NOTAS SOBRE UN VERANO: Entre el amor y el sexo

En Notas sobre un verano las ‘notas’ son notas de voz, audios de WhatsApp, de esos que muchos usuarios temen por la longitud de la duración de algunos de ellos -que es que compensa más que te llamen-, y de esos que otros adoran porque ‘no hablan con nadie’, sino con la máquina, y se pueden explayar lo que necesiten. Pero esas notas pueden ser una trampa porque pueden contarlo todo o no decir nada. En las conversaciones también, pero son más peligrosas porque tu interlocutor puede detectar lo que no quieres contar e indagar acerca de ello, y la nota de voz se puede enviar o borrar, grabar otra que no desvele lo que crees que se te ha escapado.

Marta (Katia Borlado) y Pablo (Álvaro Quintana) 
se reencuentran cuando la primera vuelve a su tierra natal. Notas sobre un verano
Marta (Katia Borlado) y Pablo (Álvaro Quintana)
se reencuentran cuando la primera vuelve a su tierra natal

Así las cosas, en Notas sobre un verano, Marta (Katia Borlado) se traslada a Gijón en verano, dejando sus trabajos en Madrid como auxiliar en la universidad y dando clases de natación, y haciendo un paréntesis durante unos meses en su vida con Leo (Antonio Araque), con quien está a punto de mudarse. Ahora busca nuevos aires, pero sobre todo reencuentros con sus amigas de toda la vida. A Leo le va mandando mensajes de voz, notas en las que le va contando sus aventuras, lo bien que le va con sus amigas, y en las que le pregunta que cómo está él. Lo normal. Hasta que comienza a no especificar, a ocultarle cosas, a enviarle mensajes con menos contenido del que debería, a sentirse culpable por lo que no le dice. ‘Notas sobre un verano’ que podrían ser esas u otras, que podrían contar más o menos…

Notas sobre un verano es la ópera prima de Diego Llorente, que escribe y dirige una película que bebe del cine de Eric Rohmer, por citar un autor naturalista cuyo estilo se asemeja al resultado que Llorente consigue en su cinta. Eso, lejos de ser malo, es una proeza, un distintivo de calidad de ese tipo de películas que ahora mismo inundan las salas minoritarias y los festivales más importantes del mundo. Por lo general están siendo dirigidas por mujeres, con temáticas asociadas al campo o a lo rural, pero en este caso es un hombre el que se pone tras la cámara y se acerca a la psicología femenina mostrándonos, en un ambiente algo campestre, pero sobre todo de costa, los vaivenes sentimentales de una joven fuera de su entorno.

Marta tiene en Madrid una relación preciosa con Leo (Antonio Araque) , en "Notas sobre un verano"
Marta tiene en Madrid una relación preciosa con Leo (Antonio Araque)

De hecho, Notas sobre un verano, en su aparente sencillez, que la tiene en su forma, y es admirable hasta qué punto nos acerca con ella a sus personajes y a sus paisajes, esconde una complejidad humana tan reprochable como comprensible: la dicotomía de decantarse entre el amor y el sexo, entre tu pareja de siempre, a la que quieres y con la que todo te va bien, y la parte más salvaje del sexo que tienes con una antigua pareja y que te engancha hasta confundirte.

La película tampoco cambia sus roles, ya que no hay sexo con el chico al que quiere ni sentimientos especiales hacia aquel con el que cualquier rincón es bueno para el siguiente encuentro. La contraposición es un hecho, la decisión, una obligación.

Qué bien cuenta Notas sobre un verano Diego Llorente. A pesar de la descripción, del instinto animal que posee a los personajes a los que atrapa, es una película muy sutil en la que lo importante son las personas y sus relaciones entre ellas. Qué piensan, qué sienten, qué quieren. La vida frente a la cámara, la vida expuesta en la pantalla. Marta podría ser una amiga tuya. La interpretación de Katia Borlado es apoteósica, creíble en todo momento, un auténtico descubrimiento de la que nos gustaría seguir disfrutando en próximos títulos. Es como si alguien, a escondidas, hubiera grabado su verano. Así de fresca es la película, así de natural. Admirable.

La novedad frente a la rutina; el mar, el agua, frente a la montaña; salidas de copas frente a las salidas tranquilas por la naturaleza; el deseo frente a la comodidad de lo de siempre. Todo está bien, pero hay que elegir, y hay que saber elegir. Y saber cómo comportarse cuando has elegido. Parece fácil como espectador pero para los personajes es un auténtico dilema moral a dilucidar durante el verano, tiempo estival en el que las preocupaciones quedan suspendidas. Hasta septiembre. Si eres capaz de no liarte en tu propia vida y de ponerte firme respecto a lo que crees correcto. A veces también esa es una ardua tarea.

Silvia García Jerez

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