MONA MARTÍNEZ: Mi caracterización en ‘Adiós’ son canas y la cara sin maquillar
Mona Martínez y Vicente Romero, dos de los actores de Adiós, son un par de trenes que, desde que empezaron sus carreras la vida los ha ido juntando, con la fuerza y la potencia que esa máquina de llevar personas hacia adelante tiene gracias a los motores y a las vías, que son los directores y los guiones que los actores interpretan.
Coincidieron en Padre coraje, mini serie dirigida por Benito Zambrano, y ahora les toca, de nuevo, compartir título, en este caso, Adiós, de Paco Cabezas. Entre medias, muchas series ella, mucho cine él, mucho talento por parte de ambos.
Ahora se reúnen en un film en el que los dos nos asombran y en esta entrevista nos cuentan cómo llegaron al proyecto, cómo ha sido su trabajo en él y Mona se detiene en la caracterización de su personaje, una madre que debería ser una de las más recordadas de la historia del cine.
La Cronosfera: ¿Cómo llegáis al proyecto?
Mona Martínez: Yo llego al proyecto a través de mi agencia, que me citan para un casting, con Laura Cepeda, que fue la primera directora de casting con la que yo hice mi primer trabajo, que fue Padre coraje, que también coincidí con Vicente. Fue nuestro primer trabajo, en el que Vicente estaba igual de brillante, como siempre…
Vicente Romero: Pero más joven, más joven (Risas)
Mona Martínez: …y me llamaron para la prueba. Lo primero que hicieron fue mandarme una separata, la secuencia que tenía que hacer, que no aparece en la película, pero que era bellísima. Bellísima. Como anécdota te diré que hay muchas compañeras, que ni siquiera tenían mi número, lo han pedido, para llamarme y decirme que enhorabuena por haber conseguido el papel. No cuando se hizo, sino por conseguirlo, porque la secuencia era tan bella que todo el mundo queríamos hacer ese personaje. Es que era bellísima.
Porque el lenguaje que utilizaba era tan propio de las mujeres andaluzas, de las mujeres universales, ya no te digo andaluzas, del universo. Todas las madres el universo que defienden a su hijo desde una postura, con una sencillez y una entereza que emocionaba muchísimo. Solo con leerla yo me emocioné.
Así llego al proyecto, hice la prueba, que fue un acierto porque fue muy placentero hacerlo. Fue muy gustoso decir esas palabras, nombrarlas como estaban escritas, imaginar estar viviendo la experiencia de ese personaje el rato que duró la secuencia, con la ayudante de casting, que era maravillosa, y ahí empezó la historia. A partir de ahí, toda la energía que se produjo, se produjo luego en la película. Para mí fue una bendición.
Vicente Romero: A mí me propone Paco (Cabezas, el director) Yo trabajé con él en Carne de neón, que fue su segunda película, la primera fue Aparecidos, que tiene muy poca repercusión pero para mí es una gran película, porque es muy original y está muy bien rodada, y no se le ha hecho justicia.
Aparezco en Carne de neón y a partir de esa película yo tengo una amistad con Paco, somos amigos desde hace muchísimos años, estudiamos juntos en Sevilla dirección escénica también, y él me propone y hay reticencias por distintas partes porque buscaban un actor más reputado. Un actor que tuviera premios y una proyección mediática mayor que la mía. Después de mucho tira y afloja hago pruebas y se me dice que sí, y me incorporo al proyecto.
Mona Martínez: Afortunadamente.
Vicente Romero: Sobre todo para mí. Y una vez llegados a este punto, Paco ya descansa. Porque yo hice pruebas para varios personajes y él se dedicó a convencer a gente de que en su película quería tenerme a mí también. Y los convenció.
La Cronosfera: ¿Cómo preparasteis vuestros personajes?
Mona Martínez: Yo insisto siempre en que el guión te lo da muy servido. Te da todas las pistas y la esencia del personaje que tienes que interpretar, la historia que lleva, cómo es, cómo piensa esa mujer, cuál es su entorno. Eso estaba tan bien escrito que la preparación es la de ponerle el alma, hablar un poco con Paco y Vicente y quitarte de en medio para que se produzca eso que está en el guion. Y ensayar con el director, con los compañeros, y que él te dé su confianza plena. A partir de ahí te alimentas de los demás y de lo que se está produciendo en el set, y que se produce casi solo. No hay dificultad.
Vicente Romero: Yo comparto lo que dice Mona, y aparte, es que mi personaje no es tan complejo ni por asomo. No tiene esa hondura.
Mona Martínez: ¿Tú crees? A mí me parece que sí. Tiene una vida detrás que madre mía.
Vicente Romero: Pero lo que muestra delante es un personaje que está al servicio de otros. Está al servicio de tu personaje, al servicio de… es lo más costoso en el sentido de que mi personaje es el tío del protagonista, es el hermano de la matriarca. Es un personaje que está un poco al servicio de otros.
Mona Martínez: Pero eres el padre de todo.
Vicente Romero: Sí, y tiene esa sensación, es un personaje que quiere servir a su familia. Lo que él tiene en la cabeza es ser un señor muy pragmático y con una idea de la familia muy desarrollada. Es un poco como la maternidad pero es indiscutible que hay una matriarca que es la que tiene el peso. Lo que más me costó es volver a asumir esa relevancia de que es el personaje que introduce la comedia…
Mona Martínez: ¡La comedia! (Risas)
Vicente Romero: Dentro de la tragedia. Y Paco, en ese sentido, me dijo: yo te quiero a ti porque sé que esto lo haces muy bien. En Carne de neón mi personaje era el que aflojaba la situación. Con muy mala leche pero lo hacía con humor. Es el personaje que afloja un poquito para poder seguir. Paco me dijo: mira, esta es tu función porque por lo demás es un personaje bastante tipo, está bastante tipificado, no es un personaje lleno de capas o del que se explique mucho su vida. Y yo le decía: Paco, ¿otra vez, tío? ¿Este personaje haciendo humor? Y él me decía: si lo haces muy bien, así que, venga, hazlo. Y es por lo que me está felicitando la gente.
Mona Martínez: Es ese sentido del humor, de ese tipo de persona, del sur y viviendo en unas circunstancias tan hostiles, y se sobrepone a eso con el sentido del humor. Es tomarse la vida con una chanza especial. Hay que tener una inteligencia superior para tomarse la vida así.
Vicente Romero: O ser muy pobre.
Mona Martínez: Eso mismo, tener la inteligencia para sobrevivir a según qué niveles.
La Cronosfera: Mona, ¿cómo ha sido la caracterización del personaje? Porque a mí me ha parecido que el resultado ha sido como el de una Terele Pávez.
Mona Martínez: Sí, claro. Mi gran Terele, a la que amo profundamente. (Se santigua mientras hace este comentario)
Es que a mí me sorprendió ver la imagen porque yo me desprendí de mí.
Vicente Romero: No eras tú.
Mona Martínez: No me veía yo pero no había nada de caracterización. La composición fue unas pocas de canas que yo me dejé encantada, que quería yo dejarme las canas, y la cara sin maquillar. No había nada más. Lo impactante era ver cómo la circunstancia de lo que sucede, de la tragedia tan profunda para ella, transforma absolutamente lo que es el cuerpo y la cara de Mona Martínez y se convierte en lo que habéis visto en la película. Es una transformación pero no hay nada intencionado en construir sino que no va más allá de lo que de verdad le está pasando al personaje.
La Cronosfera: ¿Habéis tenido que hacer un esfuerzo adicional por trabajar el acento?
Mona Martínez: No, yo soy andaluza y Paco no exigió un andaluz más o menos. Tal y como estaba escrito el guión estaba ya contado el acento. Yo veía el guión y veía a muchísimas mujeres que han pasado por mi vida desde la infancia hablando con esa tesitura.
Vicente Romero: Yo soy sevillano. Aparte, yo he vivido en las 3000 viviendas. Me he criado allí, cosa que me llena de orgullo y satisfacción.
Silvia García Jerez