BIRD BOX BARCELONA: A ciegas en España
El universo de A ciegas regresa a Netflix, pero ahora respeta su título original, Bird Box, añadiéndole la ciudad en la que sucede, Barcelona, España. Bird Box, adaptación de la novela de Josh Malerman, se estrenó en la famosa plataforma en 2018. Fue un auténtico fenómeno, la película más vista hasta la fecha, con unas cifras supuestamente descomunales pero desconocidas en su exactitud porque ya sabemos que Netflix no facilitaba la cantidad de personas que han visto sus producciones, o las películas de su catálogo. Tal vez porque cuando daba la posibilidad de compartir cuentas era imposible saber cuántas personas estaban viendo a la vez una cinta. Se supone que si la ves en tu móvil la ves tú, pero si la conectas a la televisión la puede ver la familia… y los invitados que tenga.
Bird Box se tituló A ciegas en nuestro país. Era un poco más lógico porque los personajes debían permanecer de este modo si no querían morir. Más bien, si no querían matarse. Y es que la acción nos situaba cinco años después de que una presencia extraña y siniestra provocara el suicido de quien la mirara, y tras mermarse la población significativamente en este tiempo, Malorie (Sandra Bullock), decide atravesar el río junto a sus hijos pequeños para llegar a algún lugar seguro fuera del habitat inseguro en el que viven y en el que no pueden fiarse de nadie, porque hay quien sí puede ver a esas criaturas sin querer matarse inmediatamente después, pero quien ha sobrevivido se convierte en un asesino, incitando y obligando a mirar a quienes quieren permanecer a ciegas.
A ciegas fue un éxito tal que ha provocado una nueva entrega de su universo, una rodada en Barcelona y titulada como la primera en su inglés original. En lugar de llamarse aquí ‘A ciegas Barcelona’ se ha respetado el Bird Box con el que Josh Malerman la bautizó. Malerman publicó también una secuela, Malorie, que sigue las andanzas del personaje de Sandra Bullock dos años después del final de la primera entrega, pero la que aquí nos ocupa es una historia tomada del universo que conocemos, cuyo guión firman los hermanos Pastor, David y Álex, autores de los de Los últimos días y Hogar, que pudimos ver también en Netflix, con Javier Gutiérrez como protagonista y Mario Casas en un papel secundario.
Si Susanne Bier, la directora danesa ganadora del Oscar a la mejor película extranjera por En un mundo mejor, fue la encargada de dirigir la primera, de ésta nueva Bird Box, ahora en Barcelona, se encargan los hermanos que la guionizan y, al igual que hicieran en Hogar, han contado con Mario Casas en el reparto, pero esta vez para que el ganador del Goya al mejor actor por No matarás la protagonice.
En esta ocasión la acción también se sitúa años después de que todo comenzara, aunque asistiremos a sus inicios en flashbacks, y aquí en lugar de Malorie será Sebastián quien vague por Barcelona, junto a su hija Sofía (Naila Schuberth), en busca de un lugar seguro en el que haya comida y refugio. Diversos personajes van a cruzarse en sus caminos, todos ellos con las mismas intenciones, las de poder sobrevivir un día más a esos seres a los que nosotros, los espectadores, seguimos sin poder ver.
Y ese sigue siendo uno de los puntos fuertes de este universo: no saber qué pinta tienen esos bichos. Sólo podemos ver las consecuencias de su presencia y escuchar el sonido que emiten cuando están cerca de quienes están a punto de verlos. Pero no sabemos cómo son, y eso es fabuloso.
Llegados a este punto, hay que aclarar algo respecto a lo que puede intuirse del párrafo anterior: a pesar de su éxito, A ciegas no gustó demasiado. Se la calificó de aburrida y de tópica, pero hay quienes sí la defendemos. Tal vez la historia sea muy de manual dentro del género de ciencia ficción, muy simple incluso, y el hecho de que no se vieran ‘los bichos’ no ayudaba a darle al conjunto la entidad que prometía. Pero muchas veces se aboga precisamente por eso, o se le echa en cara a una cinta que si no se hubiera visto el bicho habría sido mucho mejor película porque el diseño del monstruo no daba miedo. Aquí se opta por no enseñarlo e insisto en que eso le otorga a la película una mayor entidad. No saber qué está matando a la gente es terrorífico, pero es que a eso se le debería añadir la tensión que conseguía crear y la atmósfera oscura en la que los personajes se movían. Incluso en los refugios el miedo se hacía patente.
Lo malo, y volvemos a la película que ahora se estrena, es que cambiamos Estados Unidos por España, por Barcelona en concreto. De resto, misma problemática, misma necesidad de huir… Es la misma película que ya vimos pero en otra localización. Ya en A ciegas supimos que esto estaba pasando en más sitios y en esta ocasión vamos a ser testigos de cómo se vivió en uno de ellos. Pero la cinta en sí no cambia, vuelve a ser un origen y la lucha por huir y seguir huyendo. Y saber quién, de entre los nuevos personajes, acaba mirando…
Lo que está claro es que a quien le gustara el universo de A ciegas tiene, a partir del día 14 de julio, una nueva entrega con esta que ahora llega a Netflix. Es como REC3, que nos cuenta otro punto de vista del origen, pero donde la película de Paco Plaza tenía una entidad propia, ésta carece de personalidad. Es como una fotocopia de la primera pero con menos tinta, y con personajes mucho menos apasionantes. Ni siquiera los actores son capaces de brillar, y eso que tiene un reparto espléndido que incluye a Michelle Jenner, Patrick Criado, Gonzalo de Castro o a Lola Dueñas. Pero todo está apagado aquí, intérpretes incluidos, y no nos encariñamos demasiado con sus personajes. También nos habría hecho falta más entidad a la hora de definirlos, eso lastra el trabajo de cualquiera de ellos.
Bird Box Barcelona es una película sensiblemente peor que A ciegas. Tal vez, como con ella descubrimos un nuevo tipo de horror en la ciencia ficción, y como fue tal fenómeno en Netflix, nos cogió más desprevenidos. Pero con esta nueva entrega, siendo tan parecida a aquella, sin proponer nada nuevo respecto a la anterior, el resultado se antoja escaso respecto a las expectativas que podía haber creado un nuevo proyecto dentro de su universo. Y es una lástima, porque seguro que da para más, pero en esta ocasión ese ‘más’ no se nos ofrece.
Silvia García Jerez