VENENO

 JAVIS, DADME MÁS

La nueva serie de Los Javis se ha estrenado con un hipnótico primer episodio que deja ganas de más. Recreado con una ambientación y un reparto impecable, el biopic de aquella monumental Cristina, La Veneno, tiene gracia, buena crítica y mucha ternura. 

Con sus señas personales más que dominadas, Veneno goza de la madurez de esta pareja de creadores que nos ofrecen un bonito homenaje para el colectivo trans y el origen de la llamada telebasura.

Quedan capítulos pendientes, pero el Covid-19 ha infectado la posibilidad de continuar con el rodaje y montaje, aún habiendo material ya grabado. Así que habrá que esperar. No obstante, mientras siguen confinados y cuidándose -por favor-, hagan lo posible por ver este único Veneno, que es mucho más que un cuidado flashback a toda una época y una acertada reflexión social. ¡Digooo

Partiendo de las confesiones de la propia Veneno, Javier Calvo y Javier  Ambrossi dirigen y participan en el guión de su esperadísima serie para Atresplayer, apoyándose en la biografía de la misma Cristina Ortiz –Ni puta, ni santa- escrita por Valeria Vegas. Una periodista que vivió su propia aventura de transición sexual y nos sirve de espejo de la protagonista, reservándose además un papel principal -interpretado por Lola Rodríguez, quien les dejará ojipláticos- cuestionándonos en todo momento, cuál es la verdadera identidad y la responsabilidad de los mass-media en nuestra sociedad. 

Desde la realidad y la ficción, tal como advierten en los créditos iniciales, la serie tira de la memoria de quienes vivieron junto aquella Pocahontas con tiburón que igual caminaba vestida de Marilyn o de sultana por el Parque del Oeste, que cruzaba el Mississippi de Pepe Navarro con nocturnidad y alevosía. Siendo recordada con cariño y hasta cual divinidad, aún cuando andaba agarrando paquetes y puteando las calles, una década después de ser aquel icono televisivo y referente trans.

Así era La Veneno. Y así comienza Veneno. 

La Veneno (Jedet) y Pepe Navarro (Elejalde)
La Veneno (Jedet) y Pepe Navarro (Elejalde)

Alternando las épocas y contextualizando fantásticamente este piloto desde 1996, cuando La Veneno dejó a toda España pegada a la pantalla del televisor -mientras Mario Conde ya no era un héroe-,  hasta 2006 -cuando La más grande estaba ya malita- con La Veneno acumulando kilos y el olvido de la fama, salvo por un par de fans que la perseguirán por Valencia para redescubrirla al mundo entero.

En Veneno conoceremos la historia de Cristina con su infancia como José Antonio Ortiz, su metamorfosis y bautismo por elección, su pasado confeso de puta feliz, su experiencia carcelaria y sus delirios de estrella… Pero estamos tan sólo al principio. Y aún conmovidos por este Veneno único. 

Según vengan las siguientes dosis, recorreremos el movimiento LGTB patrio durante ocho episodios y a través del periplo vital de La Veneno, compartiendo tanto la sordidez como la gloria. Llegando quizás a ese panegírico final que fue su resurgir televisivo en Sálvame– -actual paradigma del programa que la encumbró, o condenó-, cuando pareció resucitar para el gran público hasta que su inoportuno fallecimiento, por una caída accidental, nos dejó con ganas de más.

La Veneno y Pepe Navarro de revival
La Veneno y Pepe Navarro de revival

Los Javis ya habían demostrado su amor por el mundo del espectáculo en su debut de La llamada, con ese puntito de iluminados. Y por supuesto con Paquita Salas, cruzando la trastienda del show business, evolucionando hacia la sátira y alcanzando la épica de los perdedores.

En Veneno parecen llegar al culmen con La Veneno como esencia. 

Partiendo del chiste aunque no vayan de broma, Calvo y Ambrossi maduran su relato con más humor, acidez y emoción. 

Entre frivolidades y necesarias reivindicaciones, en Veneno y por La Veneno, se traspasa esa búsqueda de identidad junto al análisis del éxito y el fracaso que Los Javis gustan mostrar, con tremenda humanidad y en clave mediadora, revelándose en el personaje que refleja la inspiración y el producto que fue, valorándola como merece en esta cultura pop que igualmente adoran.

Jugando a los paralelismos y al doble sentido, Veneno consigue atrapar lo real de cada plano, inclusive en los momentos más lumpen, evitando lo cutre o el morbo fácil para ceder protagonismo al respeto y la verdad.

La Veneno, por el Parque del Oeste...
Por el Parque del Oeste…

Encontrándonos con esa sinceridad en La Veneno, interpretada según etapa y edad por Isabel Torres, Daniela Santiago y La Diosa Jedet (tan exuberante como la original y consiguiendo además imitar su manera de hablar), tanto como en Faela, la reportera que la descubrió, encarnada por Lola Dueñas (tan brillante como siempre y destacando en esa especie de previo de Callejeros, rodado con temple, tempo y un cambio de formato a 4/3 que logra reflejar la verosimilitud de antaño).  

Serie La Veneno, Paca La Piraña, personaje real
Paca La Piraña, personaje real

Sin embargo, será Paca La Piraña quien probablemente les robe más corazón. Esa gran amiga, casi madre y ángel de la guarda de La Veneno, que haciendo de sí misma está maravillosa desde su primera intervención, rodeándose de esas compañeras putis fardando de bolso del Telva porque caben justo las toallitas, el par de pintalabios y la ristra de condones para pasar la noche… -Y una no puede evitar acordarse de Carmen Machi en Prostitución-.   

En próximos Veneno veremos a Ángel Garó y Pepón Nieto, entre otros, completando un reparto impecable junto a Elvira Mínguez, Jordi Vilches, Goya Toledo e Israel Elejalde, estupendo como Pepe Navarro (inventándose el late-show-nacional entre influencias yankis y La sonrisa del pelícano).

Queda resaltar también a esa pareja de fans, responsables de algunos de los instantes más profundos y divertidos de Veneno. Ya sea dentro de un coche tuneado como de Navidad, o por las filosofadas de esa amiga mariliendre, enganchada al Snake y compitiendo siempre contra la serpiente del Nokia, estando igual de atrapada en sus cuatro paredes y queriendo escapar para mudar la piel. 

Lola Rodríguez  en la serie La veneno
Lola Rodríguez

Como le ocurre a su mejor amigo, esa auténtica loba con pinta de corderillo, que escucha sin cesar Let me out (déjame salir) de Dover mientras esquiva las miradas que demuestran que es especial, que tiene algo más… 

Tiempo hay para ir confirmándolo en los restantes capítulos. 

Y deseo hay de continuar…

Por ahora, todo termina eligiendo un nombre con el que reconocerse y presentarse. Como debe ser. Un nombre bien bonito y que suene espectacular… Como Venus, Victoria, o Valeria. 

Cuando aparecen los créditos finales y la lagrimita al punto, vienen a mi cabeza otros ejemplos y modelos como Bibí, Topacio e incluso, Divine.

La Veneno,
Trío de La Veneno

Son buenos tiempos para la normalización transgénero.

Y las series ayudan a su visibilidad.  

Ahí están Transparent, Euphoria Jazz abordándola desde distintas perspectivas y edades. 

Aunque nuestro Veneno va a más, transformando los prejuicios en pura empatía. Comprometiéndose hasta lograr enamorarnos. Resultando a la vez una sutil oda al coraje, la amistad, la libertad, la autenticidad y la maternidad.

Este Veneno gusta. Deberían probarlo. 

Verán cómo y por qué, siendo del todo recomendable cual ruta y guía para entender a quienes por haber nacido en y con otros cuerpos, aún se ven y son vistos como freaks monos de feria, heredando esa condición de marginalidad y un destino hacia el vicio, o el espectáculo. 

Todavía hay mucho camino que hacer.

Pero la vida es cambio y (La)Veneno es muy buen principio. 

Mariló C. Calvo

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