WOLFS: La ‘buddy movie’ de George Clooney y Brad Pitt
El pasado 1 de septiembre George Clooney y Brad Pitt presentaron Wolfs en el festival de cine de Venecia. Dos estrellas tan descomunales siendo el foco mediático del mundo en uno de los eventos cinematográficos más importantes del año. Después del de Cannes está Venecia en el ranking de los festivales a tener en cuenta por la comunidad cinéfila. Cannes es un escaparate de lo que en el mes de marzo del año siguiente será candidato al Oscar a la mejor película internacional -por eso es tan importante tener presencia allí para hacerse con la estatuilla- y Venecia lo es para la cita con el Oscar en el resto de categorías, película, director y actores sobre todo. Allí ganó el pasado año Pobres criaturas, que se habría hecho con más de cuatro Oscar de no haber sido un ejercicio tan feminista. Vanguardista ya sabemos que su director, Yorgos Lanthimos, es, esa no fue la razón de su derrota en las dos principales categorías.
En lo que al presente año atañe, George Clooney y Brad Pitt llevaron a la alfombra roja su presencia para promocionar una película que no se iba a estrenar en salas de cine, únicamente en la plataforma Apple tv, que es la que la ha producido. Pero qué festival prescinde de la presencia de dos estrellas que iban a copar los titulares de ese día… mejor publicidad imposible. Para la película y para el certamen.
Wolfs, la cinta que llevaban bajo el brazo, es un divertimento en forma de película de misterio en la que dos ‘lobos’, que es el título en inglés, solitarios, coinciden en un hotel para realizar el mismo trabajo: ordenar el caos. Ellos se dedican a eso, a limpiar la escena del crimen y a no dejar huellas. En este punto hay una aclaración que hacer: el plural de wolf en inglés no es wolfs, es wolves, pero la película utiliza esa ese para su propio plural porque en realidad hace referencia no a los lobos animales sino al Señor Lobo, Mr. Wolf, de Reservoir Dogs, el personaje interpretado por Harvey Keitel que se dedicaba a lo mismo que estos wolfs, bautizados de este modo en su nombre.
Y es que en el film que ahora nos ocupa, una mujer (Amy Ryan) llama a su ‘lobo’ (George Clooney) para que se deshaga de un joven que acaba de morir en su habitación (Austin Abrams) y en plena faena aparece también un segundo ‘lobo’ (Brad Pitt) con las mismas indicaciones. Ambos van a tener que entenderse para poder acabar el trabajo, que no es otro que saber qué ha pasado allí y por qué precisamente ellos dos han sido llamados para hacer lo mismo en el mismo sitio.
Intriga, humor, cine negro, acción… Wolfs tiene un poco de todo y Jon Watts, responsable de la trilogía Spiderman –Homecoming, Lejos de casa y No way home– lo une todo en un producto que en los años 90 habría sido un exitazo que habría reinado en la taquilla durante semanas. Hoy, en pleno 2024, es una película de corte muy bajo que apenas interesaría al publico. Tanto es así que ni siquiera se estrena en cines.
De hecho, el día que se presentó en Venecia tampoco se habló de la película. Ni de ellos. Wolfs fue eclipsada por completo por otra que se proyectó en Sección Oficial -no como ésta que ya puede verse, que se proyectó fuera de concurso-, y que protagoniza Adrien Brody, una película titulada The Brutalist que fue aclamada como una obra magna dentro de la historia del cine. Sin más. Tan apabullante fue su paso por Venecia que ni a Clooney ni a Pitt se les volvió a citar. Y es que cuando acudes a un festival de mucha categoría, porque el cine que se ve allí tiene mucha categoría, éste arrasa con el glamour imponiéndose al puro entretenimiento vacío.
Porque eso es lo que nos encontramos en Wolfs, una película en la que el argumento lo es todo, no hay nada más. Un par de giros que le sientan muy bien, cierto, pero toda película debe tenerlos para considerarse tal, así que no es mucho mérito. En realidad, esos dos giros son su mayor virtud, porque de resto tiene un desarrollo endeble, diálogos sonrojantes y alguna que otra escena esperpéntica. Su ritmo funciona, no aburre, pero el humor es demasiado simple. Y la química entre los dos protagonistas, estrellas, amigos y eternos juguetones dentro, y sobre todo fuera, de la pantalla ayuda a que la película se vea mejor, no a que sea mejor. Es una gran diferencia.
George Clooney y Brad Pitt ya tienen una edad, y se les nota. Se alaba su físico y su belleza porque la tuvieron y porque caen bien. Y porque a una estrella de Hollywood, por la cultura pop en la que vivimos, se la mira siempre con buenos ojos. Pero ya no tienen el aspecto de cuando en los 2000 rodaron la saga de Danny Ocean. Los Ocean´s marcaron un hito de estilo en el cine negro que en nuestro imaginario colectivo seguimos estirando. Porque nos agarramos a lo que fueron y a lo que fuimos cuando lo fueron. Pero ya no están como entonces.
Por eso vemos Wolfs y recordamos lo que nos gustaban, y nos gusta ese recuerdo reflejado en su imagen actual. Pero aquellos George y Brad ya no están ahí aunque gasten los mismos chistes de entonces, la misma camaradería que hace de la comedia en la que la utilizan un ejemplo de comedia del pasado que ya no funciona en el presente.
Conscientes de su potencial como estrellas y de lo que aún pueden transmitir como tales, unen sus presencias para hacer, además, algo más arriesgado todavía: intentar emular a los Paul Newman y Robert Redford del cine clásico de los 70. Wolfs es una buddy movie en la que se trae a 2024 aquel estrellato hollywoodiense, sólo que en lugar de tratarse de un western ruedan una comedia de cine negro. Es decir, hacen algo más contemporáneo. Habrá a quien le funcione pero homenajear de esa forma a dos leyendas de ese calibre, con un carisma tan desbordante y un talento tan inmenso hay que hacerlo con un guión más sólido y un resultado más contundente. No puedes, no es recomendable, tras una hora de cine vacío y cuarenta minutos restantes de lo más dudosos, referenciar de ese modo a dos estrellas que, justamente en este ejercicio que presentas en un gran festival, te superan con creces.
Es una lástima que Wolfs sea tan decepcionante. Que no haya logrado conseguir ser el gran título que pretende. Y que podría haber sido. Por el contrario, es una película a la que le falta cine. Tal vez por eso no llega a las salas y se estrena directamente en una plataforma.
Silvia García Jerez