MI ÚNICA FAMILIA: El lado oscuro del día a día

El director británico Mike Leigh regresa a nuestras pantallas y lo hace con Mi única familia (Hard truths es su nada parecido título en inglés, porque en español significa Verdades duras). Desde 2018 no se ponía tras la cámara, año en el que estrenó La tragedia de Peterloo, película que vino a presentar a Madrid y por la que La Cronosfera pudo entrevistarlo.

Leigh es un director muy peculiar porque su filmografía no va alineada con los tiempos sino que escoge lo que quiere contar independientemente de lo que mande la taquilla. Y es que desde que estrenó en 1996 la estratosférica Secretos y mentiras su nombre ya está asociado con el cine de calidad. Y vaya si la tiene: El secreto de Vera Drake, Another year o Mr. Turner son muestras de que siguió siendo un cineasta comprometido con los resultados, no con lo que el público espera de una película comercial. O incluso fácil de ver. Sus historias se centran en lo que éstas requieren para contarse, por lo que muchas veces su visionado acaba siendo áspero y carente de elementos con los que quien la ve se sienta cómodo. Y Mi única familia, su último trabajo, entra de lleno en esta circunstancia.

Una de las secuencias más llamativas de la película MI ÚNICA FAMILIA
Una de las secuencias más llamativas de la película

No es una mala película, pero es tan incómoda de ver que lo parece. Su argumento retrata el día a día de Pansy (Marianne Jean-Baptiste), una mujer que sabremos resentida y dolida y que paga ese malestar con quienes la rodean, tanto su familia -su encantador marido Curtley (David Webber), su hijo Moses (Tuwaine Barret), un buen chico que está echando su vida a perder, o con su hermana Chantelle (Michelle Austin)- y con todo aquel que se cruce en su camino.

Pansy es insoportable y le hace la vida insoportable a los demás. Y en ese ‘los demás’ también se incluyen los espectadores, que reconocen en ella al personaje más antipático del año. Tanto es así que esta reunión de director y actriz, que ya trabajaron juntos en Secretos y mentiras, en la que Marianne Jean-Baptiste era la hija de color de Brenda Blethyn, podía haberle reportado una nominación al Oscar como mejor actriz, pero está claro que un personaje tan desagradable no ha sido del gusto de los académicos. Y no es de extrañar, porque cuesta mucho ver Mi única familia sin notar cómo nos cuesta llegar al final de la proyección.

Pero la película cuenta con un giro, que se va dando progresivamente, pero que lo acaba abarcando todo y que da la dimensión de la gran película que Mike Leigh ha logrado. Ese giro, que dará lugar al tramo final del film, es prodigioso. Porque nos cambia la atmósfera. Ahora nos va a envolver otra, malsana, tan áspera como la primera hora, diferente pero igual de incómoda. Y es por eso que Mi única familia es una buena película pero escasamente recomendable.

Personajes como el Pansy son reales. Hay gente así ahí fuera, fuera de la sala, en las tiendas, en los restaurantes, gente permanentemente de mal humor que no sabe esbozar una sonrisa ni para saludar. Gente amargada que paga su frustración con quienes nada tienen que ver y que hacen muy difícil la convivencia con ellas. O directamente imposible. Pero los espectadores no quieren ver esa realidad reflejada en la pantalla. Pagan una entrada para divertirse, para reírse si es posible, no para comprender a quien le grita la hora y media de proyección a todos aquellos con los que se cruza. Un personaje tan amargo provoca rechazo y por muy buena que sea la película que protagoniza ésta termina siendo perjudicada por él.

Es por eso que con Mi única familia Mike Leigh demuestra lo poco que le importan las reacciones del público. Él ha contado la historia que quería, firmando el guión y dirigiendo ese texto, y a unos actores que están sublimes en personajes que van siendo más oscuros a medida que la matriarca de la familia los va anulando con su carácter. Es complicado saber hasta qué punto a los espectadores les compensa ver una película tan incómoda. Mike Leigh suma, así, un título estupendo más a su filmografía pero a costa de hacérnoslo pasar tan mal que a lo mejor no es la cinta más recomendable de su carrera. Aunque no por ello sea peor película.

Silvia García Jerez

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