STAR WARS VIII – Los últimos Jedi
Te queremos, Luke, te queremos
Sigue siendo estupenda la Saga de las Galaxias. Y este segundo episodio de la tercera trilogía mantiene la fuerza con grandes chispazos de ecología, crítica social, batallas espaciales y mucha autoparodia.
Si la anterior secuela recuperaba el espíritu de las primeras, ésta resulta más explicativa y psicológica con personajes más complejos, demostrando que el equilibrio entre el bien y el mal nos atañe a todos.
Consciente de ser una odisea mítica e intergeneracional, este nuevo capítulo parece estar más orientado a futuros seguidores, saltando de brillantes momentos para un público adulto a otros guiños más juveniles que asientan lo que ya sabemos, dejando en el aire algo más que cuestiones… Hasta la siguiente entrega que probablemente será conclusiva, aunque Star Wars nunca acabará.
Tras El despertar de la fuerza con Han Solo como clave y homenaje a la trilogía inicial, en este octavo film dedicado a la princesa Leia, Luke Skywalker se apropia del protagonismo y está magnífico; bromista, y más cínico y duro que nunca, reconociéndose como leyenda. Se merece este papel y vale su interpretación.
Los últimos Jedi vienen con saltos de guión y nuevos personajes que no debemos revelar, porque Star Wars es todo un evento cinematográfico con tanta seguridad y secretos que mejor no desvelar.
Me arriesgo a comentar, pues no destripo nada, que verán nuevas razas (atención a las hermanas orientales), insólitos bichos (esos porgs como pequeñas aves que harán cambiar de filosofía al mismísimo Chewbacca) e incluso un planeta inédito (un impresionante mundo de casinos con una apabullante presentación)
Pero además fíjense y quédense con la maravillosa puesta en escena en rojo intenso para el lado oscuro, un espectacular secuencia de Ray entre espejos y chasquidos, el divertidísimo BB-8, los fascinantes zorros de hielo, la twinpeakiana capitana de nave y un pirata tan especial como espacial.
Y tod@s entre explosiones, amistades y romances junto a un humor, a veces, más cercano a Spaceballs que a Star Wars, que nos llevará igualmente hasta el apoteósico y emocionante final.
Cada día más Disney y mejor producto, en todos los sentidos, Los últimos Jedi de Rian Johnson no sólo levantan piedras, espadas láser y saben levitar, también nos descubrirán otros sorprendentes poderes.
No obstante, el director nos regala un momentazo de Carrie Fisher -fallecida las pasadas navidades- en plan Gravity que resulta inolvidable e inmortal. Y no puedo decir más, pero quizá la resuciten digitalmente en venideras películas.
Mientras esta nueva Guerra de la Galaxias, aún siendo un pelín larga, mantiene la chispa en una galaxia muy, muy lejana…
Mariló C. Calvo