ALERTA ROJA: El arte de las malas artes

Alerta Roja, Red Notice en su título original, es como se denomina a la orden que emite la Interpol para que allá donde estén se cace a los criminales más buscados del mundo.

Con esta premisa, Alerta Roja da comienzo de la manera más espectacular posible: con el agente del FBI John Harley (Dwayne Johnson), encargado de ocuparse de la alarma emitida, intentando atrapar al sospechoso que ha localizado en el museo en el que se encuentran, donde Nolan Booth (Ryan Reynolds) es descubierto tras robar una de las joyas más deseadas por los ladrones: el primero de los tres huevos de Cleopatra con los que quiere hacerse.

Tras una serie de avatares, John y Nolan acaban compartiendo celda en una situación parecida pero por motivos completamente diferentes, y ésta, su situación, les llevará a aliarse para dar caza a la mayor ladrona de obras de arte del mundo y la mujer que en realidad los ha llevado a estar donde están (Gal Gadot).

Alerta Roja tiene todo lo que el público actual le pide a una película: un poco de humor, mucha acción, artes marciales, algo de Historia porque nos traslada a la II Guerra Mundial, toques de cinefilia, tres estrellas con las que sentirse cómodo y tener ganas de verla, una variante de ‘Buddy movie a su pesar’ con mucha química entre sus dos protagonistas y muchos giros en la trama para tenerte enganchado hasta que acabe. Muchos giros. Tal vez demasiados.

La química entre Dwayne Johnson y Ryan Reynolds es evidente en Alerta Roja
La química entre Dwayne Johnson y Ryan Reynolds es evidente

Esa es la pega mayor que tiene una película de producción impecable, la más cara de las que ha hecho Netflix, rodada en Italia y en Francia además de, claro está, Estados Unidos: que cuenta con giros en casi cada escenario en el que tienen lugar las acciones. Parece ser que ante una narración tradicional en la que solo tenga lugar un giro al final cada vez es más difícil que el espectador joven, incapaz de soltar el móvil, atienda a lo que ocurre en la pantalla del cine sin compatibilizarla con la de su dispositivo. Pero esa circunstancia no debería condicionar el desarrollo de las películas para conseguir captar su atención porque quien sale perdiendo es el cine. Cuantos más giros se le dé a una película más credibilidad se deja su historia por el camino. Por acumulación también pierde el interés.

Pero Alerta Roja mantiene muy bien la tensión a pesar de tan rocambolesco desarrollo y acaba siendo una película muy entretenida, con retazos de La búsqueda (una de las mejores de la filmografía de Nicolas Cage) con homenajes explícitos a Indiana Jones… y hasta se cita la fabulosa Los viajes de Sullivan. Una película que se acuerda de aquella joya de Preston Sturges en el contexto en que ha de surgir ese título ya es mucho mejor que la media, así como concepto.

Y sí, Alerta Roja, a pesar de sus fallos y de contar con un reparto que sigue su propio patrón sin esforzarse en cambiar sus habituales registros, es decir, con Dwayne Johnson como héroe carismático y encantador, con Ryan Reynolds sin desaprovechar un plano para hacer el ganso y con Gal Gadot en modo Wonder Woman fashion, a pesar de todos esos tópicos, es un acierto.

Porque es el tipo de película que el público quiere ver, porque el cine de robos siempre tiene un aliciente como género, porque cuenta con un ritmo espectacular, porque no dejan de pasar cosas y porque tras un arranque prodigioso el resto del metraje está a su altura en cuanto a entretenimiento de primer nivel se refiere. En los años 90 esta película habría agotado las entradas durante meses.

Netflix estrena Alerta Roja en cines el 5 de noviembre y a partir del 12 estará disponible en su plataforma, pero es recomendable verla en la pantalla más grande que podáis encontrar. Está concebida para su disfrute en salas y os lo vais a pasar muy bien con ella hasta que la tengáis disponible en casa.

Silvia García Jerez

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