LONE SCHERFIG: «Me gusta que AN EDUCATION sea tan sencilla»
El Festival de Cine de Madrid cumple 25 años y en tan redondo aniversario le rinde homenaje a la directora danesa Lone Scherfig haciendo un repaso de su filmografía, proyectando títulos ya míticos como Wilbur se quiere suicidar, Italiano para principiantes o One Day (Siempre el mismo día). La Cronosfera estuvo con la directora y habló con ella del pasado que la ha traido a la capital de España y del futuro que le espera en la ciudad de Nueva York.

La Cronosfera: ¿Cómo te sientes con este reconocimiento a tu carrera?
Lone Sherfig: Estoy muy orgullosa y me siento muy honrada. Para mí supone una bonita parada en mi carrera para mirar hacia atrás y ver todo lo que he hecho y pensar si mis películas tienen algo en común. Una cosa que me gustó mucho cuando entré aquí fue ver los pósters de mis películas todos juntos.
L.C.: ¿Y a qué conclusión has llegado viendo de esta manera tu carrera?
L.S.: Siento que he hecho demasiadas películas porque alguien me llamó para hacerlas y estaba muy contenta porque me las ofrecían o porque podría aprender haciéndolas y tal vez si hubiera sido más precisa o hubiera estado mejor asesorada, o más segura de mí misma, habría hecho más películas o incluso mejores. He hecho nueve, y mucha televisión, y con esta parada en mi carrera creo que ahora puedo tener un horizonte más claro, como le pasa a mi hija, que es de una generación que sabe mucho mejor lo que quiere.
Otra conclusión a la que llego es que me ha costado mucho introducir el humor en mis películas. Cuando era más joven no me veía capaz de lidiar con el humor y todo lo que hacía era muy serio. Yo hacía lo mismo que otros cineastas, que también se veían fascinados por los trenes o las habitaciones de hotel, cabinas de teléfono, maletines… casi todos los cineastas seguían ese camino. Yo era muy joven cuando terminé mi educación y desde entonces he seguido aprendiendo de todo lo que tengo alrededor.

L.C.: ¿Hay algún punto de inflexión en tu carrera? ¿Alguna película que suponga para ti un antes y un después?
L.S.: El movimiento Dogma. La película Dogma que dirigí, Italiano para principiantes, que también escribí, tuvo la misma acogida allá donde se proyectaba. Todo el mundo se reía en los mismos momentos. En Taiwán, en Tokio o en Los Ángeles, y sentí que todo el público conectaba con ella, lo cual fue una experiencia fantástica. Era una producción muy pequeña, de muy bajo presupuesto, y con la reacción que hubo ante ella me dio la impresión de que tenía algo que ofrecerle a los demás.
L.C.: ¿Cómo te has sentido en América?
L.S.: No he trabajado allí demasiado, las últimas cuatro películas que he hecho han sido en Inglaterra. Ellos conservan el espíritu europeo pero tienen el lenguaje norteamericano, lo que te garantiza una audiencia mucho mayor, cosa que también pasaría si las hubiera rodado en español. En América, excepto en lo que se refiere al cine independiente, es una gran industria y de alguna forma siento que soy lo suficientemente privilegiada de no trabajar en una industria. Trabajar en Europa es más artístico. De hecho, me siento más europea que danesa. Cuando trabajo en Inglaterra, ellos hablan de Europa como una zona que no pertenece a Inglaterra, y eso es una pena porque yo me considero muy unida a ellos, especialmente tras el Brexit. Pero sí, la próxima película que haré, cuando tenga completa la financiación, la rodaré en Nueva York, aunque será muy europea también.

L.C.: One Day (Siempre el mismo día) y An education son dos títulos estandarte en tu carrera. ¿Qué recuerdo tienes de ambas y cuál es más importante para ti?
L.S.: La película con la que me siento más conectada emocionalmente es con Wilbur se quiere suicidar. Es la que tiene el tono más claro. One day es una película mucho más grande, en términos de producción, pero no me siento conectada emocionalmente con esa película. Me gustan mucho más las películas más sencillas. Pero es la película que he hecho que más dinero ha dado a lo largo del mundo, porque es la más comercial. Y muchas chicas se han visto reflejadas en el personaje de Anne Hathaway. A mí me gusta que sea fuerte, fiel y cariñosa y que no sea tan insegura como Bridget Jones. Me gusta cuando la comedia no se basa en que una mujer pueda estar orgullosa de ser idiota delante de cientos de personas. Por supuesto que el personaje de Anne es bobo a veces, pero la comedia de One Day no se basaba solo en eso. Pese a todo es una película de la que cada vez que la veo pienso que debería haber hecho esto o aquello. Pero bueno, la veo y no me complico demasiado respecto a lo que no hice.
L.C.: ¿Y sobre a An education?
L.S.: Me gusta que sea tan sencilla, Es muy minimalista. La gente siente que ha visto mucho de Londres en la película, pero en realidad no ha visto nada, porque tenía muy poco presupuesto y solo se ve a través de los ojos de Carey Muligan. Se trata de una chica que ve el West End de Londres en los años 60, pero lo ve ella, no nosotros. Y estoy muy orgullosa de cómo quedó el resultado. De hecho, ellos también van a París en la película y nosotros solo vemos la mitad de la Torre Eiffel. También en ese caso puedes tener la idea de que has visto París, pero no es cierto.

L.C.: ¿Hasta qué punto has tenido libertad en tu carrera para tomar tú las decisiones de tus películas?
L.S.: En las primeras películas que hice tuve el control total de todo, allí en Dinamarca, pero luego tuve un poco menos porque cuanto más dinero tienes para hacer alguna película, menos puedes controlarla. A veces es bueno tener muchos productores que se aseguren de que el dinero se está invirtiendo correctamente, pero ahora, de cara a la próxima película que haré, sí que tengo el control yo, cosa que me alegra porque no siempre es bueno que tú no controles las cosas. Es hasta frustrante.
Hice muchos anuncios cuando empezaba que me entrenaron en el hecho de que hubiera mucha gente a mi alrededor asegurándose que de que todo estaba bien, pero de ese modo te preocupas demasiado de tener que complacerlos. Si estás haciendo una comedia y el equipo no se ríe, cambias el tempo y en la siguiente toma ya logras las risas. Pero ya me he cansado de eso y quiero tener el control absoluto, aunque no siempre se consiga, como en el vestuario o en la elección de los actores.
La cuestión es que si me contratan, como en las series americanas, y me hacen ir allí, es porque quieren que yo influya en lo que hago. Es un billete para la libertad artística. No solo me tienen que dar la oportunidad, es que es obligatorio que yo influya en lo que se haga, porque ellos ya tienen cientos de directores, los mejores del mundo, así que deberían dejarme trabajar con total libertad.
L.C.: ¿Qué es lo que te atrae para querer hacer una película?
L.S.: Me gusta hacer todo aquello que no he hecho antes, pero es indispensable que sienta que puedo hacer un buen trabajo. Y tiene que ser una historia que cuente algo importante, no solo una historia de amor, por ejemplo. No tiene por qué no ser una historia de amor, pero por debajo tiene que tener algún tema más importante. Me gusta que tengan una combinación de humor y de algo más oscuro. También necesito proyectos en los que sienta que el guion está en buenas manos, que yo les pueda hacer justicia.
Silvia García Jerez