Objetivo: Washington D.C.: Aceptables Restos De Poder
Objetivo: Washington D.C., con notables ausencias y acertadas incorporaciones en el reparto, vuelve a poner en la línea de fuego al, como lo consideraría la Olivia Pope de Scandal: el líder del mundo libre, esta vez en la piel de Morgan Freeman (que repite mandato tras Deep Impact), pero sobre todo al hombre que por tercera vez luchará por mantenerlo vivo: Gerard Butler. El que otrora guiara a los 300 verá en esta nueva entrega de la testosterónica y patriótica saga, efectista y efectiva, cómo es él el objetivo de… Stop, spoiler.
Con una suerte de esquema similar al de la adaptación a pantalla grande del mito televisivo El Fugitivo, en manos de Harrison Ford (que también fue presidente en Air Force One o agente secreto en dos de las entregas cinematográficas del personaje creado por el escritor Tom Clancy, Jack Ryan), Objetivo: Washington D.C. (trailer), como no podía ser de otro modo, a lo largo del metraje va desgranando, todo sea dicho, con menos habilidad que en los anteriores episodios en esto tan importante de saber tapar las trampas de guion, un plan táctico lleno de explosiones y destrozo para llevarnos a lo que, igual, es un merecido descanso de guerrero.
Pero no adelantemos acontecimientos, ahora las historias terminan cuando la taquilla decae. Sin ir más lejos la primera entrega de la saga Objetivo, ya saben Objetivo: La Casa Blanca, se presentaba como apuesta B alternativa al gran estreno, bien made in Usa, Asalto Al Poder, que firmara Roland Emmerich, contando como cabezas de cartel con Channing Tatum y Jamie Foxx, y mira tú por dónde, fue la elegancia y la acción plausible que imprimió el director Antoine Fuqua, todo ello perfectamente sincronizado con un compacto elenco, lo que hizo que la bandera de barras y estrellas acabara ondeando a todo lo que daba, gracias a un mejor resultado económico, en el jardín presidencial de la primera parte de lo que, a día de hoy, es una trilogía gracias al estreno que nos ocupa: Objetivo: Whashington D. C.
Estreno que baja la media del conjunto, sí, pero que no por ello deja de ser disfrutable, y que si hay gallardía gentleman, debería poner verdadero fin a unas aventuras presidenciales que tan buenos ratos palomiteros nos hicieron pasar. Y que aunque sólo sea por eso ya merece su visionado, a sabiendas de que todo nos sonará, de que todo tendrá un riesgo calculado, de que igual nada nos sorprenderá, o casi nada, pero que servirá de todas todas, para reencontrarnos con uno de los agentes especiales más emblemáticos del cine reciente, que por méritos propios ostenta buen sitio en el salón de la fama de aquellos que lucharon por salvar al presidente de los E.E.U.U. ante la atenta mirada de medio mundo. Puede que el ángel haya caído, puede que ya no esté en el punto de mira acertado, pero no por ello dejará nunca de estar en el Olimpo. Objetivo menor conseguido.
Luis Cruz