EL JUEGO DEL CALAMAR T2: Dentro del laberinto

EL JUEGO DEL CALAMAR – EL FENÓMENO SOCIAL

La icónica muñeca de la serie en pleno juego 'Luz roja, luz verde' de El Juego del Clamar Temorada 2
La icónica muñeca de la serie en pleno juego ‘Luz roja, luz verde’

Volvemos al laberinto. Al laberinto de escaleras. La segunda temporada de El juego del calamar ya llega a Netflix. Desde el 26 de diciembre se podrá disfrutar de los siete capítulos que suponen la continuación de la serie que marcó un antes y un después en la plataforma. Ha habido unas cuantas pero que generaran tanta diversión como polémica allá por el año 2021 y que se haya renovado, cosa que ya sabemos que no ocurre con todas, es un auténtico hito.

Y es que de El juego del calamar ha surgido merchandising -poco para lo que la serie merece con respecto a sagas cinematográficas ya consolidadas como la de Harry Potter-, un videojuego online titulado Unleashed, gratis para los suscriptores de Netflix, una legión de fans que esperan su segunda temporada con ansia y hasta un par de juegos reales, una experiencia para todos los públicos disponible hasta el 7 de enero en el espacio Ibercaja Delicias, en la estación del Museo del Ferrocarril, y otro más exclusivo que tuvo lugar hace unos días en la Caja Mágica presentado por el conocido YouTuber Ibai Llanos, organizado por él, KFC y Netflix en el que jugadores reales participaron en la Caja Mágica para ganar un premio real. En ese caso, 27.000 euros. El juego pudo verse en su canal de Twich.

En El juego del calamar, tanto en la primera temporada como en la segunda el premio es el mismo, 45.000 millones de wones coreanos, lo que equivale a poco más de 30 millones de euros. El won está muchísimo más bajo que nuestra moneda. Ese premio también nos habla de la denuncia social que la serie hace al nivel de vida de Corea, en el que sus ciudadanos prefieren arriesgarlo todo para salir de una pobreza que fuera del juego es excesiva.

Y es que en El juego del calamar los jugadores se meten a ciegas a participar en un macro evento que promete hacerlos ricos. No saben en qué consiste porque todo es muy misterioso para ellos. Si no te va bien en la vida, vente. Es el mensaje del hombre trajeado que juega con ellos por las calles para después darles una tarjeta con unos extraños símbolos que son el comienzo de algo que tiene, aparentemente, buena pinta. Pero no saben qué consecuencias reales tiene que acepten el reto. Nadie lo sabe hasta que entra. Hasta que es demasiado tarde.

En la primera temporada aprendimos en qué consistía El juego del calamar. Juegos infantiles con catastróficas consecuencias para quienes no los pasen. Y el dinero, que inicialmente sería para dividir entre todos y les darían para poco, va aumentando a medida que vayan quedando menos jugadores. Mayor botín para los que siguen. Con el peligro que eso conlleva dada la naturaleza del hombre, egoísta por excelencia.

Brutal y adictiva, El juego del calamar se convirtió en la joya de las series de Netflix. No tenía rival. De perfil únicamente adulto, dada la salvajada que era cada capítulo, incluso los niños se engancharon. Jugaban a la serie en los patios de sus recreos y los profesores tuvieron que alertar sobre el hecho. Es lo que tiene que la palabra ‘Juego’ esté en el título, por qué va a tener algo de malo. Y cómo no ver esa serie de la que todo el mundo habla.

EL RETO DE LA SEGUNDA PARTE

Lee Jung-jae, el actor protagonista de la serie El Juaego del Calamar Temporada 2
Lee Jung-jae, el actor protagonista de la serie

Una vez acabada, había ganas de más y Netflix lo sabía. Pero había que hacer algo práctico con ella. Hay que volver al juego pero a ver cómo y a jugar a qué. El guión suponía un reto enorme, el equipo lo afirmó en su momento, cuando se anunció la segunda temporada, que los juegos debían ser nuevos, y no podían defraudar a tus millones de seguidores. Así que, una vez vista la segunda temporada podemos decir que no se puede contentar a todo el mundo, que probablemente vaya a polarizar a quienes esperaban más y a quienes esperaban otra cosa. Continuar algo icónico es muy complicado. Eso sí, habrá quienes, como nosotros, defendemos el resultado.

El juego del calamar T2 continúa la estela de la primera temporada. Volvemos al laberinto de escaleras que conducen a los juegos, a la tensión de quiénes perderán cada uno de ellos, y a descubrir a qué hay que jugar ahora. Eso no cambia aunque los juegos sean diferentes, unos más conocidos que otros, alguno, es de imaginar, más popular únicamente en la cultura oriental. Juegos, en definitiva, que es a lo que hemos venido, ¿o no?

Lo que hace diferente a El juego del calamar en esta nueva temporada es el giro, necesario, de que el protagonista de la primera, el ganador, el rostro que esperamos ver otra vez, quiera volver a entrar, pero en esta ocasión para detenerlo todo desde dentro. No quiere que nadie más pase por lo que él pasó y la única manera de pararlo es acercándose a su enemigo para acabar con él. Lo que ocurre es que lo va tener más difícil de lo que pensaba. Porque entrar es fácil, pero cualquier paso que se dé a continuación puede ser en falso.

Nuevos juegos, nuevos personajes. Nos vamos a encariñar mucho con una pareja fabulosa, una madre, anciana, y su hijo, que entran por lo mismo que muchos de los jugadores lo hacen en esta ocasión, para saldar sus cuantiosas deudas. El tema de las Criptomonedas va a ser el letmotiv de esta temporada. Debió ser brutal en Corea y se plasma en la problemática de muchos personajes. El juego del calamar, además de un juego, es el reflejo de una sociedad. Y porque a los guardias no los conocemos, pero es de imaginar que también necesiten el dinero que les paguen por hacer un trabajo tan espantoso.

Es bonito el giro que se le da a la serie en esta temporada. Querer pararlo todo es motivo suficiente para hacerla, para volver y ver más juegos, que es lo que el espectador está esperando, pero hay que saber contarlo bien, con la garra necesaria para ir convenciendo capítulo a capítulo. Por eso, hasta que nos damos cuenta de la pretensión del protagonista en esta ocasión pasa un poco de tiempo. Inicialmente estamos un poco perdidos, pero luego ya nos damos cuenta de que no vamos a ver más de lo mismo. Sí, vamos a volver al universo de los juegos, pero vamos a cambiar la meta del protagonista. En la primera temporada era ganar para ganar, sí, pero también para sobrevivir. En la segunda ya es diferente, es detener a quien está detrás de todo esto. Y eso es un auténtico estímulo para descubrir cómo piensa hacerlo.

Pero hay más cambios y son estructurales. En la primera temporada los juegos ocupaban el capítulo entero, en esta ocasión el modus operandi va a ser diferente, porque el grueso de los episodios van a consistir en el drama que se crea entre los personajes entre juego y juego. Y eso puede pesar en nuestro ánimo de tal modo que se nos hagan menos atractivos y nos parezcan peores. Que encontremos un bajón en los episodios centrales. Puede pasar. Pero en seguida pega el subidón y vuelve a ser El juego del calamar que tanto amamos.

Los dos últimos capítulos de la segunda temporada son pura adrenalina. Sudamos con sus personajes. Son fabulosos, de un nivel estratosférico. Todo lo contrario que el último capítulo de la primera temporada, ese sí que pesaba, pero no nos acordamos porque el conjunto era tan inmenso que lo hemos borrado de éste. Nos quedamos con el grueso de lo jugado allí dentro. Y con las ganas de ver más en un futuro próximo.

Ya ha llegado ese momento. Ya podemos ver cómo continúan las cosas dentro del laberinto. Y aplaudir el gran talento de sus creadores porque no era sencillo tenernos pegados a la silla y los siete capítulos pasan en pocos días. En uno, quien quiera hacerse la maratón. Se puede disfrutar a menores dosis, es igual de buena. Y vamos a querer, de nuevo, ver más. A la mayor brevedad posible.

Silvia García Jerez

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