AGENTE CONTRAINTELIGENTE: TOP SECRET elevado a mil
Vuelve Sacha Baron Cohen. El cómico inglés que conocimos gracias a Ali G anda suelto y Borat, que luego nos trajo Brüno o El dictador, regresa a la pantalla grande con una nueva muestra de su humor irreverente y reivindicador: Agente contrainteligente.
Las parodias de las películas de espías dan para mucho y se quedan en el imaginario colectivo con enorme facilidad. Pongamos por caso Top secret, la joya que a mediados de los ochenta nos regalaron los ZAZ, acrónimo nacido de las iniciales de los apellidos de los tres directores que se encargaron de ella: Jim Abrahams y los hermanos Jerry Zucker y David Zucker. ¿Recuerdan aquella escena en la que dos agentes se disfrazaban de vaca y un ternerillo se acercaba a mamar de sus ubres, creando una improvisada felación al que le tocaba la parte trasera del disfraz? Pues ese chiste tan llamativo se queda a nivel de Pocoyó al lado de lo que Baron Cohen muestra aquí.
Porque si normalmente Sacha hace gala de un continuo humor sexual, más que escatológico, aunque éste también lo utilice, en su último trabajo lo desata de una manera descomunal y rompe sus propios récords al respecto. Ni que decir tiene que no es cine apto para todos los públicos por mucha acción que su director, Louis Leterrier, firmante de la gran Ahora me ves… incluya.
Dejando este principio como base, y sabiendo a qué nos atenemos, hay que reconocer que Sacha es un genio en su especialidad. Nadie, ningún cómico norteamericano, se atreve a llegar tan lejos. Y no lo hace de forma gratuita, para desatar la risa fácil sin otro propósito, ni mucho menos. Cohen es crítico con aquello que toca: detrás de todo el despliegue de humor salvaje nos manda un mensaje que necesariamente ha de ser aplaudido.
Agente contrainteligente, así, todo junto, en el que resulta ser uno de los títulos más originales de la temporada, narra el reencuentro de dos hermanos, Nobby y Sebastian, que tras quedar huérfanos ven cómo sus vidas dan un nuevo giro cuando el destino los obliga a separarse. Ya de adultos, uno se ha convertido en un espía de élite y el otro en un hooligan del fútbol. Tan dispares personalidades tendrán que enfrentarse, unidas, a un mal que atenaza la humanidad.
Sacha Baron Cohen interpreta a Nobby, el hooligan deportivo, mientras que un espectacular Mark Strong se mete en la piel del espía y, con la seriedad que caracteriza su rostro, se expone a las mayores brutalidades que el humor de Cohen es capaz de desarrollar. Hay que ser un actor sin complejos para acceder a cuanto el guion le propone y Strong, genio respetado por sus trabajos en El topo o Mindscape, lo asume sin problemas.
También encontramos en la cinta a la española Penélope Cruz, en un papel muy distinto a lo que nos tiene acostumbrados, algo que sin duda favorece su carrera como actriz. Pero por mucho que su papel también sea una parodia, no alcanza el nivel al que llega en, por poner solo un ejemplo de sus trabajos fuera de España, la estupenda, aunque denostadísima, El consejero.
Y además de a Penélope vemos muchos otros rostros conocidos, pero no será esta web la que desvele sus nombres porque los cameos forman parte de la diversión de las comedias locas. Con las redes sociales el secretismo de estas intervenciones cortas sin acreditar, que esa es precisamente la definición de cameo, la aparición en pantalla de actores o
personajes que no están en la lista acreditada de intérpretes, la magia de descubrir quiénes son los famosos que aparecen formando parte de los chistes se ha perdido. Tanto es así que se han convertido en noticia y que tal o cual persona vaya a aparecer medio minuto en una película es anunciado con meses de antelación al estreno. Incluso en el rodaje. Y lo bonito es ir al cine sin saber que te vas a encontrar en Agente contrainteligente con… no, ya he dicho que no iba a contarlo.
Y a ese respecto, atentos a la escena post créditos. Hay que esperar poco, al tratarse de una película británica que no es una superproducción, los créditos el rodillo final no dura quince minutos, y la espera tiene su recompensa. Un chiste más que añadir a los mostrados.
Silvia García Jerez