OMEGA, el documental
Retrato y collage de genialidades
Para alguien que cree en la señales es de agradecer que el destino decida al tiempo despedirse de Leonard Cohen y presentar Omega; el documental sobre el mítico disco que unió para siempre al cantaor Enrique Morente y al cantautor canadiense junto a poemas de García Lorca.
Considerado una osadía al comienzo y una obra maestra finalmente, resulta impensable sin las guitarras de Lagartija Nick y la magia de Granada.
Fue hace veinte años pero todavía hoy es un disco avanzado, difícil y oscuro, casi un réquiem. Apabullante, emocional y bello.
Un disco de otras dimensiones, arrastrando trascendencia y envolviendo espiritualidad; una épica composición de genialidades en comunión con los astros.
Omega profundiza en el final, implícito ya en su título y con la muerte rondando cerca; desde su gestación, durante la producción -con la defunción de la madre de Morente, entre otras- y hasta ahora, convirtiendo en noticia el lanzamiento de este doc al coincidir con el fallecimiento de Cohen, que como un bonus track aporta su último apoyo con su último aliento, en un adiós tan elegante como era.
Omega revolucionó el flamenco hasta el punto que cerró cualquier otra posibilidad de experimentación y cambió el rumbo del arte jondo. Es cierto que Triana creó el estilo, Pata Negra dio la vuelta al género y con Camarón -mas allá de su cante inimitable-, evolucionó esa fusión entre el flamenco y el rock. Fue con La leyenda del Tiempo que también tiene documental, Tiempo de leyenda de José Sánchez-Montes, que ya dirigió Enrique Morente sueña la Alhambra y realizó otro estupendo doc sobre el pianista cubano Bola de Nieve y uno más, grabando el montaje y show de un espectáculo de Eva Yerbabuena.
No es casualidad que sea él junto a Gervasio Iglesias, que suele ejercer de productor, quienes manejan con maestría la dirección; son del sur, tienen experiencia y forman parte de la historia, terminando Omega cual cuadratura del círculo.
Respetando el reciente duelo y la amistad con la familia Morente -que además de artistas estuvieron comprometidos desde los inicios, con los pequeños palmeando al no tener Enrique dónde dejarlos-, y para celebrar el vigésimo aniversario de Omega, Sánchez-Montes logra sacar adelante la cinta con ayuda de Telecinco Cinema y la maravillosa recopilación del archivo sonoro y audiovisual que se guardaba; nunca visto ni escuchado -ni después de la muerte de Morente-, incluso con aquello que se deshechó y numerosos temas inéditos… Y lo que quedará.
El doc recoge los testimonios de personajes como Estrella Morente (hija del cantaor, fundamental e imprescindible en el proyecto), Antonio Arias (líder de Lagartija Nick), Tomatito, Borja Casani (productor), Vicente Amigo, Alberto Manzano (germen de la idea y quien propició el encuentro Morente-Cohen), Lee Ranaldo (de Sonic Youth), Laura García Lorca (sobrina del poeta), el propio Cohen y Morente mismo; obsesivo, libre y rompedor.
Omega acaba siendo un acontecimiento de vanguardia pero todo comenzó como un regalo por el 60 cumpleaños del canadiense; un disco con su música y algunas canciones en clave flamenca. Camarón, presente al principio, se nos fue pronto y el azar -de nuevo- decidió.
En Omega se muestran los episodios más difíciles y los más gloriosos de todo el proceso; las penas, las alegrías y las soleás, como cuando Sony lo rechaza porque es una mierda o cuando nos cuentan aquello de Enrique, te están engañando. Pero Morente no tenía ninguna duda e involucró a toda la familia, fiándose de su Estrella diciendo: Papa, esto es flipante, esto es mu’ moderno pa’ sacarlo… Aunque la discográfica El Europeo contribuyó al milagro que triunfó, sobre todo, en el extranjero.
Asistimos a la génesis de sus directos con el abucheo en el Teatro Albéniz y a la apoteosis en el Espárrago Rock, un lujo de imágenes. Como saber de las doce rosas que envió Cohen tras la publicación del disco que -en palabras de su batería, Eric Jiménez- sonará siempre actual y antiguo, no va a caducar nunca.
Omega es Naturaleza e industria; de salmos y lamentos ancestrales, acercándonos a lo telúrico. Hay también acoples algo chirriantes y disonantes, pero ay, cuando el duende encuentra la furia y seduce al ruido; la lírica en la voz de Morente alcanza lugares desconocidos e inimaginables planos, adentrándose en el espacio y en el tiempo.
Aparecen igualmente los temores que existieron sobre el resultado, pero Morente ya había sido rebelde y tachado de hereje por los puristas del flamenco mientras Lagartija había abrazado el punk. Y Omega llega a convertirse en el trabajo más relevante para ambas partes; de esos que hacen historia, cargados de leyendas.
El documental re-contextualiza la importancia de los primeros contactos entre Morente y Lagartija, y nos enseña algunos momentos inolvidables como el peinado Morente-Metheny durante la época de probar incursiones flamencas con otros géneros. Y por supuesto, participamos del recuerdo cuando se conocieron los dos genios en el Palace de Madrid, donde Lorca solía beber; Morente y Cohen hablando de Camarón y de El hispano de Montreal, aquel que le enseñó los acordes según confesó en los premios Príncipe de Asturias 2011 (donde también reconoció la gran influencia de Omega en su obra)
Impresionante doc que no calla voz alguna entre la aceptación y el rechazo que originó.
Un filme que documenta, transmite y refleja la creación de un disco alucinante y su posterior impacto.
A Morente le hubiera gustado y divertido.
Se le echa de menos.
Imprescindible el CD que se reedita a la vez que se estrena el film, tras su presentación en festivales el mes pasado.
Y más que recomendable el libro de Bruno Galindo con entrevistas de hace algún tiempo a la mayoría de involucrad@s en Omega, el álbum, que como bien apunta Santiago Auserón en el prólogo: más que disco, es un movimiento cultural y social, un fenómeno histórico.
Estará una semana en cartel. No dejen pasar el destino.
Mariló C. Calvo