Muestra SyFy 2017: éxito del cine arriesgado
Un año más, y ya van 14, la Muestra Syfy de cine fantástico se celebró en Madrid con un público entregado a las películas de género y con la presentación de la maestra de ceremonias habitual, una Leticia Dolera cómplice con los asiduos espectadores que ya conocen el código interno de las bromas y los guiños que se gastan tanto en los momentos previos a las proyecciones como durante las mismas.
Este año, en medio de un par de polémicas no demasiado aclaradas que empañaron en buena medida la alegría y el jolgorio de lo que se supone que es esta fiesta de amantes del fantástico, se pudieron ver películas que quedarán en el recuerdo de todos, tanto por lo buenas como por lo malas que acabaron resultando.
VIERNES 3 DE MARZO
Tras la inauguración del jueves 2 a cargo de la estupenda Logan, el viernes comenzó la programación propiamente dicha y lo hizo con Worry Dolls, también conocida como The Devil´s Dolls, que ni gustó ni convenció.
Tras ella se proyectaba Seoul Station, de Yeon Sang-ho, director surcoreano del que el 1 de enero de este mismo año pudimos ver en pantalla grande su fabulosa Train to Busan. Seoul Station es su precuela animada, y posiblemente por la genialidad que supone la secuela, Seoul Station, film de zombies mucho más tradicional, se quede en poca cosa si nos ponemos a comparar.
A continuación, 47 M Down, película de tiburones con dos turistas que quieren vivir una experiencia al límite, resultó ser bastante anodina y no aportar demasiado al género.
Previo a la sesión golfa, bien representada por The funhouse massacre, se pudo ver Stop over in hell, producción española rodada en inglés y dirigida por Víctor Matellano, que no fue bien recibida. Un western con muchas dosis de sangre y de cámaras lentas que provocó reacciones negativas.
SÁBADO 4 DE MARZO
La vida de Calabacín, la estupenda película francesa de animación en Stop-Motion, abrió la jornada con la primera de las dos sesiones infantiles de la Muestra. Y a las 16:00 la maratón para adultos comenzaba con The good neighbor, un ejercicio de tensión in crescendo con moraleja final digno de recibir las mejores notas, incluyendo la de su brillantísimo protagonista, el legendario James Caan.
Posteriormente se pudo ver I am not a serial killer, una cinta que prometía mucho pero que su excesiva duración lastra de forma evidente. De todos modos, la presencia del mítico Christopher Lloyd de Regreso al futuro y las más que evidentes virtudes de una película con final espectacular, no dejaron a la cinta en demasiado mal lugar.
Tras ella llegó uno de los mejores títulos de la Muestra: Pet, dirigida por el español Carles Torrens y protagonizada por Dominic Monaghan, el Merry de El Señor de los Anillos. Una joya de cine gore, malsano y retorcido que provocó tantos aplausos como reacciones de desagrado ante sus, en ocasiones, espeluznantes imágenes. Pero su calidad a todos los niveles, desde la espléndida dirección hasta el magnífico guion, giro descomunal incluido, hicieron de Pet una de las películas a destacar.
A ésta le siguió 31, la esperadísima película de Rob Zombie, que provocó reacciones encontradas y cosechó algunos fans entregados y otros muchos desencantados.
DOMINGO 5 DE MARZO
La última jornada de la Muestra fue más irregular. Después de la sesión infantil de la mañana, con La historia interminable en pantalla grande, llegó Lake Bodom y pasó con más pena que gloria, para a continuación asistir a la proyección de Your name, cinta de animación japonesa que a pesar de gustar lo justo no resultó ser la cinta más adecuada para una muestra semejante. De ella ya hablaremos cuando llegue el primer Ciclo de cine japonés de Madrid.
Turno ahora para el plato fuerte de la Muestra: Crudo, película francesa escrita y dirigida por Julia Ducournau en lo que supone su debut en la dirección. La cinta provocó desmayos en Toronto, donde hubo espectadores que abandonaron la sala. Aquí también hubo quien se marchó y en un par de semanas, cuando la película tenga su estreno comercial, sabremos si su polémica continúa en nuestro país.
Por lo pronto, Crudo se descubrió como una película atrevida, exquisita en su barbarie (en el sentido de que a pesar de su nivel de gore no se recrea en lo que muestra) con un guion capaz de mezclar tensión, humor y diversión a partes iguales y con una dirección sólida gracias a la cual Julia Ducournau ha logrado una película inolvidable.
Para acabar, a la clausura se proyectó Kong: La isla calavera, que cosechó algunas de las mejores opiniones recogidas en los cuatro días de Muestra. Pero de ella os hablaremos más adelante.
Silvia García Jerez