Marina De Tavira conversa con nosotros.
Con más de 20 puestas en escena, más de 10 series, una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto por su trabajo en ROMA, de Alfonso Cuarón y ganadora de un Ariel, Marina De Tavira conversa con La Cronosfera telemáticamente.
LA CRONOSFERA: ¿Cómo te pilló esta confinación?
MARINA DE TAVIRA: Me encontraba en Londres, acompañando a mi pareja por cuestiones de trabajo. Sabíamos que la pandemia llegaría a México y adelantamos el regreso, nos confinamos voluntariamente una semana antes de que se oficializara la jornada del «quédate en casa» y «su sana distancia». Vimos lo que estaba pasando en otros países y fue una toma de conciencia muy inmediata, porque esto creció rápidamente.
No estaba trabajando, estaba descansando de la promoción de la película Roma, y había terminado una temporada de una obra de teatro que se llama Tragaluz, del autor británico David Hare, con funciones de martes a domingo y me encontraba agotada.
Así que estaba estudiando y analizando proyectos, tenía la posibilidad de hacer una película en el extranjero y justamente comenzó el confinamiento. Me agarró en el momento de cuando quieres volver a trabajar, porque de alguna manera ya había hecho un confinamiento laboral. Me eche seis meses, estudiando y leyendo.
El teatro requiere el encuentro humano, es el arte de la presencia viva
LA CRONOSFERA: ¿Cómo ha influido en tu disciplina personal?
MARINA DE TAVIRA: De una manera muy favorable, si bien me decía a mi misma que no podía hacer ejercicio físico sola, pero la realidad te pone en tu lugar y te das cuenta que no es así, siempre me gustó el yoga por las semejanzas que tiene con la actuación, y ahora he podido hacerla todos los días. Me di cuenta que mi cuerpo recordaba las dinámicas. El cuerpo es fascinante porque lo despiertas un poquito y ahí esta toda la información grabada en tu tejido. Me ha gustado que nadie me diga a qué hora empieza la clase, soy yo misma la que ha decidido cuándo hay que hacerlo.
También he estado leyendo mucho aleatoriamente. Algo que he descubierto es hacer las tareas del hogar, cosas que delegas en otras personas porque tenemos que irnos a trabajar. Aquí en casa me he vuelto pinche de cocina y me gusta descubrir eso, son esas pequeñas sutilezas de la vida que si no hubiera llegado un confinamiento obligatorio, no hubiera tenido tiempo de reconectar con estas cosas.
Nadie puede decir que esta pandemia no tiene que ver con las consecuencias del calentamiento global y nuestra manera de vivir. Vamos en contra de lo que la naturaleza misma nos propone
LA CRONOSFERA: ¿Qué piensas hacer cuando esto termine?
MARINA DE TAVIRA: En el primer momento del confinamiento se abrió una convocatoria que se llama EFIARTES, normalmente cuando produzco teatro lo hago con ayuda de ese estímulo. Aún no sé si me lo van a dar, pero he formado un grupo de actores, actrices muy interesante y una directora que me encanta. Tampoco sé como vamos a regresar, si bien en México nos están diciendo que entraremos a semáforo naranja y los teatros abrirán con un aforo del 25 por ciento. Broadway anunció que sus teatros no abrirán hasta enero del 2021. Me estoy haciendo a la idea de que viene un camino largo antes de que vuelva a actuar.
LA CRONOSFERA: ¿Qué has aprendido de este confinamiento?
MARINA DE TAVIRA: Una de las cosas que deseo es eso, que aprendamos algo, que no seamos los mismos, que podamos hacer muchas cosas en nuestra casa, no todas las comidas tienen que ser fuera y no hay que agarrar el coche cuando tengas que ir a la tiendita de la esquina, que no entremos en el frenesí de trabajo, trabajo, trabajo y si no trabajo no valgo. Entiendo que existe la supervivencia y de que existe la necesidad de trabajar para vivir, pero también que aprendamos a vivir con menos. Nadie puede decir que esta pandemia no tiene que ver con las consecuencias del calentamiento global y nuestra manera de vivir, vamos en contra de lo que la naturaleza misma nos propone, ojalá aprendiéramos de esto y serenáramos el ego. Que ya no se trate de “mis logros” si no del placer de vivir.
Me da mucha tristeza que los teatros estén cerrados, me he pasado más de media vida viviendo con y para el teatro y de pronto leo artículos que predicen lo que va a pasar y me pongo muy triste. El teatro es una de las artes mas ancestrales que ha sobrevivido a todo, no le había tocado a mi generación y a la que está detrás. El teatro requiere el encuentro humano, se ve amenazada la persona con la persona, porque eso es el teatro, el arte de la persona, el arte de la presencia viva y siempre se va a tratar de la energía del otro, ¿Cuántas veces no aprendemos a tolerar en el escenario el sudor, la saliva de ese otro que te acompaña en escena? Nunca pensé que se viera amenazada el área de la cual yo más disfruto.
Hay una parte de mi que no sabe como va a volver a vivir, porque no quiero que muchas cosas vuelvan a ser como eran. Solo de pensar en que me tengo que subir al coche todos los días, me muero del terror.