ALEJANDRO AMENÁBAR: Que hayamos salido mejor como sociedad está por ver
Alejandro Amenábar es una institución en nuestro cine, pero ahora estrena una serie, La Fortuna, basada en un cómic de Paco Roca, y producida por Movistar+ y AMC. Desde que su ópera prima, Tesis, reveló a un director excepcional, se ha ido consolidando con títulos como Abre los ojos, Ágora o Mar adentro, con la que consiguió el Oscar a la mejor película extranjera, la última estatuilla dorada que ha logrado España hasta la fecha. La Cronosfera habla con el director a raíz de la presentación de estos 6 episodios en los que cambia del drama intenso que supuso la fabulosa Mientras dure la guerra a la aventura marítima y el litigio internacional que es su primera experiencia en el formato de capítulos.
Pregunta: ¿Cómo te legó el proyecto y qué diferencia hay entre hacer una película y una serie como ésta?
Alejandro Amenábar: La llegada al formato no fue premeditada. Realmente, cuando yo leí el cómic de Paco Roca y de Guillermo Corral me enganché, en seguida me cautivó. Yo hacía tiempo que quería adaptar algo de Paco Roca porque lo admiro muchísimo y además lo conozco personalmente y este proyecto me pareció perfecto.
Yo siempre tiendo a pensar en películas, que es lo que he hecho hasta ahora, y por eso el ejercicio primero que hicimos mi coguionista, Alejandro Hernández, y yo fue intentar sacar una película de ese cómic, y en cuanto nos pusimos a trabajar un poco y a estructurar nos dimos cuenta de que aquello iba dando para más y de un modo natural llegó a una serie de seis episodios. O sea, que realmente fue un proceso muy orgánico.
Pregunta: La serie tiene una mezcla continua de idiomas. No solo en las escenas que se suceden sino dentro de las escenas. Un personaje puede preguntar en inglés y otro responder en español. ¿Fue muy complicado a la hora de rodar con los actores? Y, ¿no te da pena que eso se vaya a perder en el doblaje?
Alejandro Amenábar: Yo lo que tengo entendido, en cuanto a España y a Estados Unidos, es que la serie se va a emitir en versión original. La serie se verá en castellano con las partes de inglés subtituladas. No sé cómo será en otros territorios.
Evidentemente para mí era un plus jugar con los idiomas. Jugar con los distintos niveles de dificultad de los idiomas. Ese tópico que además es real. Es decir, que aquí en España se habla poco y mal inglés y cuando llega ese abogado a la reunión ministerial te das cuenta de que no le están entendiendo. Forma parte de la diversidad que mantiene la serie y que mantengo yo en mi vida. Me gusta jugar con los contrastes.
Pregunta: Hablando de esos contrastes, tu elenco es espectacular y vienen de diferentes extractos del mundo, no solo de la actuación sino de las redes sociales. ¿Trabajar con esas diferentes experiencias fue uno de los retos que te interesaron de esto?
Alejandro Amenábar: En realidad no sé si es porque a veces somos lo suficientemente suicidas y no nos lo planteamos, pero no llegué a considerar que de repente estábamos rodando con una institución de las pantallas americanas como pueda ser Stanley Tucci o Clarke Peters, que también tenía una tremenda experiencia y alguien prácticamente nuevo como Álvaro Mel, que iba a ser el protagonista y que les iba a poder dar la réplica en inglés. Mi labor como director es intentar que todo el mundo esté tranquilo sabiendo que todo el mundo está dando lo mejor de sí.
Por supuesto había Coach en el rodaje para ayudar a los actores que no estaban en su lengua natural, pero mi labor como director es que Stanley Tucci se sienta a gusto viniendo a España a rodar con un equipo español y sienta que somos tan profesionales como el equipo que pueda encontrarse en Hollywood y que Álvaro Mel se sienta con la fuerza y el arrojo para darle la réplica a Clarke Peters sin problema.
Pregunta: ¿Y cómo ha sido el trabajo con ellos?
Alejandro Amenábar: Al final lo que tiene que primar es que todo funcione en pantalla, que todo sea natural y orgánico. Buscar la paz y la tranquilidad para mí es fundamental, porque entiendo que son el mejor efecto especial que se puede tener, en este caso, en una serie. Son lo más importante y por eso los tiendo a cuidar permanentemente.
También es verdad que la labor de casting es importante. Cuando tú ves una prueba de casting, como en el caso de Ana Polvorosa o en el caso de Álvaro Mel, ves clarísimamente que han nacido para interpretar el personaje, con lo cual hay un porcentaje muy alto hecho.
Pregunta: Es una serie muy política, tanto a nivel administrativo como judicial o a nivel interno, con personajes hablando casi como si estuvieran en la barra del bar. ¿Cuánto hay en esos diálogos de Paco Roca, de opinión personal o incluso de improvisación?
Alejandro Amenábar: Yo quiero pensar que todo lo bueno del cómic, y se lo dije a Paco Roca, no ha sido desechado y está incluido en la serie. Paco Roca juega mucho con las situaciones cotidianas. Juega mucho con lo local, con lo naturalista. Eso integrado en una trama de espionaje internacional de thriller con un ataque naval en 1804, esa combinación para mí era muy excitante.
En cuanto a la política o al comentario de la política, es verdad que ahí incluimos, Alejandro Hernández y yo, la idea que ya venía planteando en Mientras dure la guerra de que los mundos diferentes tienen que coexistir, que gente con diferentes ideas no solo deberían encontrarse y hablar sino, por qué no, enamorarse. Es algo que veo en mi vida diaria, aunque parece que no tiene ningún reflejo en el Parlamento, donde lo único que ves son discursos cerrados de los políticos donde no le dan al enemigo ni agua, y a mí me parecía interesante plantearlo en la serie. La sociedad, afortunadamente, no es así.
Pregunta: Las series ahora llegan a todo el mundo. Como director, ¿te atrae una serie que llegue a gente más allá del cine?
Alejandro Amenábar: Lo que ha traído el mundo de las plataformas es el auge desmesurado del mundo de las series. Es el punto de vista de alguien que se dedica a mi profesión. Es maravilloso porque sabes que no falta trabajo porque hay una demanda tremenda, no solo del público sino de las plataformas, que necesitan cargar sus menús de contenidos. ¿Cuáles son los peros que yo le pongo? Que en ese intento de que tu obra tenga una visión universal y un alcance global las obras acaben desdibujándose, uniformizándose, y al final tengas productos hechos a la medida del máximo común denominador. Yo creo que es bueno que se atienda a lo local. Es decir, es maravillosa la posibilidad tecnológica que ofrecen las plataformas de que se distribuya una serie y La casa de papel o Élite tengan un alcance tan masivo, pero a la vez es importante proteger, ya que hablamos de Cultura, proteger lo que nos define y, por qué no, contar algo de nuestra realidad.
Pregunta: Aquí, en La Fortuna, además de tener pullitas a Estados Unidos y a España, que son pullitas muy sanas, encontramos al Amenábar cómico, que hacía tiempo que no veíamos. No es que sea una serie de humor, pero te has permitido incluir un poco, que también es muy sano.
Alejandro Amenábar: El humor estaba ya presente en el cómic. Está presente siempre en el trabajo de Paco Roca. Yo a Paco lo conozco personalmente desde hace años, bajé a tomarme una paella con él y sentí mucha afinidad. Y el humor es algo presente en Steven Spielberg, que para mí ha sido un guía espiritual, como para muchos directores durante muchos años, pero en este proyecto parecía el guía perfecto. Jugar con las emociones, con el humor, con el contraste entre los cambios de secuencia entre una cultura y otra. El humor hace la vida más agradable, y en esta época, con la entrada del Covid, habiéndolo pasado todos tan mal, ir todos los días a rodar esta serie se convertía en una razón de ser. Y siempre que hemos podido hemos apretado las tuercas del humor para provocarle una sonrisa al espectador.
Pregunta: Hablando de Steven Spielberg, hay un momento en La Fortuna, muy específico, que recuerda a En busca del Arca Perdida. Imagino que lo tendrías en mente cuando lo rodaste.
Alejandro Amenábar: Eso a lo que te refieres está calcado del cómic. Como decía antes, he intentado que lo bueno del cómic permaneciera en la serie. Sí, las referencias están ahí. Steven Spielberg o James Cameron. Películas que me han gustado en mi juventud y mi adolescencia. Cada uno tenemos nuestros clásicos y los míos parten de los ’70. También me ha gustado mucho el cine de Sidney Lumet, el cine político, grandes dramas judiciales. En uno de los episodios queríamos hacer un homenaje a las grandes películas de juicios, JFK, de Oliver Stone. Había un poco de coctelera.
Pregunta: Para muchos actores y directores hacer una serie es una ventaja porque dicen que pueden profundizar en el personaje.
Alejandro Amenábar: Sin ninguna duda. Y en este caso la ventaja es que la historia se convirtió en serie no porque buscáramos ese formato, sino porque asumimos que se contaba mejor en una duración que equivale a tres películas largas. De nuevo, poniendo el pero, lo que a veces hacen las series es jugar una especie de alargamiento de las situaciones con las que yo no me siento cómodo ni como espectador ni como director. Para mí contar una historia es algo casi sagrado. Es un acto artesano en el que busco interesar a la gente por algo que a mí me preocupa, me inquieta o me apasiona. Las series permiten desarrollar más los personajes pero a veces se corre el riesgo de alargarlas demasiado.
Pregunta: Tus proyectos despiertan mucha expectación. ¿Sientes esa presión social que lleva a que haya críticas de todo tipo a lo que vas a hacer?
Alejandro Amenábar: Supongo que sí, que la presión existe, pero es algo innato al proyecto. Se lo decía el otro día a Paco Roca, que se quejaba de la crítica cinematográfica en general. Decía que a veces es muy dura y que eso no lo vivía en el mundo del cómic. Y le dije: ‘Bienvenido al club’ (Risas)
Se vive, después de 25 años de carrera, con naturalidad y como parte del proceso que va con el oficio. Supone bajar al ruedo y enfrentar a la gente con lo que has hecho, y sabes que vas a oír de todo. De todas formas, lo importante para mí, por supuesto, es expresarme, poder ganarme la vida con ello, y luego también el tiempo va poniendo todo en su sitio. Películas no solo mías, obras maestras del cine han tenido malas críticas. Otras, en su momento, fueron la única de la que se hablaba ese año y luego han pasado al olvido. El tiempo lo va poniendo todo en su sitio.
Pregunta: ¿Cómo ha sido el trabajo con Alejandro Hernández, tu coguionista?
Alejandro Amenábar: Es interesante tener siempre un coguionista, un muro con quien confrontar lo que funciona y lo que no. Yo he trabajado mucho con Mateo Gil y Alejandro es un compañero ideal porque por un lado tiene cierta mezcolanza, como yo. Mi apellido es vasco pero he nacido en Chile y me he criado en Madrid. Él es un ex militar cubano que lleva muchos años en España y funcionamos muy bien. También es profesor de guión, con lo cual, cuando nos atascamos en un punto sabe cómo salir, como un buen profesor en clase. Y luego también es importante el talante que tengas en el trabajo. Me gusta disfrutar de lo que hago y con Alejandro hay muy buena actitud desde el primer día.
Pregunta: Volviendo al tema de la política, me encantan esos momentos en los que el personaje de Karra Elejalde se vuelve temperamental y dice cosas como que ‘este Ministerio no sirve para nada, no nos dejan hacer nada’. ¿Hasta qué punto teníais miedo de que eso pudiera ser un poco polémico? ¿O lo incluisteis porque es una realidad que no se puede obviar?
Alejandro Amenábar: Yo creo que es fácil reconocer muchos de los momentos que plantea la serie. Se pueden encontrar políticos como el de Karra Elejalde, a poco que veas entre bastidores. Los personajes públicos damos una imagen pero luego tenemos nuestra vida. En el caso del personaje de Karra Elejalde yo me creo que hay políticos así, que se quejan de los pocos medios que tienen, pero que finalmente toman la decisión correcta. Tampoco creo que haya una crítica, hay pinceladas de las dos culturas, la española o latina y la anglosajona o norteamericana, pero tampoco he querido hacer sangre, he querido dar pinceladas, sin más.
Pregunta: ¿Crees que después de este tiempo de Covid ha cambiado el arte?
Alejandro Amenábar: Lo que deseábamos todos que pasara, que era que esto sacara lo mejor de nosotros como sociedad, todavía está por ver. Desgraciadamente, aquí en España, en la política no se ve por ningún lado. Ni se ve ni se le espera. En el mundo del arte, de la ficción, que es lo que a mí me toca, ya lo hemos visto, se han cerrado los espectáculos multitudinarios, se han cerrado los cines en medio mundo, las productoras han dejado de suministrar películas, ahora se está retomando pero no sabemos en qué porcentaje el público volverá al ritual de las salas de cine. Mientras, en esa guerra soterrada entre las plataformas, o algunas plataformas, y el mundo del cine, las plataformas han conseguido que la gente vea más series que nunca. Por un lado, eso es excitante, porque ves que la gente tiene interés por la ficción pero no sabes qué va a pasar con la otra pata de la mesa, que es el cine. Yo defiendo el cine en salas porque creo, igual me he quedado a finales del siglo pasado, pero creo en el espectáculo inmersivo. Y la experiencia del cine te obliga a centrarte en lo que te están contando. Vivimos en una sociedad en la que los estímulos son múltiples y a veces no estamos viendo una serie o una película sino atendiendo al móvil. El cine te obliga a eso. Me parece muy bien el concepto de las series, e invito, por cierto, a apagar el móvil cuando vean la nuestra, pero defiendo el espectáculo cinematográfico.
Pregunta: ¿A la hora de confeccionar el reparto se busca igual en una serie que en el cine?
Alejandro Amenábar: Se busca igual. Desde el momento en que tienes directores de casting, y yo llevo varios años trabajando con Eva Leira y Yolanda Serrano en España y en el Reino Unido tengo a la misma directora de casting desde Los Otros, y como con cualquier otro colaborador, lo que haces es confiar en su talento y en su intuición. Luego tomas las decisiones, pero siempre apoyadas por todo lo que ellas han buscado. En Mar adentro teníamos a una estrella de la televisión como Belén Rueda debutando en cine. No había hecho nada de cine. A mí no me ha importado nunca de dónde vengan los actores. En este caso, el protagonista es un instagramer. A mí lo que me tiene que guiar es lo que me da delante de la cámara.
Pregunta: En otras películas, o en otras series, las escenas románticas suelen ser un lastre, pero en este caso acompaña a la trama central. ¿Cómo ha sido construirla? ¿Eras consciente del riesgo de tener una trama romántica en medio de un tema tan potente?
Alejandro Amenábar: No he explorado demasiado el amor, o las relaciones románticas, en mis películas, porque no soy muy fan de las comedias románticas. Hay algunas que me gustan, por supuesto, pero no soy muy fan. Y para esto del amor lo veo desde una distancia casi científica. No me gusta verlo expresado en una película, pero en esta serie, ya en el cómic había cosas que se planteaban y había cosas con las que me podía sentir identificado y que podía plantear en la serie. Siempre intentas encontrar en las historias vínculos con tu propia realidad, y en función de la honestidad con que lo hagas te salen cosas más o menos verosímiles. La historia de amor de la serie, como me la creo, me gusta.
Pregunta: Da la sensación, viendo la serie, de que has tenido una enorme libertad creativa y todo el dinero que has necesitado para hacerla. ¿Ese concepto de que Movistar tiene el dinero para poder hacer una producción inmensa es algo que has percibido como tal o ha sido una producción más? Porque en tu cine hay películas de producciones importantes.
Alejandro Amenábar: Resulta paradógico. Un director se tiene que pelear con los planes de rodaje, que en realidad es la cantidad de planos que puedas hacer. Porque una película se reduce a eso, a planos. En ese sentido, mi película más barata es Tesis, en la que tuvimos que hacer un ejercicio mental de preparación para rodar exclusivamente lo que necesitaba. En realidad fue muy parecido a Ágora, que es mi proyecto más ambicioso, con 50 millones de euros de presupuesto, pero con el que tuve que volver a la mentalidad de Tesis porque era un proyecto inicial de 80 millones en el que tuvimos que reducir 30. En ese sentido creo que lo vivo con bastante tranquilidad. Sé que forma parte de este oficio jugar con el presupuesto porque contar historias en imágenes cuesta muchísimo dinero.
En esta serie era una situación parecida. Había un presupuesto, surgió el Covid, muchas producciones se pararon y otras se cancelaron, y en Movistar asumieron el riesgo económico y yo también asumí, por mi parte, que si no había dinero para rodar la batalla naval me tendría que buscar una manera para contarla sin rodarla. Afortunadamente tuvimos suerte y lo sacamos. Pero en relación con los presupuestos tengo la misma sensación en todos los trabajos que he hecho. Me gustaría tener algo más pero en eso consiste el juego, en saber calibrar lo que tienes y lo que necesitas.
Pregunta: Tal vez resulte una obviedad, pero decirlo no está de más: Steven Spielberg, a quien mencionabas como inspiración, hizo Tintín, que está inspirado en un cómic. Tenemos grandes cómics europeos, a diferencia de lo que la gente asume normalmente, que es que los cómics son de superhéroes. Para ti es obvio que hay una gran distinción, pero ¿cómo la describirías?
Alejandro Amenábar: El cómic original de Paco Roca y Guillermo Corral, efectivamente, hace un homenaje a los cómics de Tintín. Desde la portada al título, El tesoro del Cisne Negro, y cuando Spielberg decidió adaptar Tintín él cuenta que cuando presentó En busca del arca perdida en Cannes le decían que era como Tintín. Así es como descubrió él Tintín. Yo lo descubrí también tardíamente, hace como 10 años. Respecto a mi relación con los cómics, hay varios que he leído en los últimos años muy interesantes, y los pongo al mismo nivel de cualquier novela. Una inspiración para un proyecto puede llegar de cualquier medio. Aquí se hacen cómics maravillosos.
Silvia García Jerez