ELENA ANAYA: La opinión del público es muy importante

Elena Anaya estrena película, y eso siempre es una buena noticia. Es una actriz muy meticulosa, no solo en su trabajo como intérprete sino en la elección de los títulos en los que participa. Jaula es el último de ellos, en el que se convierte en una mujer enigmática por su pasado y protectora por el presente en el que vive. Está sublime en la que es la ópera prima de Ignacio Tatay, un director que salta al largometraje desde el corto y al que ha auspiciado Álex de la Iglesia desde la productora que tiene con Carolina Bang, Pokeepsie films. Hemos hablado con los dos en la presentación de la cinta en Madrid.

lena Anaya en una imagen promocional de la película Jaula
Elena Anaya en una imagen promocional de la película

Pregunta: Ignacio, el título original de la película era La casa de tiza, luego ha sido Jaula, ¿por qué se ha cambiado?

Ignacio Tatay: Era una película difícil de nombrar. Es más, es un título muy largo que ha convivido conmigo mucho tiempo, y según iba cambiado, o según se iba reescribiendo, el título también cambiaba. El título de La casa de tiza le gustaba mucho a Álex y se cambia a Jaula porque mi productor, que es muy generoso, me permitió que diésemos un paso atrás. Para mí era importante que el título no solo reflejase un conflicto externo, físico, sino uno interno del personaje, que ha de superar emocionalmente a lo largo de la película. Por eso me gustaba tanto la palabra Jaula y tanto Álex como Carolina… y Sony, tuvieron la generosidad de dejarnos cambiarlo. Para mí es mucho más apropiado. Y mucho más potente. Una sola palabra.

Ignacio Tatay y Elena Anaya en la presentación ed Jaula
Ignacio Tatay y Elena Anaya

Pregunta: Elena, ¿cómo te has preparado este personaje tan complicado?

Elena Anaya: Llevo mucho tiempo haciendo esto, o muy poco, depende de cómo se mire, pero nunca sé cómo voy a preparar un personaje. No tengo ni idea. Pensaba que con los años iba a tener una receta mágica que me iba a ayudar a componer, a entender, a ser ese personaje. Pero cada vez ha de ser de una manera distinta. Este personaje yo lo he hecho de la mano de Ignacio. Me impactó mucho el guión cuando lo leí, me enamoré del personaje, de su locura, de sus luces, de sus sombras, de sus capas, de sus sueños, de sus frustraciones, de su manera de entender la vida, de imaginársela, de su manera de ser madre o no. Sentí una necesidad enorme de complacer a Ignacio. Siempre la tengo porque para mí es una responsabilidad. Primero ante el director, que trabajo para él, y en segundo lugar para todos vosotros, porque respeto mucho la opinión del público. Para mí es muy importante. Estoy aquí gracias a vosotros y a los directores que confían en mí. En este caso Ignacio es un autor. Respira cine. Es listísimo y tenía muy clara la película que quería hacer. Ya no solamente lo que quería hacer sino de todo lo que se iba a rodear para componer esta historia. Porque es una obra. Cada plano, cada luz, cada sombra, el decorado, la localización, la casa, el trazo de la tiza, la madera sobre la que ese trazo es hecho, el reparto, la música, el vestuario, cada uno de los elementos con los que se hace cine eran importantes para Ignacio. Y estaban en su cabeza, no solo en el guión. Y él sabía cómo lo tenía que ecualizar. Ahí es donde yo me tengo que poner a su disposición para seguirle, acompañarle y hacer lo que necesite en cada momento.

Pregunta: Elena, tu interpretación en Jaula es de las más sutiles que has hecho, y has hecho unas cuantas muy sutiles. Es asombrosa. Y hay una escena que me conmovió especialmente: la de la discusión con tu marido. ¿Cómo la trabajasteis?

Elena Anaya: Vuelvo un poco a lo que decía antes. Yo sigo estudiando después de tantos años de dedicarme a la actuación, porque me parece que nunca se sabe todo, nunca tienes todas las herramientas, que son muy pocas, es el imaginario, nada más. En este caso la sutileza era muy importante. Porque vuelvo a lo que decía antes, Ignacio es un autor, es cineasta y quería contar desde lo más sutil. Quería mostrar mi cara sin embellecer, porque lo que hay en la historia es terrible. Y qué acertado mostrarme así. Esa misma cara maquillada no habría sido igual. O iluminada bonito.

Ignacio Tatay: Yo estoy muy agradecido, porque lo primero que me dijo Elena, que fue muy valiente, es que el personaje cae por una espiral de angustia y eso se tiene que ver reflejado. Seamos lo más realistas posible y acerquemos al espectador a la angustia que está sintiendo.

Elena Anaya: A pesar de mi edad y de ser mujer (Risas) Y de no haberme hecho nada en la cara. Eso por un lado. Por otro lado, esa secuencia… ¿era la número 68?

Ignacio Tatay: La 66.

Elena Anaya: La 66. Era nuestra secuencia. Peleé por cada secuencia de este guión. Había cosas que no nos daba tiempo a rodar y tuvimos largas conversaciones con los productores para que todo estuviese y nos dejasen rodarlo. Esa secuencia era un regalo. Un regalo con uno de los actores más generosos con los que he trabajado, porque lo que hace Pablo Molinero en esta película es bien difícil. Y me lo dio todo. Fue muy fácil. Ensayamos a conciencia esa secuencia. Nos hizo llorar, nos hizo reír, nos hizo pelearnos. Todos queríamos dar lo mejor, tocar esa nota tan frágil, y todos conocíamos a personas que habían pasado por situaciones muy parecidas. Entonces, desde el máximo respeto y amor ahí está, se la dedicamos.

Ignacio Tatay: Fue impactante para mí. Además, trabajar con actores tan buenos… yo nunca había trabajado con alguien como Elena. Nunca. Y repasar esa secuencia, que ensayamos muchísimo, que investigamos y probamos de mil maneras, y hablamos con médicos, con madres que habían pasado por lo mismo, y hacerla tantas veces y que se emocionasen de una manera tan real cada vez… Nunca era exactamente la misma secuencia, siempre estaban pasando cosas reales y nunca de la misma manera, siempre de formas diferentes. A mí me sorprendió mucho cada vez que la hicimos y para mí el resultado está ahí. Para mí como director era fácil, para ellos no porque la estaban viviendo de una manera muy real.

Elena Anaya: No, para nosotros… no, qué va, tú no sabes lo que es rodar una secuencia difícil. Primero está mal escrita, cosa que aquí no ocurría. No hay manera de rodar algo mal escrito. Segundo, no saben dirigirte, te quieres morir. Tercero, no sale. Quieres dejar la actuación para siempre (Risas) Eso es una secuencia difícil. Además ese día recuerdo que era mi cumpleaños y fue un súper regalo. Lo disfruté y creo que querré siempre a Pablo Molinero, y por supuesto a Ignacio.

Pregunta: Ignacio, ¿tenías en mente a los actores cuando escribías el guión?

Ignacio Tatay: No, y luego sí, y luego tienes una idea… el perfil de Paula fue cambiando. En una primerísima escritura el perfil era distinto, tenía otra edad, menos urgencia por ser madre, una jaula mucho menos definida. Cuando escribí este guión, que yo había rodado dos cortos y ni en mis sueños más locos me imagino que voy a rodar esta película con Elena Anaya, pero entre unas cosas y otras, se fue reescribiendo el proyecto y cuando entró Elena nos pusimos manos a la obra para terminar de apretarle las tuercas al personaje.

Eva Tennear es la pequeña Clara en el film Jaula, junto a Elena Amaya
Eva Tennear es la pequeña Clara en el film

Pregunta: Elena, ¿Cómo fue la relación con la niña?

Elena Anaya: Eva (Tennear) es otro regalo. Es súper difícil trabajar con niños, no son actores profesionales. Yo empecé con 19 años, cuando no sabía nada de actuación, y me di cuenta de lo complicado que era. Ella tenía 6 años cuando vino a Madrid, venía de Inglaterra, no hablaba español, Ignacio la buscó, fue al fin del mundo para traerla y cuando tuve la suerte de conocerla me emocionó profundamente, porque supe que teníamos delante a una niña con un talento salvaje. Es una actriz de raza. Sueña con actuar. Tiene unos padres cuidadosos e inteligentes que respetan el sueño de su hija sabiendo que es una niña y que tiene que tener su infancia. Yo también soy una gran protectora de los niños y me desespero cuando no se les da el trato que merecen. Ignacio decía: ‘Mi película me da igual, por encima de todo está la infancia de esta niña y hay que hacerlo de una manera fácil, amigable, contarle un relato en el que pueda entrar y salir, jugar, conectar, desconectar, y hay cosas que tiene que saber y otras que no hace ninguna falta que sepa.’ Y así lo hicimos.

Ignacio Tatay: Con metáforas, muchas. Para que entendiese las cosas a través de lo que ella conocía, porque es una película desgarradora y asfixiante, no es una película para niños, pero su experiencia sí que lo fue. Es un portento. Es sorprendente cómo se transforma de un momento al otro. Con ayuda de Elena hicimos varios ejercicios para que pudiese entrar y salir y no se llevase las emociones a casa. Pero es una niña que te dice que lo está disfrutando. Es una artista.

Pregunta: ¿Cómo ha sido trabajar con Álex de la Iglesia? ¿Cuánto se ha involucrado en la película? ¿Cuánta libertad os ha dado?

Ignacio Tatay: Es un gran respaldo porque más que productor es director. Un director que produce. Te entiende y sabe por lo que estás pasando. Se pone de tu parte cuando otras personas no lo están. Empatiza mucho con el proceso del director, te llama todos los días. Bueno, le gusta sobre todo el WhatsApp. A última hora, después del rodaje, te hace muchísimas preguntas. Qué tal ha ido, qué problemas has tenido. Le cuentas todo lo que estás pensando. Y por otro lado te da libertad creativa para contar tú tu historia. No es la suya, y eso él lo tiene muy claro. Y eso es un gran apoyo.

Silvia García Jerez

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