HASTA EL CIELO: El delincuente enamorado
Hasta el cielo, el nuevo trabajo de Daniel Calparsoro, es el regreso del cineasta al género de atracos tras la solvente Cien años de perdón, que protagonizaba un reparto coral en el que estaban incluidos Luis Tosar y Patricia Vico.
Pero si en Cien años de perdón el atraco era a un gran banco, en Hasta el cielo son asaltos a joyerías, robos importantes pero a pequeña escala, precedidos por alunizajes, que Ángel (Miguel Herrán) comienza a efectuar con una banda que lo selecciona inicialmente para endosarle a él las culpas, pero poco a poco va siendo más consciente de cómo hay que organizarse.
Mientras tanto, se enamora de Estrella (Carolina Yuste), una peluquera de barrio que tiene las ideas muy claras y sabe defenderse de quienes la adulan y pretenden tenerla a su merced.
Pero Ángel quiere llegar a lo más alto, como su nombre indica. Ya sabe cómo funciona el sistema, el carcelario incluido, y cómo saltarse las normas. Solo le queda triunfar a gran escala, pero para eso el plan se va a complicar: deberá asociarse con el magnate del lugar, Rogelio (Luis Tosar), con cuya hija, Sole (Asia Ortega), pretende casarse para que las apariencias sean completas y pueda establecerse como desea. Ahora solo le queda que Estrella lo entienda y que todo le salga bien. Muchas cosas a la vez, tal vez demasiadas.
Hasta el cielo cuenta con un guión de Jorge Guerricaechevarría, uno de los nombres fundamentales de la narrativa de nuestro cine, colaborador habitual de Álex de la Iglesia y de todo buen director que uno pueda recordar, caso de Paco Plaza o Daniel Monzón, con quienes firmó los guiones de Quien a hierro mata y El niño, respectivamente.
Cuando nos enfrentamos a un libreto de Jorge sabemos que, como poco, interesante va a ser. Y normalmente resulta ser mucho más, como en este caso, que nos presenta un cine quinqui actualizado a 2020 y con una estructura de thriller por mucho que tras ella se esconda una crítica social que bien podría ser un drama si no tuviera el tratamiento del cine de acción con el que se envuelve.
Y Calparsoro realiza aquí uno de sus mejores trabajos. Sí, supera Cien años de perdón y eleva Hasta el cielo por encima de las nubes. El entretenimiento es un hecho, y cada secuencia se convierte en una aventura en la que Ángel va creciendo como personaje y vamos comprobando cómo se convierte en el rey del lugar. La ambición no está reñida con su talento y asistir a su despegue es una gozada.
Pero es que Hasta el cielo no solo funciona con Ángel, toda la película es un engranaje en el que cada pieza encaja. Las escenas de robos están maravillosamente resueltas, la cámara no se vuelve loca para tratar de darnos un plano de todos, como en el cine americano, en el que apenas sí somos capaces de intuir lo que pasa porque con tanto movimiento y montaje frenético nos solemos concretar lo que tenemos delante.
Calparsoro sí domina el espacio y el tiempo y nos lo va dejando claro. Atracos perfectamente medidos (atención a la secuencia del barco y posteriormente a la del hotel) que ejecutados en pantalla nos dan como resultado una lección fascinante de cine. Y si a ello le sumamos lo bien que maneja el drama y las situaciones personales de los personajes, ya tenemos una película redonda.
En Hasta el cielo, Daniel Calparsoro vuelve a contar con dos de los actores con los que trabajó en Cien años de perdón: Luis Tosar y Patricia Vico, aquí magnate y abogada respectivamente. Ambos en papeles pequeñitos pero fundamentales y muy efectivos. Eso sí, la película es de Miguel Herrán. Su carisma salta por la pantalla y nos atrapa. Es un Ángel perfecto, chulo, carismático. Y muy creíble.
Pero a quien debemos alabar como se merece es a Carolina Yuste, la Estrella de esta película, con el doble sentido que otorgan el nombre y el astro, ya que está llegando a ser imprescindible desde que la descubriéramos en Carmen y Lola y ganara el Goya a la Mejor Actriz Revelación por ese fantástico trabajo.
Aquí, Carolina brilla tanto que cuando no está en pantalla se la echa de menos. Es asombroso el magnetismo que tiene con la cámara y el dominio de su profesión que demuestra en cada plano. Si Estrella es arrolladora es porque Carolina lo es en primer lugar.
Y sí, Estrella domina su terreno, sabe dónde pisa y cómo poner barreras ante lo que rechaza. Cada vez que habla, sentencia, y lo hace con personalidad y con estilo. Su feminidad está a salvo y de paso el feminismo que representa y que con tanta entidad defiende. Es, desde ya, uno de los personajes del año.
Hasta el cielo es uno de los aciertos cinematográficos de la cartelera de este final de 2020. Su ritmo vertiginoso, su tensión continua, su banda sonora, con temas de La Mala o de Carlos Jean, realmente potentes y vibrantes con las imágenes a las que acompañan, ayudan a que la película funcione como el meteoro que desde el principio intuimos que será su conjunto. Y lo acaba siendo hasta su espectacular desenlace. Cine quinqui dispuesto conquistar el mundo. El cielo. La galaxia.
Silvia García Jerez