el tumulto de situaciones que se van sucediendo en ese mundo de locura y diversión.
Playmobil: La película podría haber sido uno de los grandes estrenos de este verano. O de lo que queda de él. Por el contrario, la cinta es una amalgama de acontecimientos sin sentido que más parece una excusa para realizar el correspondiente marketing de los citados muñecos que un producto para rendir el homenaje que estos merecen.
En lugar de una película llena de ingenio, con situaciones hilarantes y personajes entrañables con lo que nos encontramos es con un film deslavazado, lleno de ritmo sí, pero desaprovechando todas las situaciones que plantea, abarrotando la pantalla de personajes no muy empáticos con el público, con un guión que va de un lado a otro sin mucho rigor argumental y coronado por unas canciones que dejan mucho que desear.
Da la impresión de que la película se haya hecho con prisa, con una fecha de entrega para llegar al estreno y sin más solidez que la del mero hecho de tener a los clicks como protagonistas para justificar el vacío que su desarrollo tenga.
El guión sin demasiado sentido podría reflejar el juego de un niño, pero cualquier padre afirmaría, y con razón, que incluso ellos, con su imaginación infantil, crean historias con más coherencia que la que la cinta nos propone. Sí que no escuchamos a los niños dirigir los juegos, tú ahora haces esto, tú esto otro. Y su lógica es tan aplastante que le podrían dar lecciones a Lino DiSalvo, el director de la cinta que nos ocupa.
DiSalvo, con experiencia acreditada en películas tan icónicas como Enredados, Chicken Little o Frozen: El reino de hielo, patina aquí, nunca mejor dicho recién citada Frozen, y nos ofrece un batiburrillo de elementos que solo se salva porque en sí los muñecos son adorables. Pero para eso ya están en las tiendas. Y en muchas casas, no lo olvidemos.
Destacar de la película únicamente la entrada de Marla en el mundo de Playmobil. Su forma de hacerse con ese nuevo cuerpo que no conoce es de lo más divertida. Eso de que los Clicks no puedan doblar los brazos la trae por la calle de la amargura, a la pobre. Pero poco después la película se olvida hasta de eso y no solo en ella, todos pueden doblar las extremidades. Mal.
Si no respetamos esos detalles, no es de extrañar que en otros con más importancia, como un guión bien construido, casi nada, no hayan tenido el cuidado exquisito que cualquier película requiere. De animación o del género del que se trate. Para adultos o para niños, y especialmente para los más pequeños, que suelen ser los más olvidados de la cartelera. Los enanos merecen películas más grandes.
Silvia García Jerez