QUERER: Retrato de un largo maltrato

Querer llega a Movistar+ el 17 de octubre. Es la serie con la que Alauda Ruiz de Azúa se adentra en un nuevo formato narrativo tras el éxito de su ópera prima, Cinco lobitos. En realidad, tras la estupenda película que le dio su segundo Goya a Susi Sánchez, Alauda rodó Eres tú, una cinta romántica, encargo para la plataforma Netflix cuyo guión ella no escribió. Y se notó.

Ahora, con Querer, Alauda vuelve a ser la gran guionista y directora que nos demostró que era con Cinco lobitos y demuestra también hasta qué punto es capaz de dominar los engranajes de una miniserie, de modo que la lleve a sus cotas de calidad más altas.

El matrimonio de esta ficción, formado por Pedro Casablanc y Nagore Aramburu
El matrimonio de esta ficción, formado por Pedro Casablanc y Nagore Aramburu

Querer consta de cuatro capítulos de aproximadamente una hora de duración cada uno, que se irán emitiendo a razón de un episodio por semana, y en ellos cuenta cómo una familia, más bien tradicional, se va rompiendo cuando la madre (Nagore Aramburu) acude a la Policía a denunciar a su marido (Pedro Casablanc) debido a las continuas violaciones a las que éste la ha ido sometiendo a lo largo de sus muchos años de matrimonio.

Evidentemente, la noticia resulta ser un shock para todos. Para su hijo mayor (Miguel Bernardeau), para su hijo pequeño (Iván Pellicer) e incluso para Íñigo, su marido, que está convencido de que no ha hecho nada malo y no sabe por qué su mujer ha hecho eso, aparte de para dar una imagen pésima de la familia de puertas afuera. El ‘qué dirán’ de siempre.

A lo largo de los cuatro episodios de Querer, titulado cada uno con un verbo alusivo a lo que sucede en él, vamos a ir asistiendo al paso del tiempo a través de la querella que Miren decide interponer. Su abogada (Loreto Mauleón), el hazmerreír de Íñigo y todos sus conocidos por ser excesivamente feminista, le ha recomendado que no se detenga ante nada, que lleve a cabo cada paso hasta que salga la sentencia, que no retire la denuncia. Y Miren está convencida de que así debe proceder.

Nagore Aramburu y Miguel Bernardeau, que interpreta al hijo mayor del matrimonio
Nagore Aramburu y Miguel Bernardeau, que interpreta al hijo mayor del matrimonio

Ni su marido ni sus hijos lo entienden, sobre todo el mayor, un tipo con un autoritarismo feroz que nos da miedo desde la primera conversación que tiene con su madre tras poner la denuncia. No hay nada por lo que protestar. No sólo su padre es una excelente persona sino que él mismo la ha escuchado disfrutar estando a solas con él. Pero ella le cuenta una verdad que él no espera: todo era fingido para que su padre le hiciera menos daño. Su matrimonio siempre ha sido un infierno de puertas del dormitorio conyugal para adentro y está dispuesta a todo para ponerle fin de la manera más legal posible.

Por supuesto, su hijo no es capaz de creerla, y menos de empatizar con ella. Pero a ella le da igual. Está decidida a llegar hasta el final. Y en cada capítulo vamos a ir asistiendo a ese proceso, a la preparación del juicio y a la posterior sentencia. Años de espera entre episodio y episodio para darnos la dimensión real de lo que suponen los tiempos de actos como estos y de lo que implica estar a merced de una Justicia que ni es rápida ni apoya a la víctima. Lo estamos viendo en la realidad cada día, lo vemos también en esta ficción que la reproduce fielmente.

Querer es una obra maestra. En todos sus aspectos. Lo es en sus guiones, en su dirección o en la elección de sus actores, todos ellos sublimes en cada momento. La sabiduría de Alauda Ruiz de Azúa a la hora de plantear un tema tan incómodo como son los malos tratos en un matrimonio de personas mayores es asombrosa. Y muy necesaria. Los malos tratos pueden darse en cualquier relación, desde el noviazgo hasta en el matrimonio más largo concebible. Lo que sucede es que en tiempos pasados las mujeres, porque el machismo con el que nos hemos criado hace que sean ellas las que en mayor medida sufran este estigma, no podían quejarse. Para qué. Posiblemente ni contaran fuera de sus casas lo que sufrían. Ahora las cosas han cambiado y ellas cada vez lo aceptan menos. Pero denunciar también trae consecuencias, muchas veces muy trágicas. Lo estamos viendo a diario en los programas llamados de entretenimiento y en los informativos. Es una lacra que no parece tener fácil solución.

Alauda Ruiz de Azúa toma partido por su víctima y convierte a Miren en un personaje más fuerte de lo que tal vez ella misma pensó que lo fuera en el pasado. Se ha dado cuenta de que la coyuntura social le permite tomar esa drástica decisión y con el dramatismos justo, nos lleva de su mano a través de un proceso que no es agradable pero por el que el está dispuesta a transitar. A lo que no quiere es a volver a ese pasado del que pretende escapar. Con todas sus fuerzas.

Querer comprende a Miren y por eso nos lleva, junto a ella, y de la manera más elegante posible, por ese proceso angustioso por el que camina a lo largo de los años. La serie tiene momentos estremecedores que nos hacen reflexionar sobre lo que muchas mujeres han de soportar. Y es que tener una pareja, o un marido, no implica que te ésta o aquel te quiera, aunque lo parezca. Aunque estemos acostumbrados a que, al ver a dos personas juntas en una relación, eso sea así… De puertas para afuera.

Si no te quieren, huye. Al menos esa es la idea que lanzan los cuatro capítulos de la serie, una de las mejores del año. Si no la mejor.

Silvia García Jerez

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