HOST: El mal se conecta a Zoom
Host es la primera película que nos llega sobre el confinamiento que hemos vivido en la pandemia del covid-19 que ha asolado el mundo. Lo que era previsible que ocurriera, que el cine reflejara la realidad de tener que estar en casa sin salir, de salir con mascarilla y de charlar con los amigos por medio de la aplicación Zoom, ya está aquí. Se titula Host y fue una de las sensaciones del pasado festival de Sitges.
Host se centra en el confinamiento pero en lugar de hacer un drama sobre lo que supuso para todos, que podría ser tan aburrido como lo que vivimos en nuestras casas sin poder salir de ellas o haciéndolo únicamente para lo justo, reinventa el género de terror para ofrecernos una sesión de espiritismo entre seis amigos que quedan por Zoom con ese propósito, y con la ayuda de una médium amiga de una de las participantes para que les eche una mano en esta nueva experiencia.
Plan concebido y acordado, las chicas y el chico, que solo hay uno en la reunión, se conectan y vemos sus pantallas como si fuéramos un amigo más. Solo que afortunadamente no lo somos. Pero esta nueva narrativa de los tiempos que corren nos ayuda a la inmersión en la llamada, aunque seamos meros espectadores.
Inicialmente, la llamada va estupendamente. Las chicas y el chico, al que vamos a ver mucho menos que a ellas, se preparan con la vela que se les ha pedido y siguen las instrucciones de la médium a rajatabla. Pero llega un momento en el que empiezan a pasar cosas extrañas y los acontecimientos empiezan a sucederse demasiado rápido. Alguien más se ha conectado con ellos y a partir de entonces nada será como esperaban.
Rob Savage, director de Host, había hecho un experimento en el confinamiento, en una llamada de Zoom con sus amigos, en la que pretendía hacer creer que alguien le había atacado en la azotea. El vídeo se hizo viral y la idea creció hasta convertirse en una película más larga, pero no mucho más: en una hora Savage desarrolla lo que necesita para asustar a las chicas, al chico y a nosotros mismos, que también estamos en tensión a la espera de qué ocurrirá a continuación.
Previamente al rodaje había grabado algún elemento que iba a requerir para el conjunto de la llamada, para que todo resultara más creíble. Y lo ha logrado. Tenemos que aplaudirle y que darle la razón.
Y con estos datos previos, adentrarse ahora en la llamada que narra Host da más respeto, es evidente, y lo cierto es que si la película fue uno de los grandes títulos de Sitges es porque en su aparente sencillez está muy bien hecha y funciona a la perfección.
Una vez que empiezan a pasar cosas extrañas, este Host, que en español significa Invitado, no parará hasta conseguir lo que quiere, que viene a ser asustarnos un montón y hacernos pasar el rato angustioso y divertido que logran las buenas películas del género.
Una de las ventajas de Host es la limitación de la pantalla en la que se basa la experiencia de la película. Al estar narrada en el confinamiento, nuestra pantalla es siempre la misma, una en la que los vemos a todos, y por lo tanto contaremos con varias casas en las que el Mal va a desatarse. Así, en lugar de una son las varias cámaras de las amigas las que nos van a ir asustando con lo que ocurra en sus hogares. Si un Expediente Warren te asusta, aquí se multiplican sus escenarios.
También ayuda a la autenticidad de esta llamada ficcionada que su reparto sea desconocido y por lo tanto sus rostros más frescos y la situación más creíble: si tienes un amigo famoso, porque además los nombres de sus personajes son los de los actores que los interpretan, se pierde un poco la gracia. De este modo, cualquiera de nosotros podría estar conectado con ellas, y así la realidad y el terror se confunden con más intensidad.
Host es todo un acierto. Se ha dicho de ella que es la película del año en cuanto al género en el que se encuadra, y, a falta de otros estrenos que también cosecharon buenas críticas en Sitges, podríamos afirmar que lo es porque solo en comparación consigo misma ya asusta bastante, así que cuesta pensar que salga desfavorecida respecto a otras que aún no hemos podido ver.
Host es exactamente lo que un amante del terror le pide a una película: un tema atrayente con el que sabes que la narración debería funcionar, atmósfera tensa con la que estar inquieto, cámaras en mano como una found-footage en directo y otros elementos que han sido parte del género durante décadas y que Savage utiliza aquí con una precisión admirable para que no descansemos ni un segundo del metraje.
Lo más antiguo, trucos de siempre empleados con eficacia, y lo más nuevo, como las aplicaciones que nos acercan en tiempos de pandemia, unidos para dar como resultado una película inédita en nuestro tiempo, que además se enmarca en una actualidad tan rabiosa como dolorosa y que en lo que al terror se refiere le da al amante del género todas las alegrías posibles.
Silvia García Jerez