LA PESTE YA ESTÁ AQUÍ
CONTAGIÁNDONOS HASTA UNA SEGUNDA TEMPORADA
Un thriller en la Sevila del s. XVI que marca el cambio y rumbo de la ficción española, alcanzando en seis episodios la deseada calidad de otras series históricas extranjeras.
Producido por Movistar+ y con una segunda temperada ya confirmada, La Peste de Alberto Rodríguez continuará infectando las pantallas allende nuestras fronteras.
Entrevistamos a los productores, creadores y protagonistas masculinos de esta superproducción nacional con nivel internacional.
Prepárense a viajar.
La Peste es un salto en el tiempo con virtual veracidad.
Por ahora, la inmersión es de seis horas y durante el trayecto se mezclará entre la gente de toda las razas y profesiones. conocerá mujeres en burdeles y princesas en palacios, magos y sabios, políticos y cleros. Podrán comer frutas exóticas, frecuentar auténticas tabernas, descubrir oficios en desuso y visitar uno de los puertos más bonitos… Sentirá el calor Andalus y terminará enfangado en el barro y la mugre de los laberínticos callejones que transitará con la luz de candil, evitando ratas y niños -que por entonces eran igual de peligrosos y sin valor alguno, como cualquier dama de la época-, respirando el olor a vino y el hedor a cadáver que recorre la ciudad, y emana cada plano de esta cuidada serie con pretendida y certera proyección internacional.
Pero situémonos en fecha y lugar…
Tras el descubrimiento de América con todo el foco en el Nuevo Mundo, Sevilla era el centro y puerta del Imperio Español. En una mezcolanza de razas, negocios y epidemias, la muerte y el oro convivían día y noche con calaveras y monedas; la riqueza de los conquistadores no llegaba para todos y el hambre que se aliaba con el pillaje, acompañaba a viajeros y soñadores de cualquier lugar.
Eran tiempos de hallazgos y revelaciones entre la Fe y la Ciencia, con supersticiones, separatismos, experimentos prohibidos, cuadros pintados a escondidas, libros malditos y hasta fantasmas. Una época con Dios en todas partes y la Santa Inquisición rondando ese poder repartido entre políticos, sacerdotes y comerciantes.
La Peste arranca cuando la enfermedad -que da titulo a la serie- alcanza Sevilla, y un hereje huido -por impresor instruido- regresa a la ciudad para cumplir una promesa.
Con su deuda pendiente por amistad y por ley, el recién llegado se verá obligado a investigar las muertes encontradas en pleno brote, logrando así el perdón del Santo Oficio y de sí mismo.
Sin embargo los cadáveres descubiertos no son sólo consecuencia de la plaga, sino que además varias personalidades de la aristocracia hispalense aparecen asesinadas.
Rodada como si fuera cine y continuando ese gusto por el thriller que ya ha practicado en la gran pantalla, Alberto Rodríguez crea y recrea en La Peste un contexto histórico y cultural pocas veces reflejado; menos aún en televisión y con presupuesto de 10 millones de euros, casi 200 actores y más de un millar de figurantes.
Junto a su habitual guionista, Rafael Cobos, y en la colaboración con Fran Araújo (Vergüenza, La próxima piel…), nos adentramos en una historia de misticismo y caos, en un continuo contagio no sólo con la enfermedad, también con esa corrupción que perpetuamos hoy en día… Y es que ‘otras pestes vendrán y el hombre seguirá haciendo lo mismo’.
Un relato algo saltimbanqui en la trama -enseguida pasa todo- que no resta el interés por esa cuidada ambientación y el disfrute de frases literarias -algunas bellísismas- utilizadas en rezos, camastros o brindis para contarnos traiciones, amores, castigos, juramentos y deberes.
Y como si fueran un cuadros, porque hay escenas que así lo son, La Peste nos presenta pinceladas de aquella vida tratada con una magnifica fotografía e iluminación (Pau Esteve); con luz -y oscuridad- natural, consiguiendo unos asombrosos y dificilísimos claroscuros.
Continuando ese juego pictórico en la puesta en escena, en cada episodio encontraremos algún momento para guardar en la mirada; como las conversaciones entre contraplanos y espejos, la llegada al burdel atravesando cada estancia en tonos granates, o un caballo blanco galopando por cavernas…
Largos castings, muchos ensayos y un rodaje de casi medio año culminan en seis capítulos que empiezan con una leyenda y se cierran con una oración.
Recordando a Da Vinci’s Demons y emanado las atmósferas de Taboo -aún con sus diferencias temporales-, en La Peste conoceremos a un joven bastardo y avispado aprendiz (Sergio Castellanos) que acompaña al peculiar detective (Pablo Molinero), sobre el que depende toda la serie -y quédense con su nombre y el de su compañía teatral Los corderos SC; actuación y creatividad a otro nivel, teatro bastardo-.
También reconocemos al soberbio Manolo Solo como el Inquisidor reformista, a Paco León, algo afectado, como el antiguo amigo y nuevo rico, y al estupendo Paco Tous cual mano derecha de la dama protagonista; una mujer (Patricia López-Arnáiz) viviendo a la sombra de un marido muerto y de la firma de su padre, que valientemente revolucionará los oficios y el papel de las de su género.
Tod@s arropados por una sensacional labor de vestuario y un notable trabajo de documentación que aún con sus errores en algún desfase histórico y las quejas recibidas por el habla sevillano, no deja de ser un extraordinario producto made in Spain, orgullosamente vendible.
Al fin de cuentas, es un thriller. Y anda que no hay buenas series con sus gazapos de época, o las explicaciones a posteriori para mejorar ciertos fallos; como ese deje yanki-colombiano de Narcos que ha llegado hasta tener lecciones para aprender español, o el argot en la magnífica The wire, entendible sólo por chicos de barrio, requiriendo los subtítulos del slang en su idioma original.
Así que no nos pongamos tan inquisidores con los despistes y los quillos, y contágiense de lo bueno de La Peste, que lo tiene y mucho.
No obstante y para que no queden dudas -o surjan nuevas-, existen contenidos extras que complementan la serie; como La Mancebía, con youtubers del Siglo de Oro contando chascarrillos y otras costumbres de entonces…
Pero llegarán a buen puerto esas criticas y mejorando lo presente, el equipo de La Peste echará buena cuenta de las cuestiones culturales y cuidará el sonido -más que el acento- en su próxima entrega. Porque incluso con un final cerrado, la serie ha conseguido una segunda temporada, logrando además ser la más vista de la plataforma digital.
Estuvimos con el director Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos, quienes junto a Domingo Corral, director contenidos de Movistar+ y José Antonio Félez, productor fetiche de Rodriguez, contestaron a todas las dudas surgidas en torno a LA PESTE.
Y charlamos con Paco León y Pablo Molinero, protagonistas de ese viaje a esa Sevilla del XVI.
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Mariló C. Calvo