MAL GENIO: la otra cara de Godard

Mal genio es una de esas películas que para el disfrute de su visionado se requiere una investigación previa en forma de conocimiento de la obra de un director que inspira la de otro.
El próximo mes de enero nos llega The disaster artist, la cinta con la que James Franco ganó la Concha de Oro en San Sebastián. Dicha película relata las vicisitudes del director Tommy Wiseau para rodar lo que él pretendía que fuera una obra maestra sin conseguirlo. Por el contrario, le salió un verdadero esperpento: The room (2003). Así las cosas, para saber de lo que habla Franco en The disaster artist es conveniente tener vista la que está considerada como la peor película del siglo XXI. Casi nada.
Mal genio responde también a ese tipo de ejercicio, situándonos en el año 1967 en el momento en que Jean-Luc Godard rueda La chinoise y conoce a la joven actriz de 17 años Anne Wiazemsky (fallecida con 70 el día 5 de este mismo mes de octubre), que interpreta en ella a Veronique, una de las estudiantes de maoísmo de la película.
El que está condiderado como uno de los miembros más influyentes de la nouvelle vague se enamoró de su estrella, se casaron y vivieron dos años tumultuosos de matrimonio que Mal genio reproduce en una mezcla de homenaje y sátira de la figura del director.

Stacy Martin y Bérénice Bejo en MAL GENIO
Stacy Martin y Bérénice Bejo en MAL GENIO

Calificada como comedia, Mal genio se interpreta como tal si conocemos la obra de la que parte, porque resulta llamativo hasta qué punto Michel Hazanavicious, el director de esta cinta que ahora se estrena, ha logrado reconstruir en su ficción la realidad a la que se refiere.
Hazanavicious, francés ganador del Oscar al mejor director por The Artist, toma la estructura por capítulos y los elementos narrativos de La chinoise, incluyendo planificación y montaje, para componer una película a imagen y semejanza de aquella con el mismo planteamiento base: el conocimiento de la persona que se estudia.
La autobiografía de la propia Anne, Un an apres, es la que sirve como guía a Hazanavicious para acercarse a Godard, director venerado por la historia del cine pero al que la situación política de su país y la mala acogida de la extraña y críptica La chinoise, de la que incluso los espectadores se le quejan en persona cuando lo encuentran en las manifestaciones, no ayuda a su vida privada.
Pero Hazanavicious no quiere hacer una caricatura del genio, únicamente mostrar su cara menos conocida usando sus propias armas narrativas, ofreciéndole al público el biopic de una parte de su vida enfocado desde el punto de vista de la película que lo sumió en la desesperación y lo llevó a un comportamiento muy poco ejemplar. El mal genio del genio. Reconozcamos que el juego de palabras del título español es brillante.
Los actores Louis Garrel y Stacy Martin, protagonistas de la estupenda Soñadores, de Bernando Bertolucci, y del fabuloso díptico sobre sexo Nymphomaniac, de Lars von Trier, respectivamente, se meten aquí en la piel del director y su musa, en unas interpretaciones tan sobresalientes que será imposible no recordarlas en el futuro.
Como a la película en sí. Presentada en el pasado festival de Cannes, tuvo una acogida razonablemente positiva y uno puede, sin miedo a equivocarse, afirmar que está en condiciones de competir en grandeza con la que a Hazanavicious le dio la fama y el Oscar. Y puede hacerlo porque si somos objetivos, más allá de lo que el Oscar significa, tal vez concluyamos que Mal genio es superior a aquella.
Las dos hablaban de cine y en las dos trabajó con Bérénice Bejo, su mujer en la vida real, allí como la estrella que nacía en el sonoro y aquí como secundaria amiga de los cineastas. Pero aquí hay más cine que en aquella. La narrativa es más compleja, el humor está más afinado y los recursos cinematográficos apuntalan en Mal genio una obra extremadamente recomendable.

Silvia García Jerez

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