CAPTAIN FANTASTIC: La isla de la sabiduría

Vivir en los bosques del noroeste del Pacífico no es excusa para no tener una educación exquisita, para que tus hijos no estén, además de en contacto con la naturaleza, siendo incluso capaces de cazar, en perfecta armonía con los conocimientos que los libros ponen al alcance de todo ser humano para que éste se instruya en los temas más diversos.
Ben ha conseguido pasar diez años en esos preciosos parajes unido a sus seis descendientes, criándolos con todo lo que un niño necesita para desarrollarse física e intelectualmente. Pero la vida le cambia los planes y todos ellos deberán salir de esa isla en que permanecen aislados del mundo e integrarse en la sociedad si quieren cumplir el sueño de la persona que falta en esta perfecta familia.

Captain Fantastic, último trabajo del actor Viggo Mortensen y primero que nos llega de su director, el intérprete Matt Ross, del cual no conocemos su ópera prima, 28 hotel room, es un ejercicio formal disparatado que esconde a la libertad como moraleja. Libertad en el tratamiento de los temas, sean éstos cuales fuere, que Ben les inculca a sus hijos, sin esconderles la realidad de cuanto sucede en el planeta. No contemplar la mentira es la forma más transparente de educarlos y de enfrentarlos a lo que tarde o temprano van a acabar encontrando fuera de su hábitat.

Pero el conocimiento sin su aplicación a la realidad de la convivencia no es sino una teoría bien aprendida. También a eso van a tener que enfrentarse, y es en ese giro, inesperado para ellos, donde Captain Fantastic adquiere su verdadera dimensión de película tan entretenida como dolorosa.
Lo primero porque asistimos encantados al reto que se le presenta a esta familia al tener que luchar contra quienes no comulgan con sus costumbres, y lo segundo porque todo pulso con la realidad tiene momentos de flaqueza en los que resulta muy difícil saber quién saldrá victorioso.

Captain Fantastic nace de una buena idea y cuenta con resoluciones maravillosas, como la primera y larguísima escena del autobús con carácter de escolar que es la casa itinerante en la que tiene lugar la cinta al convertirse en road movie. El problema surge al querer mostrar todos los agujeros que la falta de práctica deja al descubierto. En la reiteración Captain Fantastic mengua su calidad, alargando el desenlace y lastrando la admiración que inicialmente el film provoca.

Viggo Mortensen consigue elevar a la categoría de icónico un personaje extraño que tan pronto resulta distante, centrado en la educación de sus hijos hasta confundirse seriedad con automatismo, como lo vemos transformado en un padre atento, amable y cariñoso que se interesa y se preocupa por los problemas que tengan.
Es inevitable pensar que un hombre como Ben, con apariencia de haber salido de una película de Wes Anderson, al igual que todos aquellos que lo rodean, no sea uno de los que marquen la carrera minoritaria de quien un día elevara a Aragorn al cielo de los mitos. Y es que, lejos de la gloria de El Señor de los Anillos, Mortensen también ha triunfado gracias a las sensacionales Una historia de violencia o La carretera, y en distinta medida, aunque también esté ahí y haya que contemplarla, el capitán Alatriste.
Este otro Capitán, mucho más reciente y previsiblemente mejor acogido por el público a nivel de recepción posterior a lo recaudado en la taquilla, será otra de las alegrías de un intérprete cuyas películas podrán gustar más o menos, ser más o menos conocidas, pero al que no se le puede achacar que no intente diversificar su filmografía, haciendo de ella una de las más versátiles de cuantas hallemos entre sus compañeros de generación.

Silvia García Jerez