LA ADOPCIÓN, la ilusión de ser padres frente al mar de la burocracia

La aventura de adoptar un hijo comienza en el aeropuerto de Rusia. Esperando unas maletas que no aparecen. Después de haber pagado 3.000 euros para estar allí, por tener derecho a realizar los trámites de adopción de un niño, el matrimonio formado por Daniel y Natalia se ve obligado a poner buena cara porque han viajado con un propósito y nada ha de enturbiar su objetivo.
Pero las cosas no son tan fáciles como pensaban en la tierra del frío, y los pasos más obvios se vuelven hostiles cuando sus expectativas respecto a los pequeños disponibles no se corresponden con los deseos que tenían. Y ni siquiera la intérprete y gestora de la agencia con la que están llevando a cabo el proceso parece estar de su parte.
Todo son pegas, trabas e inconvenientes y las vías paralelas que el matrimonio decide utilizar tampoco ayudAdopción 2an demasiado. Daniel y Natalia se encuentran solos a muchos kilómetros de su casa, impotentes y helados.
Puede que La adopción, última película de Daniela Féjerman, una de las responsables, junto con Inés Paris, de aquella delicia titulada A mi madre le gustan las mujeres, sea vista inicialmente como un drama, pero lo cierto es que a medida que avanza la peripecia de sus dos protagonistas la oscuridad que los envuelve se tiñe de thriller y por momentos la identificación del espectador con la angustia de esos padres en potencia es absoluta.
Los datos ocultos que una vez allí descubren les resultan demoledores y no están dispuestos a aceptarlos. La buena predisposición se agota, las navidades están ya encima y no parece que el proceso avance por los cauces ideales. Y por si fuera poco, cuando las cosas empiezan a enderezarse, un nuevo elemento consigue torcerlas.
Nora Navas y Francesc Garrido son los intérpretes de estos heroicos personajes, un hombre y una mujer al límite que a pesar de todo siguen contando el uno con el otro. Sus sentimientos son fuertes, aunque las circuntancias traten de minarlos. Y ellos, los actores encargados de darles vida, están sobrecogedoramente creíbles. Nadie diría que al acabar las tomas dejaran de ser un matrimonio.
Féjerman se ha basado en una experiencia propia a la hora de escribir, con ayuda de Alejo Flah, esta durísima historia. Uno siempre puede imaginar hasta qué punto las adopciones son complicadas, no llegan a nuestros oídos relatos fáciles de quienes lo han intentado, pero ver el proceso a través de los ojos de alguien que ha pasado por ello abre los de cualquiera.
La adopción no es una película corriente, no busca la comodidad del espectador, no es cine de palomitas, es casi un documental, una advertencia, una llamada de atención ante una realidad que está ahí aunque no la queramos ver.
Un dato más: la cinta ha sido rodada sobre todo en inglés y en ruso, poco español hay en ella, y por lo tanto, entre la versión original y la doblada es de suponer que no habrá comparación… Como siempre, por otro lado.

Silvia García Jerez
@Silbidos

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