NOSTALGIA: Regreso a Nápoles
Nostalgia, la última película de Mario Martone, director de Aquí me río yo, y de Pierfrancesco Favino, intérprete de Nuestros mejores años, y uno de los más conocidos actores italianos de la actualidad, no podría tener un título más acorde con la historia que cuenta.
Nostalgia es la de un hombre que está tan enfermo de ella, tan ávido de volver a su Nápoles natal, en el que creció y del que huyó por razones que sabremos viendo la película, que cuando regresa se encuentra un lugar mucho más peligroso del que era cuando se fue. Ahora vive en Egipto junto a su mujer, a la que deja allí temporalmente porque quiere viajar a ver a su madre, que ya está muy mayor, y echar un vistazo a la situación en la que actualmente se encuentra el barrio en el que pasó buena parte de su infancia.
Cuando regresa atestigua que su madre está peor de lo que pensó y su barrio atemorizado por un hombre que tuvo relación con él en el pasado y que ahora es muy diferente a como él lo conoció. Todo es distinto, y la nostalgia no va a ayudarle a pasar una estancia tranquila.
Nostalgia ha sido elegida por Italia para representar a su país en los Oscar de 2023. El próximo 21 de diciembre conoceremos la shortlist, las 15 finalistas de cara a intentar estar entre las 5 nominadas a mejor película internacional, y lo cierto es que sus posibilidades de estar en una y en otra son escasas, pero tener a Pierfrancesco Favino en el reparto siempre es una garantía.
Aunque hay que reconocer que en esta película nada es especialmente brillante. La historia es interesante, sí, pero se alarga en exceso y, tal circunstancia, unida al hecho de que resulta ser muy previsible, no acaba siendo una opción muy estimulante.
Porque que Nostalgia pase del drama familiar a una historia con tintes de thriller está muy bien. El problema no es el género, es el ritmo y la falta de garra en la dirección. También el guión, que se basa en una novela del escritor Ermanno Rea, y contiene pasajes menos apasionantes -las conexiones con la mujer- que lo que ocurre en el Nápoles donde se encuentra el protagonista.
Pero que quede claro que Nostalgia no es una mala película, es simplemente floja, un tanto decepcionante para un film seleccionado por un país para competir por el Oscar, y también para estar protagonizado por un actor admirable que no realiza aquí su mejor trabajo.
Su retrato de la parte oscura de Nápoles, de la situación de la juventud perdida que poco puede hacer para salir del agujero en el que está es brillante, pero no lo suficiente para subir la nota de una película que no termina de convencer y que, más allá de resultar interesante en algunos tramos, tiene poca fuerza en su conjunto. Nostalgia es un título bonito, acorde, como ya hemos dicho, con el argumento de la cinta, pero no es una película con la que Italia vaya a hacer historia.
Silvia García Jerez