LA SRA. LOWRY E HIJO: Martirio frente al talento

La Sra. Lowry e hijo es una magnífica película, pero a veces repele tanto que no lo parece. Porque narra la historia del pintor L. S. Lowry, un hombre que vivió con su madre toda su madurez mientras pintaba preciosos cuadros modernistas que ella se negaba a admitir que eran buenos para que no desarrollara la carrera artística que él deseaba.

Su estilo, paisajes poblados de figuras estilizadas, oscuras, sin rostro, en la distancia, hacía de su obra un arte no comprendido por todos, vapuleado por muchos y despreciado por su madre, una mujer muy mayor, postrada en la cama con una invalidez evidente, necesitada de cuidados continuos que no quiere que su hijo la abandone para prosperar como el pintor que es.

Desea, a la vez, que le vaya bien para poder disponer de una renta solvente y para que los críticos lo alaben pero no quiere ni ver esos cuadros tan horrendos que compone. Ni los entiende ni le gustan. Una contradicción que afecta a su relación, siempre en continuo enfrentamiento y nunca con una buena palabra de por medio más que hacia la comida que le prepara cuando llega la hora. Sí, en cuanto a los cuidados, la Sra. Lowry no tiene queja.

La Sra. Lowry e hijo. Vanessa Redgrave y Timothy Spall, madre e hijo en el film
Vanessa Redgrave y Timothy Spall, madre e hijo en el film

La Sra. Lowry e hijo está dirigida por Adrian Noble y protagonizada por dos titanes de la escena inglesa: Vanessa Redgrave como Elizabeth Lowry y Timothy Spall como su talentoso y anulado hijo, intérprete a quien vemos pintar en el film y cuyas habilidades para este arte ya le contó a este medio que tenía, aunque no le gustara ejercerlas.

Los dos ofrecen sendas lecciones de interpretación, están colosales en esta batalla por la supervivencia de sus distintos modos de vida, una guerra que se libra en la habitación en la que Elizabeth pasa los días y donde ven consumidas sus esperanzas de ser comprendidos por el otro.

Una no quiere que su hijo pinte y el otro no quiere dejar de hacerlo, en su ático, donde se siente libre, además de solo e inspirado.

L. S. Lowry es uno los pintores más queridos de Inglaterra, pero no será gracias a su madre o la lo que su madre representa en La Sra. Lowry e hijo, film en el que su imagen como progenitora que apoya a su descendencia no sale bien parada.

Dejemos claro que Vanessa Redgrave es una actriz descomunal, lo ha sido siempre y no hay quien le haga sombra. Es imbatible, una auténtica leyenda. Y claro, cuando tiene que interpretar a una mujer desagradable, ella es la más despreciable del barrio. Es increíble la poca empatía que despierta y las ganas que le dan al espectador de abandonar la historia para no seguir escuchando sus reproches.

Su pobre hijo, un hombre talentoso pero resignado a que su madre lo tenga bajo la estricta vigilancia a la que lo somete, es un personaje que se hace querer. Y admirar. Uno no entiende cómo esos cuadros tan bonitos no tienen una aceptación inmediata, pero también hay que ponerse en la óptica de la época y de estar viviendo en un distrito industrial en la primera mitad del s. XX.

El reflejo de la realidad que tan bien recoge L. S. Lowry en sus obras contrasta con la que su madre desea vivir, en un barrio mejor pero sin posibilidades para ello, y eso también la amarga y le agria el carácter. No es fácil vivir con alguien así pero su hijo la quiere y hace todo lo posible por verla feliz. Incluso regalarle sus cuadros.

La Sra. Lowry e hijo.
Uno de los cuadros de L. S. Lowry a los que la película hace referencia
Uno de los cuadros de L. S. Lowry a los que la película hace referencia

La elegancia con la que Adrian Noble cuenta la historia es admirable. Una habitación de otro siglo, fotografiada como si fuera de la realeza o de la clase alta a la que la madre quiere pertenecer. Encuadres exquisitos con dos actores acordes con el plano que tiene en pantalla. Y superposiciones cuando regresa al pasado, manipulación del tiempo en el presente, todo orquestado para que tú también veas la belleza que Lowry detecta y plasma con su pincel.

Y la música de Craig Armstrong. Suyas fueron las partituras para Love Actually o Moulin Rouge, y ahora firma este acompañamiento a dos almas solitarias y necesitadas de su cariño mutuo, aunque tanto les cueste demostrarse que se lo tienen.

La Sra. Lowry e hijo es un trabajo exquisito, de esos a los que el cine británico nos tiene acostumbrados aunque no siempre le hagamos el caso que se merece y dejemos pasar en la cartelera películas como esta que, por pequeñas que sean, sin efectos visuales ni estrellas jovencitas del momento en su reparto, nos dan más alegrías que las que vienen respaldadas por enormes campañas de publicidad que nos acaban agotando éstas y decepcionando aquellas.

Quedémonos en esa casa, en esta habitación con dos personajes. Con La Sra. Lowry e hijo. Ellos sabrán darnos el cine más preciado.

La Sra. Lowry e hijo se estrena en cines el 12 de febrero.

Silvia García Jerez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *