NO MATARÁS: Jo, qué noche
Si en No matarás, el último trabajo de Mario Casas, su personaje hubiera seguido el consejo de Woody Allen, aquel que recomendaba ‘toma el dinero y corre’ le habría ido mucho mejor, sin comparación.
Esta reflexión, convertida en chiste interno de espectador que está disfrutando con la narración que David Victori, director de la película, le viene a uno a la cabeza mientras asiste a los avatares de un personaje al que todos sus males le llegan por no saber decir que no. A más de uno le sonará eso y se sentirá identificado, aunque es de esperar que no hasta el punto de lo que a Dani le ocurre. Por su bien y por el de los de alrededor.
Pero no entremos en tanto detalle. Digamos simplemente que Dani, un chico tímido y trabajador en una agencia de viajes, que desea siempre agradar y quedar bien con los demás, ya sea clientes, compañeros o con su familia, se encuentra en el desenlace de una situación personal que lo ha tenido cuidando a su padre hasta que éste fallece y en pleno cambio emocional decide ir a tomarse una hamburguesa. Un plan sencillo sin más complicaciones.
Lo que no sabe es que le espera la noche más vertiginosa y terrible de su vida, al lado de Mila, una joven tatuadora que lo arrastra a un torbellino cada vez más oscuro de perversión, y si hubiera tomado el dinero no tendríamos la película que ahora se estrena y tampoco uno de los films más trepidantes del año.
No matarás es la película más absorbente y emocionante, dentro del género del thriller, de lo que llevamos de 2020. Cierto es que no hemos tenido muchas porque han dominado las comedias y los thriller de acción, pero No matarás es un thriller psicológico que puede ponerse a la cabeza de muchas listas, por lo pronto de las vistas en Sitges, donde ha triunfado con un rotundo éxito.
Y sí, es que No matarás funciona a la perfección. Comienza con un plano secuencia siguiendo al personaje de Mario Casas yendo a hacer un recado a una tienda, y nos introduce con rapidez en la psique de este chico, al que se le nota que no tiene la más mínima intención de hacer daño a nadie.
Lo vemos también en el trabajo, donde se entrega a sus clientes y a sus compañeros. Una vida de lo más normal que se removerá cuando conozca a Mila, y será entonces cuando No matarás dé su giro y comience su espiral de locura y opresión en la que el espectador quedará enganchado.
Todo sucede con mucha rapidez a partir de ahí, y el público no podrá ni pestañear ante la cascada de acontecimientos que se van sumando a aquellos con los que arranca la noche.
No matarás es, por lo tanto, una de esas películas que se pasan en un suspiro y se lo hacen pasar mal al espectador. Todo parece conspirar para que Dani esté atrapado y no pueda salir de la situación en la que se ve envuelto. Qué gran acierto el planteamiento de guión que tiene y la montaña rusa en que la película se convierte.
Lo malo, que también lo tiene, es que a partir de cierto punto, ese que va a dejar al espectador espeluznado preguntándose y ahora qué, los fallos en las situaciones que plantea van también de la mano. Son los denominados agujeros de guión y nos hacen preguntarnos cómo es posible que tal o cual cosa esté pasando, y por poner un solo ejemplo que no desvele nada de la trama: cómo es posible que la investigación vaya tan rápido. Simplemente no puede ser.
Pero hay que reconocer que a pesar de tantas preguntas, uno se deja llevar por la propuesta y resulta, ya digo, un film trepidante en el que la acción no se detiene un segundo. Y os aseguro que cuando acabamos de ver la película, lo hacemos absolutamente agotados, algo a lo que el cine no nos tiene muy acostumbrados. Y es una gozada sentir que la película te ha hecho vibrar de esa manera.
No matarás es el tercer trabajo de Mario Casas que vemos este año, y el primero que se estrena en salas, porque tanto Hogar como El practicante eran producciones de Netflix y en la plataforma han podido verse. Y lo cierto es que en las tres, por mucho que en Hogar su personaje fuera secundario, Mario ha demostrado no solo su enorme talento sino también la capacidad que tiene para la interpretación física de los personajes.
Su cuerpo, molido a palos en distintas ocasiones, ha sido el escaparate de su trabajo emocional, que también ha dado de sí como para dejar baldada a una persona. Ahora, en No matarás, se expone de nuevo a un agotamiento que también se percibe en la pantalla.
Y aplaudimos al actor por ello, porque aunque no sea el tipo de personajes por los que las academias conceden premios, a excepción del de Leonardo DiCaprio por El Renacido, y bien que se le ha discutido ese Oscar desde entonces, sí que se encuentran entre los que el público más recuerda, que es en realidad para quienes trabajan los actores, para tener el éxito de quienes optan por ver las historias que ruedan.
A Mario lo acompaña en No matarás Milena Smit, actriz principiante que llega al cine por la puerta grande después de contar con un par de cortos en su filmografía. Y nos presenta a una Mila alejada de los arquetipos de mujer devastadora, en la que está claro que no se puede confiar pero capaz de crear la situación idónea para no poderle decir que no.
Mila y Dani, pareja imposible pero sin remedio, será la que nos ponga a prueba y nos ayude a pasar el rato más agobiante vivido en una sala de cine en mucho tiempo. Ellos, junto al director David Victori, responsable de la decepcionante El pacto, que aquí eleva aquel nivel hasta alturas prodigiosas, son el trío que ahora llega a las carteleras dispuestos a hacernos sudar y a estremecernos en la butaca.
Silvia García Jerez