NIÑO DE ELCHE, La performance más real en la metamorfosis de su vida
Sólo mencionar Niño de Elche origina una buena ristra de comentarios y observaciones.
Si además se pregunta a colegas y amistades para rebatir, o confirmar opiniones, otro buen puñado de respuestas llegan de inmediato.
No existen muchos personajes que creen tal curiosidad y debate. Sin embargo, Niño de Elche transciende cualquier etiqueta con su voz, discurso y misterio.
Para desvelarlo Marc Sempere y Leire Apellaniz andan construyendo un documental homónimo que asimile en forma y el contenido, la vida y obra de este inclasificable, experimentando fuera de los moldes y estructuras de su del oficio y pasión, al igual que el mismo protagonista.
Estuvimos en el rodaje de las últimas secuencias, en una performance sobre el imaginario religioso de la Semana Santa andaluza. Sin saetas, carente de vestimentas, y con el Niño de Elche cual divinidad.
De olé y amén.

Más allá de la técnica publicitaria de generar habladurías que atraigan amores y rechazos, para un tipo que bajo las definiciones de poeta, cantaor y artista se escapa de esos calificativos que le limitan, presentarle de alguna y no de cualquier manera, resulta todo un reto.
Para empezar, están sus raíces que remueve tanto como defiende, fogueando su propia contemporaneidad y destino. En origen valenciano, con Francisco de pila y criado como Paco con herencia de Graná, se esperaba otra evolución y no tanta experimentación por parte del niño.
Sin embargo, el de Elche entre el bautismo de vida y el de ficción, se salió del ambiente previsto y hasta de su propia voz -más cercana a Poveda o Morente, que un chaval con una camiseta que reza ‘loca del coño’ en plena actuación-, para transitar entre el lumpen, el mismo duende, las raves y las piezas de museo -quizás porque somos lo que hacemos, por defender o cambiarlo-.
Niño de Elche hace honor a su nombre con ese titulo tan del sur, curioseando aquí y allá, sin dejar de jugar. Revisando, o rebasando cánones, posturas y actitud se (re)presenta por la obsesión y la investigación como un espíritu disidente que logra propiciar conexiones inimaginables, tan criticadas como alabadas.
Devorando la realidad entre lo -in y el -ex, este inclasificable iconoclasta y ex flamenco confeso, aún controlando todos los palos, igual hace una Antología Del Cante Flamenco Heterodoxo que tantea a Los Planetas con Fuerza nueva, trapea con Rosalía, que homenajea a Chavela por Martirio, se adentra en el Reina Sofía entonando al Guernica, o practica Estrategias de distracción por aquello de no casarse con nadie.
Claro que otros revolucionaron antes, reivindicando fuentes esenciales o desafiando lo aprendido, acercándose también a lo moderno. Pero Niño de Elche tiene enjundia y queda la sustancia, consiguiendo desconcertar a intelectuales, fascinar a curiosas y curiosos, y por supuesto, mosquear a esos ortodoxos que también se asustaron con su tocayo, de Lucía, cambiando el agarre a su guitarra, y con Camarón cantando a otros estilos.
Alejándose de los tablaos, la guitarra y esas palmas junto al cantaor, este Niño de Elche se alimenta de la contemporaneidad vivida, buscada y encontrada, que digiere o vomita por voluntad propia, haciendo siempre lo que le da la gana. Y así, consiente entre el afecto y el efecto, lo folclórico, la electrónica, lo fetén y lo guay, termina por susurrarnos “Que os follen”. Y con toda razón.

Dándole a todo, Niño de Elche se cuela por las diversas disciplinas del panorama artístico, sea danza, cine, literatura, exposiciones… Mudando facetas y colaboracionismo. Exponiéndose en su discurso, tan suyo, tan cómodo en lo político y tan seguro desde la provocación. Siendo combativo, ácido y desafiante, aún sintiéndose su ternura.
Más, cuando leo algunos de sus versos y aforismos en Morbo legítimo, su segundo libro. Un poemario con tal afección por título e inspiración, en donde discute sobre el amor, el sexo, el deseo, el instinto, lo extremo y la moral. Acercándose quizás, a una explicación más de sí mismo. Y añado ’humanista’.
Cinco años atrás, Marc Sempere Moya propuso a Niño de Elche convertirse en su sombra.
Casi un lustro siguiéndole con la cámara para mostrar no sólo al personaje, sino también por reflejar el movimiento cultural que genera y del que participa.
Entre la realidad, el exhibicionismo, y el desdoblamiento de lo artístico y del artista, pero dentro de la misma noción de espectáculo. Intentando aprehender de su forma y fondo para transmutarlo a la pantalla, a través de ese convivir con Paco, su familia, sus amistades, sus colegas, y las intervenciones creadas ad hoc para el doc.
Ambos ya habían colaborado en dispositivos-escénicos abordando la relación del individuo con el Común, pero a raíz de la filmación del documental disfrutan de una amistad consolidada.
Apoyándose en la productora Sr.& Sra, (Ventajas de Viajar en Tren, Las letras de Jordi), Leire Apellaniz se unió también al proyecto. Y ha acabado co-dirigiendo la película, indagando en formatos cinematográficos que no impliquen una narración cerrada y exploren aspectos concernientes al cine, arte y tiempo que envuelven a Niño de Elche.
El resultado conlleva paciencia. Se trata de la performance más real en la metamorfosis vital del Niño de Elche.
Pero por ahora, el rodaje de Niño de Elche llega a su fin.
Lacronosfera.com fue invitada a la grabación de alguna de sus últimas secuencias, donde charlamos con el equipo de la película y el protagonista en cuestión, pudiendo asistir además a un peculiar paso de Semana Santa -todo un Ensayo de fe- con Niño de Elche cual virgencita, Jesucristo, o fantasmagórico Don Juan… Ya cada cual, verá.
De amén y olé.
Sigan las entrevistas al equipo de Niño de Elche.
Mariló C. Calvo