DOS: La unión que hace la fuerza
Dos arranca ya en la situación en la que vamos a permanecer durante el transcurso de la película: dos personas, un hombre y una mujer, despiertan en una cama y no pueden moverse sin hacerse daño porque se dan cuenta de que están cosidos el uno al otro por el abdomen. Nada de prolegómenos, de ver a los personajes saliendo de sus casas hacia un lugar al que nunca llegan… nada de eso, directamente abren los ojos en la cama en la que están y comienza la pesadilla.
El punto de partida Dos es llamativo. Dos personas que amanecen: ataDos, pegaDos, amenazados y aterrorizaDos, como afirma la publicidad de la película. Eso ya es un aliciente para verla. Si te gusta el género del suspense.
En realidad, en Dos lo que hay que descubrir es por qué están así, y claro, cómo liberarse. Lógicamente, tanto David (Pablo Derqui), como Sara (Marina Gatell) empiezan a darse datos mutuos. Quiénes son, a quiénes conocen, a qué se dedican, todo para localizar puntos en común que pudieran servir como motivos para haberlos llevado hasta allí. La unión hace la fuerza. Literalmente.
Y todo ello con movimientos muy delimitados, muy cuidados, porque un tirón fuera de lugar les hará daño a ambos… si no encuentran la manera de zafarse de ese cosido que los mantiene uniDos.
Mar Targarona es la directora de Dos, película que realiza tras la exitosísima El fotógrafo de Mauthausen, protagonizada por Mario Casas, donde contaba la historia real de un fotógrafo español que fue capaz, estando en esa prisión durante la II Guerra Mundial, de hacerle fotos a los responsables de dicho campo de concentración y de sacar los negativos de allí para demostrarle al mundo lo que había pasado dentro.
Ahora nos llega una historia mucho más pequeña, aparentemente menos ambiciosa, pero que logra mejores resultados artísticos que aquella. Sí, el film de Mario Casas funcionó muy bien en la taquilla pero no como película, y con Dos el escenario es muy diferente. Desde el comienzo ya estamos inmersos en la propuesta y solo queremos, al igual que David y Sara, averiguar lo que ha pasado.
Y, sin contar nada de la resolución, dejemos claro que ésta es excelente. Está al nivel de una película de Tim Burton, para quien siga amando el cine del director, como es mi caso. Por lo menos al nivel del Tim Burton que todos adoraban, antes de que se cansaran de él por no se sabe muy bien qué.
Dos es una película muy cortita que en poco más de una hora nos ofrece los interrogantes y las respuestas, todo de la mano de dos actores espléndidos que aguantan una situación donde no pueden moverse del lado del otro.
Y el resultado es un film magnífico, en su forma y en su fondo, tanto en el estrés que se pasa como cuando descubrimos por qué está pasando esto. Ninguna pega que ponerle a este respecto.
Lo chocante de la cinta es el pequeño detalle que los una: la sensación de que ese cosido se mueve, cambia de lugar, incluso deja que los personajes se sienten en la cama a hablar como si nada. Resulta raro. Si la unión entre ambos estaba tan frontal inicialmente no se entiende que luego puedan casi interactuar como si estuvieran separados.
Y eso nos saca un poco de la película. No lo suficiente como para seguir concentrados en obtener respuestas pero sí lo bastante como para no estar angustiado durante todo el metraje. Interés y angustia no son lo mismo, aunque gracias a ambas uno permanezca pegado a la butaca.
Dos es, por lo tanto, un título a tener en cuenta. Estrenarla en medio de un verano con grandes producciones arrasando en taquilla no es la mejor idea, pero no por ello merece menos atención. Sin Mario Casas ahora en el reparto, el camino al éxito de Dos vendrá de la mano de convertirse en una película de culto. Eso, casi con seguridad, lo tiene garantizado.
Silvia García Jerez