MARÍA DE MEDEIROS: Los prejuicios y los retrocesos son mundiales
Desde 1987, la actriz María de Medeiros compagina su carrera de intérprete con la de directora. Delante de las cámaras es, sobre todo, conocida por sus trabajos en Pulp Fiction o Airbag, y en la dirección la recordamos por la estupenda Capitanes de abril, sobre la Revolución de los Claveles, en la que también se reservó el papel de Antonia. Ahora se estrena su nuevo título, Nuestros hijos, en el que no aparece como actriz pero en el que escribe el guión junto a Laura Castro, también protagonista de esta historia que entrelaza la maternidad en una pareja homosexual con la represión de la dictadura brasileña. La Cronosfera pudo entrevistarla en su paso por Madrid para promocionar esta interesantísima película.
La Cronosfera: ¿Cómo surge contar Nuestros hijos?
María de Medeiros: Parte de una obra de teatro que Laura Castro, joven autora y actriz que hace el papel de la hija, escribió. Y lo hizo muy cerca de su experiencia personal, porque ella tiene tres hijos con otra mujer. La verdad es que ahora tiene cuatro porque adoptó con una segunda mujer un cuarto. Entonces cada una pasó por todo el proceso de inseminación con donador anónimo. Yo descubrí esa obra que ella me mandó con mucho interés, porque era todo un mundo el que se abría para mí, que yo no conocía, lo que significa en una pareja gay querer tener hijos. A todos los niveles, administrativo, de sociedad, de salud, a nivel ideológico… Acepté hacer la obra, hacer el papel de la madre, que fue todo un reto de composición porque la madre tiene la edad de mi madre. Entonces me fui a Brasil, hicimos la obra por todo el país y nos hemos vuelto muy amigas, muy cómplices. Y rápidamente le propuse a Laura hacer la película. Yo veía todo, los escenarios, Río de Janeiro maravilloso… en la obra no se ve nada porque es sólo un diálogo madre e hija. Le propuse ampliar todo eso, las ideas, las temáticas que están en la obra como indicios y quise que habláramos de ello de manera más explícita. También le hablé a Laura sobre incorporar lo que estamos viviendo en Brasil, una especie de radiografía de un momento muy preciso y angustioso que ya se terminó. Bueno, no se terminó porque estas cosas dejan huellas muy grandes, pero nos quedamos con ese momento en el que Brasil se oscureció dramáticamente. De ser un país muy democrático, muy abierto, muy adelantado en estos aspectos de las familias gays, de las personas LGTBQ+… estaban más adelantados que muchos países de Europa, y de repente vino esta ola de ideología medieval, de retroceso brutal, de militarización excesiva de la sociedad que, de alguna forma, quedó ahí reflejada en la película.
La Cronosfera: Sí, viendo la película te das cuenta de que las ideologías no cambian mucho de un país a otro. ¿Por qué el mundo es tan cerrado?
María de Medeiros: Efectivamente, los prejuicios y los retrocesos también son mundiales. Pero yo creo que no es un cliché, es la realidad. Y me hace especial ilusión estrenarla en España porque sé que aquí el público tiene todas las claves para leerla. Conoce muy bien las temáticas que abordamos. La memoria histórica, lo difícil que es lidiar con una memoria de violencia, con el silencio que se impuso sobre eso, y cómo las cosas se transmiten mal o bien entre generaciones. Eso España lo conoce requetebién. Y también España es una sociedad ultra moderna, muy valiente, en el sentido de que afronta sus problemas más fácilmente que otros países de Europa, que afronta la realidad, los deseos de cambio de la sociedad. Creo que España está casi siempre en la vanguardia de los temas de sociedad y en este país se dan todas las claves para disfrutar con la película.
La Cronosfera: Llama mucho la atención el personaje de la madre, la señora Vera (Marieta Severo), una mujer que ha vivido la represión de la cárcel pero fuera, ya en democracia, no es una persona abierta, y es un contraste psicológico curioso. ¿Cómo se crea ese personaje?
María de Medeiros: Yo creo que no es una persona tan ideológica, pero ese es mi sentimiento personal. Yo creo que ella es más suegra. (Risas) Ella lo que no quiere es compartir a su hija. Pero ese es un aspecto muy importante que quisimos abordar, que ya estaba en la obra de teatro: los prejuicios que tiene cada generación. Lo que es interesante es que la madre haya pasado por todas las luchas contra la dictadura militar, que haya sufrido en su piel la tortura, la cárcel, el exilio y aún hoy está súper involucrada con la lucha ayudando a los niños seropositivos. Lo interesante es que en una mujer tan abierta de espíritu llegue a ese límite que a ella le cuesta aceptar. Lo que ella no acepta son muchas cosas. Porque ella es muy suegra, dominadora y posesiva, y luego hay un lado en que ella reconoce los prejuicios que también existen en la generación de la hija, porque la hija tiene una pareja gay pero aún así aspira a una familia súper tradicional. Y luego, tiene muy admitido el lado liberal económico de la sociedad, donde todo se puede pagar. Cada generación tiene sus contradicciones y sus prejuicios, y por eso nos importaba mucho abordarlo. La obra ya lo hace pero quisimos tratarlo más en el cine. Todos tenemos nuestros prejuicios y van cambiando según las generaciones. De hecho, las dos, madre e hija, tienen buenos argumentos.
La Cronosfera: Otra cosa llamativa de la película es que hablando de temas tan importantes la fotografía sea tan blanca. Es un contraste muy interesante, ¿cuándo te planteas esto?
María de Medeiros: Yo quise, realmente, enseñar Río de Janeiro como lo veo yo. Es una ciudad que me fascina y quise salir de los clichés con los que muchas veces se vende Río, que son las mujeres con el bikini diminuto en las playas o los hombres intercambiando tiros en las favelas, una cosa muy masculina, muy violenta. Yo, que voy mucho a Río y he trabajado allí, pienso que ese no es el Rio en el que vivimos. Claro que en las favelas hay mucha violencia, pero también allí vive gente que hace su vida con normalidad, que hace la compra. Y luego está el color, ese verde de la selva que está por todas partes. Y los colores vivos. La cultura brasileña es colorida, las favelas son coloridas, y era muy importante para mí enseñarlo. Todos esos dolores de los personajes de la película tienen lugar en un escenario que refleja la juventud del país. Todo es posible aún, es el colorido de la perspectiva.
La Cronosfera: Has trabajado con directores muy importantes a lo largo de tu carrera, como Quentin Tarantino o Álex de la Iglesia. ¿Has incorporado como directora algo de lo que ellos te hubieran enseñado durante los rodajes?
María de Medeiros: Claro que sí, yo considero que mi carrera como actriz fue mi escuela de cine. Al ver directores tan distintos entre sí trabajando con medios tan distintos también fue una escuela estupenda. Pero en esta película yo tuve referencias bastante precisas. Una fue Jacques Tati justamente por ese colorido; seguramente Pedro Almodóvar; M. Night Shyalaman en la cuestión de los desaparecidos, de cómo dialogar con las presencias ausentes. Y finalmente también un guiño a la telenovela brasileña, que es una institución allí y que de alguna forma impregna todos esos actores.
Silvia García Jerez