BUSCANDO A COQUE
Una brillante comedia con una pareja que enamora y un mito de nuestro rock creyendo en el amor y riéndose de él
Antes que Coque fue Juan Diego Botto y luego, Bunbury, aunque estos dos fueron en formato corto. Buscando a Coque supone el debut en el largometraje de Teresa Bellón y César F. Calvillo, ese dúo de directores y guionistas que jugando con cameos de celebrities como excusa y la pareja como análisis, parecen haberse inventado un género groupie-fan que refleja las relaciones sentimentales de nuestra contemporaneidad con ingenio, honestidad y madurez.
Sus anteriores trabajos, Una noche con Juan Diego y Cariño, me he follado a Bunbury dejaban claras sus intenciones en el mismo título y apuntaban maneras de triunfo, a resultas de la comedia romántica. Esta vez, el Coque a buscar es Coque Malla. Sí, el de Los Ronaldos. Sí, el de No puedo vivir sin ti. Y de ahí que se estrene en San Valentín, con una pareja para enamorarse y un mito de nuestro rock invitándonos a pensar y creer en el amor, riéndonos… Como debe ser.
Teresa (Alexandra Jiménez) y César (Hugo Silva) llevan 17 años de relación. Forman una pareja de esas encantadoras que te cuentan su vida y son ejemplo para su allegados. De esas que no pueden romper porque, entonces, nadie creería que el amor existe. Y de esas con una confianza plena, casi fraternal, con sus rutinas de convivencia y códigos de comunicación ya bien avenidos.
De ella sabemos que es una actriz en paro y de él…De él sabemos que es un fanático de la música y del bufé libre. En concreto, de las ofertas de hotel con desayuno incluido, y del mejor grupo español de los noventa, o lo que es lo mismo; Los Ronaldos. De ahí que su perro atienda por Coque y que tenga en el brazo una rima tatuada del líder de la banda, su ídolo desde la adolescencia. De hecho, él dice que los puso de moda en Parla, y lleva toda la vida imaginando el encuentro para poder contárselo. Claro que nunca esperaría que fuera Teresa quien se lo cruzara y que además, se acostara con él; el tipo con cara de niño pillo y buenas canciones, con quien muchas chicas soñaron enrollarse. Ese Coque que se muestran tal cual, parodiándose, o versionándose a sí mismo. Ese Coque que César siempre ha admirado y sobre el gira toda la trama, desmontado y montando una infidelidad entre Madrid y Miami.
Siguiendo al artista y bromeando con aquello de diferenciar a la persona del personaje, la pareja va exponiendo las reacciones a la confesión, desmenuzando a su tempo las consecuencias de tal encuentro ocasional -llámase polvo también-, que si sólo es cuestión de sexo, sin importancia alguna, ¿por qué se está 24/7 dándole vueltas a lo que Todo ocurrió de pie?
Tal cual le sucede a César, esa supuesta víctima de cuernos -léase también; tipo infantil que demanda protagonismo constante- pensando en ese Coque siempre presente, aun sin estarlo realmente.
Claro que Teresa cuenta por igual, pero todo en su día después, en sus dudas, es más sutil. Y ahí la película goza de otro acierto, viendo cómo y de qué manera a ella también le afecta.
Y todo pasa con una sonrisa y alguna lagrimita cálida, en ese cinematográfico Miami de bilingüismo latino.
En Buscando a Coque todo encaja y va por duplo. Y mucho hace el guión que despliega, el encanto de ambas ciudades, el ritmo del relato y esos intérpretes, a la par, como pareja.
Demostrando una estupenda dirección, se disecciona y comparte su relación a través de diálogos rápidos y divertidos que igual tocan la amargura, la ternura, que lo políticamente incorrecto -sin meterse en cuestiones de género y por encima de los clichés de Cupido-.
Y si palabras importan, las miradas hablan también en este relato de amor e infidelidad, quedando las mostradas por cada cual al ser especial para el otro, y el momento en la piscina recomendándose distintos follamig@s.
Alexandra Jiménez, una vez más, está magnífica siendo capaz de transmitir con naturalidad y según pestañee, cada sentimiento que toca -ya sea seduciendo, llorando, o recordando-, mientras Hugo Silva -en un momento de plenitud con esa nominación al Goya por Un amor– está tan estupendo como tan entusiasta y cansino que requiere su personaje.
Cabe destacar igualmente a algunos secundarios, como ese tatuador en plena crisis sentimental (José Troncoso) y ese compañero de paseo con perro (Luis Rallo, de Los Despiertos, apareciendo en un guiño más a este juego de ficción y realidad, casi de cameo, pues es pareja de Alexandra Jiménez desde hace más de 20 años).
Buscando a Coque podría haberle pasado a cualquiera. Y no es a la primera pareja que le ocurre. Aunque intuyo que para Malla habrá habido alguna más, ya sea leyenda o verdad.
Claro, que narrado así por César y Teresa cual directores y guionistas, proyectándose en César y Teresa de esta gran historia para contar a los nietos, resulta un gran divertimento y un buen aprendizaje. Además, si se incluye un tema nuevo de Coque Malla, a seguir por sus fans, mejor. No obstante, si no se fuera amante del cantautor, gusta igual; mostrándose él mismo en su momento justo, en un íntimo concierto que casi cierra el film…
Pero esperen hasta los créditos finales, que hay sorpresa. Que todo esto va de amor. Y el amor no es sólo confeti de colores.
Más bien, aprender de los errores y crear muchas ganas de que funcione.
Claro que si hay que celebrarlo, por favor, hágalo con este delicioso trío y disfrútenlo… Como debe ser.
Mariló C. Calvo