EL AÑO DEL DESCUBRIMIENTO: síndrome de Estocolmo
Tras pasar por diversos festivales: Rotterdam, Mar de plata, Sevilla o Bogotá, este último donde se alzó con galardón a la mejor película. Por fin, El año del descubrimiento, llega a nuestros cines para hablarnos, nada más y menos, que de política; un tema que parece no evolucionar por los siglos de los siglos y es que es, a día de hoy, un tema latente en gente que ni siquiera padeció esa cruenta guerra civil. Pero dejando esto un poco atrás, salvo por alguna referencia esporádica, El año del descubrimiento nos sitúa en el año 1992; un momento de bonanza económica y social dentro de nuestra humilde península, que fruto de esa prosperidad organiza dos de los acontecimientos más importantes de nuestra historia reciente: Los juegos olímpicos de Barcelona y la Exposición universal de Sevilla.
O eso nos hicieron creer porque en la actualidad para los transeúntes de un bar de Cartagena (Murcia) no fue para nada así. De hecho, más bien, fue una cortina de humo que sirvió para maltratar, aún más, a una comunidad históricamente deteriorada por los gobiernos. Un desastre que se culmina con un desmantelamiento industrial que consigue colmar un vaso a reventar que vuelca y sacude a golpe de cócteles molotov el parlamento regional de Cartagena. Un acontecimiento poco conocido del que tuvieron que hacerse eco periódicos como EL País para que el gobierno rectificara y mandase el astillero de vuelta al ruedo. Lo cierto es que los obreros, sindicalistas… consiguieron revertir a golpe de violencia esta situación. Lo que te hace cuestionarte si de verdad es necesario llegar a estos extremos. En algunos casos se ve que sí. Dicho sea de paso, no es un documental al uso. Más bien diferente. Para empezar: dura más de tres horas, algo que puede ser insoportable para un amplio espectro de la población puesto que las butacas de algunos cines no suelen ser muy cómoda. Lo siguiente es que está construida a base de testimonios de personas corrientes, lo cual hace que en ocasiones parezca redundante o simplemente improductivo (son varias historias cruzadas que convergen en un contexto). En definitiva, estamos ante el retrato de una opinión pública que justifica su voto y visibiliza con argumentos, en ocasiones desmontables, su punto de vista sobre España y el futuro.
Guillermo Asenjo Lara