STRAIGHT OUTTA COMPTON
Hey, Ya! ¿d qué barrio eres?
Por Mariló
Directos a Compton.
Así podría traducirse el título pero de inmediato, surge la pregunta:
What the f*** is Compton? Y esa es la cuestión.
Imagina el letrero del destino de un autobús que termina el trayecto en uno de los barrios más chungos de Estados Unidos: Eso es Compton.
Directamente, sin paradas solicitadas.
Son los ’80 y eres el único blanco llegando a un barrio de negratas, porque así se llamaban a los niggaz entonces en USA, mientras aquí, aún eran flores de otro mundo.
Y no es que leamos este texto en español y el título sea en inglés; es que Compton, en aquella época, ni se ubicaba en los propios States. Nadie iba allí y nadie salía de ahí; del distrito más peligroso, no sólo de la Costa Oeste, sino de toda America.
Y en esa barriada hay que vivir, aunque cuando salgas de casa te sientas prisionero de tu piel (y sus circunstancias)
Así que imagina la escena: unos chavales de color chocan sus hombros y se agarran las manos, esos cinco, como santo y seña; saludándose entre colegas, a la salida de la frontera del bloque. Porque en cualquier momento un poli blanco y otro brother negro, les pararán por nada o por cualquier cosa. Y así todos los días; y así no se puede vivir.
Lo dicen los chicos del barrio –Boyz n the Hood, ¿se acuerdan de esa película?, ¿aquellas barriadas del extraerradio, aquellos adolescentes afroamericanos?-; esa es la esencia del film.
El reflejo de una juventud -tan bien retratada en la peli de los ’90- y la radiografía de una dura realidad entre la pobreza, las drogas y el miedo.
Y fue una simple canción; la que inspiró aquella y esta… d unos niggaz de Compton.
Protagonizada por Ice Cube, un rapero (y actor) en ciernes, la primera; y la recién estrenada, por su hijo, un calco Jr. de black power!
Del ghetto particular a la denuncia universal.
Straight Outta Compton es un biopic de la banda de su padre que revolucionó la música -y no solo negra- y alertó del abuso de la autoridad en el país de las libertades, colocando un color en el mapa y un lugar en el mundo, mas allá de los famosos L.A.
Los NWA –niggers con actitud-, fue un grupo de cinco negratas de barrio, que orgullosos de serlo, cambiaron pistolas y tiros por versos y rimas a golpe de hip hop y samples de funk.
Había nacido el Gangsta Rap. Estamos en Compton a mediados de los ochenta.
Pero Straight Outta Compton no es sólo la crónica social de un tiempo y país; también es la denuncia de intemporales injusticias y el relato del ascenso y caída de una banda que marcó el ritmo de lo que oímos y vemos en la radio, en las series, en los videoclips… con cierta imagen machista y sexual –de coños y balas-, que ahí queda…
Porque además, ahora, todo tiene un rap.
Y ahí este filme, tiene su mayor logro.
Con un comienzo apabullante con tanque de redada incluido, situándonos en el estereotipado marco de trapicheos y pipas (de las de matar), el filme evoluciona hacia unos soberbios planos secuencias que parecen más clips con temazos del momento; y consigue unas estupendas escenas de autenticidad del proceso de creación de las canciones, los ensayos en casas de colegas y la grabación en el estudio.
Asimismo, somos testigos de las relaciones personales de cada miembro de la banda (magnífica la secuencia de la charla motivadora en un bus y cuando el líder de NWA rima por primera vez)
Porque por encima de todo, Straight Outta Compton es una oda a la amistad.
Gary Gray, director del film, es casi de la pandilla y conoce de primera mano el ambiente que sabe retratar.
Sin embargo, son los destellos costumbristas de cotidianidad y estas emociones entre la banda y el manager -que les ha demandado por la imagen de estafador que muestran del promotor; en la peli, el siempre correcto Paul Giamatti-, cuando la cinta va perdiendo fuelle hacia lo convencional y pierde pulso.
Cuando dejan el barrio… Y crean un sello discográfico, Ruthless Records.
Y empiezan a triunfar y a forrarse (algunos)…
Es verdad que son más de dos horas (muy llevaderas aún si no te gusta el rap) y que quizá los productores (ex miembros de NWA) algo habrán suavizado del recuerdo original; porque en el colectivo, algunos todavía nos acordamos de las grabaciones en VHS del joven negro (Rodney King) molido a palos por la policía y de las no muy lejanas en los actuales telediarios, filmadas con smart phones, pero con la misma brutalidad e incomprensible violencia. Ferguson es el nuevo Compton, en 2015.
Mientras, la ficción televisiva de The Wire es espejo de esos suburbios en la Costa Este. Y en House of Cards, el tema se plantea magníficamente en una escena de la segunda temporada cuando un negro es parado por la agentes de trafico y es detenido, aún siendo el chófer -y mano derecha- del presidente de los Estados Unidos.
Fuck tha Police es el tema de NWA que les hizo famosos worldwide; por la prohibición del gobierno americano por parte del FBI de tocarlo en directo.
Treinta años después, quedan las canciones y este trepidante guiño de documental musical -que no insiste en las drogas ni en el sida, que a la par están y no se deben olvidar- con momentazos de actuaciones en vivo y provocadores deseos de sueño americano.
Y sí, hay que verla en VOS. ¡No perderse el slang de barrio ni las lyrics de las canciones!
Les recomiendo el video original F*** tha Police.