DHOGS: entrevistamos al equipo
Dhogs, película gallega rodada en gallego, ha sido la flamante ganadora de la V edición del Festival Internacional de cine fantástico de Madrid Nocturna. Un film inquietante, desasosegante, lleno de referencias cinematográficas y literarias y aún así inmerso en su propio universo. La Cronosfera habló con su guionista y director, Andrés Goteira y con dos de sus intérpretes, Melania Cruz y Carlos Blanco, que también ganó el merecido premio ‘Vincent Price’ a la mejor interpretación masculina.
La Cronosfera: Enhorabuena porque habéis conseguido una película dura pero en la que si se entra la consigues disfrutar.
Carlos Blanco: Yo creo que la gente esperaba algo más terrorífico, más de miedo quizá. Me dio esa impresión.
Melania Cruz: Sí, con más efecto especial.
C.B.: Pero esto es más terror psicológico. Creo que los espectadores estaban como esperando que saliera alguien con algún cuchillo en algún momento.
L.C.: Tal vez en un festival de cine fantástico se tienda a pensar que puede ser así, pero el fantástico abarca mucho.
C.B.: Supongo que el público va a los festivales a ver algo más gore.
L.C.: ¿Cómo lo pasasteis durante el rodaje? Porque viendo la película no se puede pensar que lo pasarais muy bien.
M.C.: Yo empecé en la peli con Carlos, y genial, por muchos motivos, porque con él estuve muy a gusto desde el primer momento y me facilitó muchísimo todo. Se creó un ambiente en el que me resultó muy fácil trabajar. Yo estaba como en una nube con Carlos. Cuando estamos en escena estaban pasando cosas y lo estábamos evidenciando. Ya no era Carlos ni yo era yo, ni tenía que pensar mucho. Porque una cosa es el trabajo previo que tú puedes hacer de personaje y después las circunstancias que pasan, y yo me dejé llevar, simplemente. Después está la parte del desierto, que es más dura de ver, pero también tuve mucha suerte porque con Iván (Marcos) fue todo muy fácil. Muy agotador, porque además pasaron muchas cosas, me hice un esguince en un tobillo…
C.B.: O sea, que la cojera es real.
M.C.: En ese momento no era real pero después sí que lo fue. (Risas) Porque iba con unas cuñas, y además en el desierto, que todo lo que tenía que estar seco había llovido durante una semana y estaba embarrado, y era todo más difícil pero todas las dificultades se fueron superando.
C.B.: Ellos empezaron rodando lo nuestro porque era más barato. Los dos solos en un pub y luego en un teatro la escena de sexo con público y con eso hecho y montado lo presentaron. Ahí fue donde consiguieron más dinero en el crowdfunding. Digamos que lo usaron como teaser para decir ‘esto es lo que queremos hacer, nos falta hacer lo otro’. Pasó mucho tiempo entre una cosa y la otra.
M.C.: Un año, sí.
C.B.: Y no engordaste ni nada.
Ambos comienzan a reír con el comentario.
C.B.: Es que puede pasar, que en un año cambies de aspecto.
M.C.: Yo es que ahora lo veo y me resulta muy curioso porque me da la sensación de que no somos nosotros. Me crea una distancia conmigo misma enorme. La peli crea una burbuja muy particular.
L.C.: Quería preguntar por las influencias de las que bebe Dhogs.
Andrés Goteira: Yo creo que a todas las partes de la película le puedo poner un autor, casi. A partir de estos actores creo mi propia película. Pero yo, al no estudiar cine, necesitaba beber mucho cine y aprender de ellos. Desde Murakami… ojalá algún día pueda hacer After Dark, que es un libro de él que me encanta. La parte del hotel, un pintor que hay en Escocia que es Jack Vettriano.
C.B.: En esa parte hablan de Lost In Translation.
A.G.: Sí, de Lost In Translation hay muchísimo. Murakami y Lost In Translation es el bar. Y después entran Leos Carax, David Lynch, Gaspar Noé, los Coen, Jim Jarmusch.
M.C.: Haneke…
A.G.: Haneke menos, ¿eh? El conejo de Donnie Darko, aunque no tienen nada que ver uno con el otro. Aquí es más animal y en Donnie Darko es más viajes en el tiempo.
L.C.: ¿Iñárritu? La parte del desierto me recordó a Babel.
C.B.: Pero Andrés tiene mejor carácter.
Aquí reímos todos.
A.G.: La han comparado mucho, y no sé por qué, con Relatos salvajes, no tengo ni idea. El inicio es muy tarantiniano. No lo escribí yo, lo escribió el propio actor, Enrique Lojo, lo del ‘Veo veo’. Eso es de él, todo.
L.C.: Me llama mucho la atención la historia del taxista, ¿cómo surge esa parte?
A.G.: Lo dejo en el misterio, pero me gusta al inicio de la película que haya un juego con el que se te diga que vas a manejar gente, que haya un espectáculo en el que el público va a reaccionar solo, a su aire, y no cuando realmente suceden las cosas perversas. El poder cambiar las personas y las personalidades… si pudiéramos hacer eso podríamos cambiar el mundo y hacer lo que quisiéramos con él. Es súper surrealista pero, ¿por qué todo tiene que estar tan encasillado? Hay pintores que pintan con las manos. Los cineastas también pueden pintar cuadros abstractos.
M.C.: A mí me parece muy interesante la historia del taxista porque decía Suso (López), uno de los productores, que representa el mundo en el que vivimos con los programas del corazón. Lo que puede ser el Sálvame, donde va la gente a echar su mierda y hablar de sus miserias y la gente le aplaude. Y la gente lo ve y la gente alimenta que esas cosas sigan pasando.
C.B.: Y luego esa mirada de ‘Morris’, que es uno de nuestros grandes actores. Es un maestro que además está en un momento impresionante de trabajo. Y esa mirada que lo dice todo. Nosotros tenemos una secuencia juntos en el taxi en la que no hablamos, pero él se está comunicando todo el rato, y yo veía aquellos ojos, aquel cansancio y me parecía alucinante.
L.C.: Me gusta de Dhogs que sea una película reflexiva, que no la veas y se te olvide, que te quedes con ella.
C.B.: Crea mal cuerpo, ¿eh? No es una película para salir bailando, no es La La Land.
L.C.: La La Land también creaba mal cuerpo.
C.B.: Sí, pero esta es distinta. No sé, yo que la vi varias veces y la segunda sobre todo, cuando ya te fijas en los detalles, lo que le sucede a Melania es tremendo.
M.C.: Yo creo que la he visto cuatro o cinco veces y la primera lo pasé fatal. Fue un pase privado que hicimos para todo el equipo y yo estuve como treinta minutos intentando que la gente no me preguntase lo que opinaba. (Ríe) Porque realmente no estaba preparada para dar una opinión ni para decir nada. Era un torrente de sensaciones. Me quedé tan abrumada por lo que había recibido que no era capaz de hablar de lo que había visto. Y tardé bastante tiempo en empezar a hablar de las cosas. No sé hasta qué punto es productivo hacer los coloquios después de la peli. Yo no sé si los cuerpos y las mentes están preparadas. Porque no es un divertimento la peli. Es que te plantea algo muy intenso, es un juego muy bestia y es profundo porque no es sangre, tripas y violencia. Mi madre, a la que tengo siempre en la cabeza pensando en cómo reaccionará cada vez que hago algo porque le gusta mucho el cine, me decía que una de las cosas que le había gustado de la peli es que no se pasa de morbosa. Es muy cauta y siendo muy cauta consigue crear un efecto en el espectador muy inquietante. Creo que trata al espectador como una persona inteligente.
C.B.: A mí me encantaría ver a Agustín explicándole la película a su abuela. Tenía 93 años y se murió hace unos meses.
A.G.: Hace casi un año.
C.B.: Y le explicó la película. Con 93 años. De un pueblecito de Galicia con mil y pico habitantes. Explicándole todo eso a su abuela.
L.C.: Para terminar quería hacer hincapié en algo que puntualizasteis al presentar la película y que me parece fundamental, y es verla en el gallego de su versión original.
C.B.: Claro, es que además ya en Galicia se rueda muy poco en gallego porque se buscan más otros mercados y se empieza a rodar en inglés, incluso. Y para nosotros es muy valioso eso. Es nuestro tesoro, es algo que utilizamos, porque hablamos en gallego y poder rodar con ello además de cómodo y lindo es valioso que se pueda oír nuestro idioma en Sao Paulo o en Croacia. Yo estoy felicísimo de que eso fuese así.
M.C.: Totalmente. Yo creo que es un problema en general la cuestión de cómo se recibe que se grabe en distintos idiomas. A mí me parece una riqueza tremendísima. Nadie tiene ningún problema en ver cosas en versión original en inglés y tampoco deberíamos tener problemas en ver cosas en catalán o en Euskera, como Handia, una película que vi el otro día y que me ha gustado mucho. Es bonito porque es tal y como la concibió Andrés. Lo hizo sin pensar, es natural.
Silvia García Jerez