EL DIABLO A TODAS HORAS
El último estreno de Netflix es El diablo a todas horas, una película basada en la novela de Donald Ray Pollock y que, como curiosidad, es la voz en off de la versión original en inglés.
Un reparto elegido con un gran acierto, desde Tom Holland a Robert Pattison, nos llevan a dos puntos perdidos del mapa del sur de Estados Unidos desde 1957 hasta 1965.
Personajes que se cruzan, marcan el destino de unos y otros y determinan sus acciones en unas vidas anodinas y sin heroicidades, pero tan reales como lo podrían ser en cualquier otro lugar del mundo.
Y, por encima de todos ellos, un fanatismo religioso que condiciona para bien y, sobre todo, para mal muchos de los giros de esta historia. Una trama llena de violencia explícita o implícita, contada sin prisa, narrada y filmada, con una banda sonora que no molesta ni hace trampas.
Netflix presenta El diablo a todas horas como una historia gótica americana. Yo creo que más que una historia gótica es una maldición bíblica. Personajes llenos de fe, con un sentido de la vida determinista y alejados del mal que se cruzan con el diablo a todas horas.
Si El diablo a todas horas ha gustado a tantas personas en tan pocas horas que lleva en la parrilla de la plataforma, quizás sea por la capacidad de hipnotizar con unos personajes que atrapan desde el principio. Llenos de posibilidades para el bien y, especialmente, para el mal.
Puede que la extensión, algo más de dos horas, eche para atrás a algunos. Nuestro consejo es que le den una oportunidad porque, si les gustan las historias de vidas cruzadas, de buenos y malos (malvados), de iluminados y farsantes, de hombres justos y mujeres arrastradas por el destino, esta es su película.