MACHOS ALFA: Diversión y reflexión
Machos Alfa es la serie del momento. Del momento de esta semana, porque en seguida se ve, se comenta y a ver la siguiente, que se nos acumulan. Así funciona el mercado, la actualidad contemporánea audiovisual, siempre en busca de la próxima serie que ver, sobre todo en Netflix, que es la plataforma con más éxito de cuantas existen. Y su fama es un hecho, entre otros factores, porque venden muy bien sus productos. Y la publicidad de Machos Alfa no es una excepción.
Desde que Netflix produce contenido para España, mucho antes de que lo hiciera en España, en sus platós y gracias a decisiones tomadas en sus oficinas, ya los vendía como ninguna otra. Son unos genios haciendo campañas. Polémicas siempre, pero con un ingenio arrebatador que deja en evidencia mucha escasez de sentido del humor ante temas delicados. Y tengamos claro que si pica es por algo.
Machos Alfa se vende con frases del estilo de ‘En Reyes os merecéis un regalo, el que tenemos aquí colgado’ o ‘Si la última mujer a la que le expresaste tus sentimientos fue la Cibeles, bienvenido’. Si leyendo estas frases decides verla, como miles de espectadores que están haciendo de ella el número 1 en series de la plataforma, vas a encontrarte con distintos retratos de hombres perdidos ante la nueva idea de sociedad que se está implantando, una en la que el hombre ya no es siempre el jefe o el que lleva la iniciativa en la pareja, ahora la mujer también tiene mucho que decir.
Machos Alfa nos cuenta la historia de cuatro amigos que tienen que enfrentarse a situaciones diferentes dentro de su vida de pareja. Por un lado Raúl (Raúl Tejón), al que su novia (Kira Miró) le hace una propuesta que lo desarma. Es, aparentemente el ideal de los hombres hetero con el ego subido, pero cuando de la fantasía se pasa a la realidad la cosa cambia mucho. O el de Pedro (Fernando Gil), un hombre de éxito en su carrera directiva audiovisual al que un día despiden para poner a una mujer en su lugar, y de paso darle a la cadena una imagen más contemporánea, menos machista. O el de Santi (Gorka Otxoa), un padre de familia al que su mujer ha dejado y al que su hija (Paula Gallego) le busca citas en Tinder.
Diversidad, actualidad, un mundo nuevo al que estos machirulos no se acostumbran. Se revuelcan y pelean como pueden, pero la jaula se ha abierto y quienes han salido de ella han sido sus chicas. Y ellos, que se creen muy modernos, demuestran no serlo tanto, porque para ellos la vida tradicional que llevaban estaba muy bien. Pero nadie les había preguntado a ellas, ni siquiera ellos.
Machos Alfa es una comedia contada en 10 capítulos de media hora y firmada por los hermanos Alberto y Laura Caballero, responsables de Aquí no hay quien viva y La que se avecina, entre otros productos tan comerciales y tan bien recibidos por los espectadores en sus distintas temporadas. En ésta última crearon personajes tan discutibles como Antonio Recio (Jordi Sánchez) o Amador Rivas (Pablo Chiapella), enormemente machistas, entre sus defectos más reconocibles, pero héroes para muchos jóvenes que han visto en ellos un modelo a seguir debido a su enorme popularidad. Y no debería ser así porque son una parodia de aquello de lo que se debe correr en dirección contraria.
En Machos Alfa lo vamos a ver con más claridad. Todos ellos son un poco el Antonio Recio o el Amador de este movimiento que quienes quieren ridiculizar al feminismo aseguran que lo lideran feminazis: el del feminismo radical. Que las mujeres cojan las riendas de sus vidas era algo para lo que no fueron educados, y esta sitcom no solo pretende reírse de ello, y lo consigue, sino que también quiere que se abra un debate en la sociedad, que se piense y se reflexione sobre el hoy, sobre el mañana al que estamos expuestos si no modificamos el hoy.
Ser machista muchos lo ven como algo normal. Tanto es así que el personaje de Santi no hace más que recalcarle a sus amigos la cantidad de lenguaje inapropiado que utilizan. Él es machista pero también el que mejor asume sus faltas y el que intenta corregir actitudes tóxicas en el grupo… con el consiguiente malestar de los otros tres. A nadie le gusta que le corrijan y menos aún que le digan que sus hábitos son incluso despreciables. Pero Machos Alfa lo hace con humor y parece que está funcionando. Bueno, más bien arrasando.
Y sí, la serie tiene muchos motivos para lograrlo. Actores espléndidos todos ellos, los hombres y las mujeres, incluso la hija adolescente de Santi, una Paula Gallego sensacional que por momentos no parece la hija de aquel al que pretende restituirle su vida sentimental porque habla de intimidades con su padre con demasiada naturalidad. Pero la chica tiene un propósito y no va a parar hasta que lo consiga. Y también la serie: exponer con esa misma fluidez el maltrato al que la mujer ha sido sometida durante siglos.
Y cuánto rechazo provocan estos machirulos que no saben adaptarse a su nueva realidad. Pero los hermanos Caballero hacen algo muy inteligente, y es no pasarse con ellos. Una actitud excesivamente machista haría que la comedia se evaporase. Solo quieren una demostración de pretendida superioridad, que reconozcamos sus perfiles y que las mujeres sean su contrapunto vanguardista y decidido. Ellas saben lo que quieren y están dispuestas a todo para obtenerlo. Y el mundo ahora se lo permite, el ‘Me too’ y el moderno concepto de empoderamiento que la sociedad ha asumido no les permite defenderse sin quedar peor aún. Por eso es tan creíble el concepto de la serie y por eso está funcionando tan bien.
Machos Alfa no es desternillante. Su tono es de comedia, de sitcom tradicional, y los chistes funcionan pero se cuecen a fuego lento, a lo largo del capítulo. Lo importante es que es una serie de consumo rápido, fácil, es entretenida, sus situaciones son reconocibles, su personajes también, y eso permite que veamos los episodios sin esperar carcajadas, disfrutando con lo que ocurre hasta que llega la recompensa de la risa. Y también por eso está funcionando. Tal vez no sea la mejor comedia jamás vista pero es un producto necesario que tal vez ponga incómodo a más de uno pero que sobre todo va a hacer disfrutar a más de una.
En general se trata de una serie muy recomendable que nos abrirá los ojos acerca de muchos comportamientos tóxicos ya asimilados por rutinarios. Y a lo mejor hasta desechamos alguno. Si nos divierte y nos hace reflexionar la serie ya habrá cumplido con su cometido.
Silvia García Jerez